90-90-90: avanzamos, pero el mundo sigue lejos de conseguir los objetivos para 2020

21 de septiembre de 2020

En el año 2016, mediante la Declaración política de la Asamblea General de las Naciones Unidas para poner fin al sida, los países se comprometieron a alcanzar los objetivos 90-90-90. Su propósito era, para finales de 2020, haber acercado las pruebas del VIH y el tratamiento a la gran mayoría de personas que viven con el virus y, además, reducir la cantidad de VIH presente en sus cuerpos hasta niveles indetectables, de manera que las personas pudieran estar sanas y se pudiera evitar la propagación del virus.

En todo el mundo, se han alcanzado éxitos destacables con relación a las pruebas y la cascada de tratamiento del VIH. A finales de 2019, el 81 % de las personas que vivían con el VIH conocía su estado serológico, y más de dos tercios (67 %) estaba siguiendo una terapia antirretrovírica, lo que equivalía a, aproximadamente, 25,4 millones de los 38 millones de personas que vivían con el VIH, una cifra que se ha más que triplicado desde 2010.

Los logros referentes a la efectividad del tratamiento, así como los incrementos en el número de personas que conocen su estado serológico y la cantidad de ellas en tratamiento, quedan reflejados en el hecho de que los niveles de supresión de la carga vírica entre las personas que viven con el VIH subieron un 18 % entre 2015 y 2019. Casi un 59 % de las personas que vivían con el VIH en todo el mundo logró suprimir su carga vírica en 2019. Sin embargo, para conseguir los objetivos 90-90-90, es necesario que un mínimo de un 73 % de personas que viven con el VIH logre suprimir su carga vírica, por lo que parece imposible que este objetivo mundial se haga realidad para finales de 2020.

La pandemia de la COVID-19 podría también haber tenido un impacto sobre la carga vírica. Un modelaje temprano ya mostró que una interrupción considerable en los tratamientos para el VIH llevaría a más muertes relacionadas con el sida en el África subsahariana. Algunos países han declarado haber experimentado reducciones de hasta un 20 % en el suministro de medicamentos en algunas áreas, y han sido muchas las denuncias por parte de personas que viven con el VIH por no disponer de antirretrovíricos para un confinamiento de más de 60 días. Asimismo, se sabe de numerosos casos en los que las personas tuvieron que abandonar su tratamiento para el VIH debido a la falta de alimentos. Sin embargo, en los datos mensuales de enero a junio de 2020 proporcionados a ONUSIDA por parte de los países, no se observa un declive sustancial en el número de personas en tratamiento durante los últimos seis meses.

¿Cómo contraen el VIH los bebés en África?

11 de febrero de 2020

En África, una mujer embarazada que vive con el VIH puede determinar en gran medida que su bebé nazca o no con VIH, así como la manera en la que éste puede contraerlo. 

Son muchas las razones por las que puede darse la transmisión vertical (maternoinfantil), entre las que se encuentran las siguientes: las mujeres que no reciben servicios preventivos y prenatales de transmisión vertical del VIH durante el embarazo o la lactancia; las mujeres que comienzan la terapia antirretrovírica, pero dejan de recibirla durante el embarazo o la lactancia; y las mujeres que contraen el VIH durante el embarazo o la lactancia. Sin embargo, no todos los países se enfrentan a los mismos retos. Para progresar rápido en la eliminación de la transmisión vertical es fundamental saber qué medios de transmisión protagonizan la mayoría de los nuevos casos de infección de VIH entre los niños de un país o región en concreto.

Aunque las causas de la transmisión vertical del VIH varían según la región, una cosa es segura: son demasiados los bebés que siguen contrayendo el VIH.

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Los grupos de población clave, víctimas de la violencia

27 de enero de 2020

Se ha avanzado mucho contra el estigma y la discriminación relacionados con el sida, pero las actitudes discriminatorias continúan siendo demasiado frecuentes en muchos países. La discriminación se puede manifestar en leyes penales que permiten la discriminación, el cumplimiento de la ley mediante la fuerza, los abusos y la violencia, y que empujan a los grupos de población clave a los márgenes de la sociedad, desde donde se les niega el acceso tanto a los servicios sociales como a los servicios básicos de salud, incluidos los servicios para el VIH.

Según los estudios y las encuestas realizadas en las diferentes regiones, elevados porcentajes de grupos de población clave son víctimas de violencia física y sexual: de entre los 36 países de los que se dispone de datos recientes, más de la mitad de los trabajadores sexuales en ocho países denunciaron haber sufrido violencia física y, en dos países, al menos la mitad dijo haber sido objeto de violencia sexual.

En cuatro de los diecisiete países cuyos últimos datos se conocen, más de uno de cada cinco hombres gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres denunciaron haber sido víctimas de violencia sexual.

Las personas jóvenes y los hombres tienen menos posibilidades de conocer su estado serológico

17 de diciembre de 2019

Es fundamental que las personas que viven con el VIH sepan cuál es su estado serológico. Si las personas saben que son seropositivas, pueden acceder al tratamiento para mantenerse sanas. Y, una vez que el tratamiento reduce su carga viral hasta un nivel indetectable, ya dejan de poder transmitir el virus a sus compañeros sexuales. Sin embargo, suele haber grandes disparidades en cuanto al conocimiento del estado serológico, tanto en función del punto geográfico como del grupo de población del que estemos hablando.

En África oriental y meridional, por ejemplo, las personas jóvenes y los hombres que viven con el VIH tienen muchas menos posibilidades de averiguar su estado serológico: mientras que el 90 % de las mujeres de 25 años o más que viven con el VIH conocían su estado serológico en 2018 (gracias, en gran parte, al éxito de los esfuerzos por prevenir la transmisión maternoinfantil del VIH), en el caso de los hombres el porcentaje solo era del 80 %. Entre las mujeres jóvenes de 15 a 24 años un 66 % conocía su estado serológico, pero entre el grupo de los hombres jóvenes, sin embargo, tan solo un 50 % era sabedor de su estado serológico. En África occidental y central, las brechas son aún mayores.

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Es necesario eliminar las barreras a la profilaxis previa a la exposición

09 de diciembre de 2019

La profilaxis preexposición oral demuestra haber ejercido un impacto importante a la hora de reducir las nuevas infecciones por el VIH cuando se suministra como una posible herramienta adicional para la prevención del VIH entre los gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, las personas transgénero y los trabajadores sexuales.

La profilaxis preexposición se está ahora haciendo extensible a la región del África subsahariana, donde se está poniendo a disposición de las parejas serodiscordantes, las chicas adolescentes y las mujeres jóvenes que corren un mayor riesgo de infección por el VIH. La adherencia a esta medicación es elevada cuando se abordan el estigma a nivel de la comunidad y los conceptos erróneos, cuando las mujeres y las chicas reciben mensajes precisos y relevantes sobre la profilaxis previa a la exposición, y cuando la profilaxis previa a la exposición se enmarca como un método de prevención empoderador y como una opción de vida positiva.

Sin embargo, la mayor expansión mundial de la profilaxis previa a la exposición requiere que los países se ocupen de las cuestiones regulatorias y de otras barreras que impiden utilizar la profilaxis previa a la exposición a las personas que realmente quieren.

El número de personas en tratamiento por el VIH sigue creciendo

02 de diciembre de 2019

Para quienes viven con el VIH, seguir el tratamiento tiene dos ventajas: por un lado, permanecen sanos y, por otro, si su carga viral se suprime a niveles indetectables, no pueden transmitir el virus a sus parejas sexuales.

El número de personas que viven con el VIH y que están en tratamiento continúa creciendo. Así, a mediados de 2019 se calcula que 24,5 millones de personas estaban recibiendo antirretrovíricos, una cifra que es más del doble de la registrada en 2012. Sin embargo, este mayor alcance de la medicación sigue sin ser suficiente para hacer realidad para finales de 2020 el objetivo de contar con 30 millones de personas que viven con el VIH en tratamiento. Con 37,9 millones de personas seropositivas a finales de 2018, la necesidad insatisfecha respecto al tratamiento sigue siendo preocupantemente grande.

Los trabajadores sexuales no suelen acceder a los servicios para la prevención del VIH

18 de noviembre de 2019

A pesar de disponer de una amplísima selección de herramientas y métodos para la prevención del VIH (y del enorme aumento en cuanto a la terapia antirretrovírica del que hemos sido testigos en los últimos años), lo cierto es que no hemos avanzado lo suficiente en lo referente a las nuevas infecciones por el VIH en el mundo, las cuales únicamente se han reducido un 16 % desde 2010.

La Declaración política de la Asamblea General de las Naciones Unidas para poner fin al sida que se firmó en 2016 insta a los países a garantizar que para 2020 los servicios de prevención integrales lleguen al 90 % de las personas que corren el riesgo de infectarse por el VIH. Sin embargo, los trabajadores sexuales y otros grupos de población clave a menudo no acceden a los servicios de prevención que necesitan. De acuerdo con los datos que los países comunican a ONUSIDA, a lo largo de estos últimos tres años se observa una cobertura muy variada de servicios de prevención combinada del VIH.

Puesto que las mujeres trabajadoras sexuales tienen un riesgo relativo de contraer el VIH 21 veces mayor que el resto de la población, el acceso a las opciones de prevención del VIH es, sin duda alguna, fundamental.

La discriminación relacionada con el VIH sigue siendo muy elevada

12 de noviembre de 2019

Al comienzo de la epidemia del VIH, el estigma y la discriminación omnipresentes contra las personas con más riesgo de infectarse por el virus y contra quienes ya vivían con él estuvieron a punto de paralizar la respuesta al sida. La discriminación relacionada con el VIH hace que la gente deje de acceder a los servicios que necesita para estar sana, y ello afecta tanto a los ingresos y al sustento como a muchos otros aspectos de la vida de las personas.

Las actitudes discriminatorias contra las personas que viven con el VIH siguen estando demasiado presentes en muchos países. Según los datos obtenidos tras una encuesta realizada recientemente en 26 países diferentes, el porcentaje de personas de entre 15 y 49 años con actitudes discriminatorias hacia las personas que viven con el VIH va del 16,9 % en Sudáfrica al 80 % en Guinea.

Muchos presos carecen de servicios básicos para el VIH

28 de octubre de 2019

Los factores ambientales, sociales, culturales, biológicos y de derechos humanos en las cárceles aumentan considerablemente el riesgo de contraer tuberculosis y VIH.

Los comportamiento de riesgo, como compartir agujas y jeringas usadas, sexo sin protección, violencia sexual y falta de acceso a servicios integrales de prevención y reducción de daño, exponen a los reclusos a un mayor riesgo de contraer el VIH y otras infecciones. A nivel mundial, la prevalencia del VIH entre las personas en prisión es mucho más alta que entre la población general, ya que la probabilidad de vivir con el VIH es cinco veces mayor en personas encarceladas que en el resto de adultos. Los grupos de población clave, como las personas que se inyectan drogas, los trabajadores sexuales y, en algunos países, las personas transgénero, los hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, tienden a estar sobrerrepresentados entre las poblaciones encarceladas.

A pesar de la relativa facilidad para llegar a las personas dentro de las cárceles, en muchos países no se brindan servicios para el VIH a los reclusos.  En los informes nacionales presentados a ONUSIDA durante los tres últimos años se observa que muy pocos países aportaron datos sobre el suministro de preservativos (32 países), la terapia de sustitución de opioides (24 países) y el equipo de inyección estéril (tres países) en las cárceles, pero 74 países presentaron datos sobre la cobertura de la terapia antirretrovírica y 83 países notificaron que realizaron pruebas del VIH en sus prisiones.

Se realizaron 4,1 millones de circuncisiones médicas masculinas voluntarias en 2018

21 de octubre de 2019

La circuncisión masculina médica voluntaria (CMMV) es la intervención en la que un profesional de la salud capacitado quita todo o parte del prepucio del pene. Esta reduce la vulnerabilidad masculina heterosexual a la infección por VIH en aproximadamente un 60% y sus efectos duran toda la vida. La CMMV también se considera un punto de partida para proporcionar paquetes de salud más amplios a hombres y niños para mejorar su salud. Además, indirectamente beneficia a mujeres y niñas.

La CMMV puede tener un gran impacto en las epidemias del VIH en lugares con prevalencia alta. Sus servicios incorporan un paquete de intervenciones de prevención con una educación sexual más segura, educación y provisión de preservativos, pruebas del VIH y el tratamiento de infecciones de transmisión sexual.

Desde principios de 2016 se realizaron alrededor de 11 millones de CMMV en 15 países prioritarios de África oriental y meridional. Solo en 2018, se realizaron alrededor de 4,1 millones de circuncisiones voluntarias a hombres de todas las edades, un ligero aumento con respecto a los 4 millones realizados en 2017.

Se ha avanzado hacia el objetivo de 25 millones de circuncisiones adicionales para la prevención del VIH entre 2016 y 2020. Sin embargo, a finales de 2018, cuando deberían haberse realizado 15 millones de circuncisiones, solo se habían llevado a cabo 4 millones.

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