Reportaje
Derechos humanos y “cero discriminación”: claves para la futura respuesta al sida en el Caribe
01 de abril de 2011
01 abril 201101 abril 2011Representantes de Gobiernos, miembros de la sociedad civil, personas que viven con el VIH, organismos de las Naciones Unidas y asociados para el desarrollo de todo el Caribe se reunieron en Puerto España (Trinidad y Tobago) con el fin de supervisar los progresos realizados en cuanto al acceso universal a los servicios de prevención, tratamiento, atención y apoyo relacionados con el VIH. El encuentro duró dos días, del 23 al 24 de marzo, y fue convocado por ONUSIDA, en colaboración con los socios que también participarán en la reunión de alto nivel sobre el sida de las Naciones Unidas que tendrá lugar en junio de 2011.
“Se trata de una oportunidad única para todos aquellos que han consagrado su vida a la respuesta al sida. Es el momento ideal para hacer una pausa, reflexionar y evaluar el camino recorrido hasta ahora”, declaró Jan Beagle, directora ejecutiva adjunta de Dirección y Relaciones Exteriores de ONUSIDA.
Los líderes políticos se mostraron sinceros con respecto a los retos que se presentan, e incidieron en la necesidad de involucrar a los más jóvenes. Con la vista siempre puesta en el presente y el futuro, recordaron que se debe cambiar la actuación, pues la respuesta al sida ha de adaptarse a la nueva era y alcanzar sus objetivos: cero infecciones, cero discriminaciones y cero muertes relacionadas con el sida.
“El miedo, el rechazo, el desconocimiento, el estigma y la discriminación están aún muy presentes en la región. Esto supone un obstáculo al uso del preservativo, e incluso al acceso al tratamiento del VIH y a la atención médica”, comentó Rodger Samuel, ministro en la Oficina de la Presidencia de Trinidad y Tobago. “Los antiguos enfoques no resultan eficaces a la hora de llegar a las nuevas generaciones. Si no conseguimos involucrar a la juventud, «llegar a cero» será una misión casi imposible”.
Según los cálculos, alrededor de 260 000 personas viven con el VIH en el Caribe. Casi la mitad de la gente que necesita tratamiento antirretrovírico ya lo está recibiendo. En conjunto, en la región se observa una mayor incidencia del virus entre las mujeres. No obstante, la situación varía considerablemente de un país a otro. A modo de ejemplo, en Las Bahamas, el 60% de las personas que viven con el VIH son mujeres. Por el contrario, en Cuba y Suriname, el 69% son hombres. El sida sigue siendo la principal causa de muerte en los grupos de población de entre 20 y 59 años.
Los participantes reconocieron que, hasta la fecha, se ha producido un progreso considerable en la región. En concreto, entre 2001 y 2008 el índice de mortalidad relacionada con el sida disminuyó un 43%, y el porcentaje de nuevas infecciones por el VIH entre niños experimentó una bajada del 18%. Asimismo, los programas para prevenir la transmisión maternoinfantil del VIH se han ampliado sobremanera y, de hecho, en cuatro países ya se ha alcanzado un 95% de cobertura.
Aún así, el estigma, la discriminación, la homofobia y un marco legal punitivo siguen minando los esfuerzos para conseguir que el Caribe tenga acceso universal a los servicios de prevención, tratamiento, atención y apoyo en materia de VIH. Se sabe de 11 países en la región que penalizan a las personas que tienen relaciones sexuales con personas de su mismo sexo, y 13 que criminalizan el comercio sexual. Cinco países, territorios y áreas siguen restringiendo la entrada, la permanencia o la residencia a personas que viven con el VIH.
“La respuesta al virus dirige el foco de atención hacia la desigualdad y las violaciones de derechos humanos, y nos obliga a actuar", observó la Sra. Beagle. “Tenemos que eliminar las leyes punitivas que impiden el acceso a los servicios esenciales relacionados con el VIH. La ley debería ponerse al servicio de la respuesta al VIH, y no en su contra”.
Tenemos que eliminar las leyes punitivas que impiden el acceso a los servicios esenciales relacionados con el VIH. La ley debería ponerse al servicio de la respuesta al VIH, y no en su contra.
Sra. Beagle, directora ejecutiva adjunta de Dirección y Relaciones Exteriores de ONUSIDA
Los participantes también comentaron la necesidad de aumentar las inversiones destinadas a programas de reducción del estigma y la discriminación, y cuyo objetivo es garantizar los derechos de las personas que viven con el virus. Ainsley Reid, coordinador en Jamaica de Mayor Participación de las Personas que Viven con el VIH, hizo hincapié en esto manifestando que “las personas que viven con el VIH requieren mucho más que medicamentos”.
Y prosiguió confesando lo siguiente: “Conozco casos de gente que ha muerto con las medicinas en las manos. Lo que en realidad les falta es protección social, incluyendo alimentos, empleo, vivienda, etc. Solo con ella abandonarán su papel de víctimas, y podrán involucrarse realmente”.
La sociedad civil informó de las conclusiones extraídas de una reunión de un día celebrada antes de la consulta sobre acceso universal. Los representantes abogaron por eliminar las leyes punitivas que impiden una respuesta eficaz al VIH y suponen una violación de los derechos humanos. De igual manera, se subrayó que es preciso ampliar la acción de las comunidades y las medidas políticas orientadas a acabar con los tabúes relacionados con la sexualidad. La sociedad civil también puso énfasis en la necesidad de formar al personal sanitario en cuestiones de ética y confidencialidad. Se hizo un llamamiento para promover negociaciones regionales con vistas a reducir los precios de los medicamentos.
Durante los dos días se trataron algunos temas críticos, como los referentes a los cambios en el marco de desarrollo, donde se mencionaron signos de recortes en el volumen de financiación. Durante la década pasada, la región del Caribe recibió una financiación exterior de más de 1300 millones de dólares estadounidenses para invertir en cuestiones relacionadas con el VIH. Algunos países ya financian sus programas de VIH a partir de fuentes nacionales. A diferencia de estos, otros se verán sometidos a una fuerte presión por reducir los costes de ejecución de los programas y por garantizar nuevas fuentes de financiación, a medida que las actuales van disminuyendo.
"Urge, y es fundamental, ver claramente a qué nuevos logros hemos de aspirar en la región. Debemos ser francos y reconocer aquellos aspectos en que se siguen sin verse resultados", apuntó durante la ceremonia de apertura Ernest Massiah, director del Equipo de Apoyo Regional de ONUSIDA para el Caribe.
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