«Por fin soy dueño de mi vida», expresa Erick González, un venezolano que lleva casi un año afincado en Ecuador. Durante mucho tiempo, estuvo buscando incansable un lugar en el que sentirse parte de la sociedad. Y ya lo ha encontrado en Diálogo Diverso.
Con sede en Quito, esta organización de la sociedad civil creada en 2018 trabaja en la protección y la promoción de los derechos humanos, haciendo hincapié en las cuestiones de género y en el colectivo de personas lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexuales (LGBTI). Gracias a la iniciativa Hablemos Positivo, respaldada por ONUSIDA, Diálogo Diverso aumentó su capacidad para responder a las necesidades de los migrantes LGBTI durante el primer año de la pandemia de la COVID-19.
«Existen muy pocas entidades que trabajen en la prevención del VIH, así como en lo relacionado con otros problemas de salud a los que estamos expuestos como parte de la comunidad LGBTI y migrante», afirma el Sr. González.
Diálogo Diverso es una de las 61 organizaciones que recibieron ayudas del equipo de apoyo regional de ONUSIDA para América Latina y el Caribe como parte de la iniciativa Soy Clave: de las Comunidades para las Comunidades, una plataforma que tiene como objetivo promover soluciones sociales lideradas por la comunidad para responder al VIH durante la pandemia de la COVID-19.
«Hemos recibido solicitudes de diferentes personas LGBTI: venezolanos, cubanos y colombianos, entre otros. Y hemos podido constatar que todos se enfrentan a un proceso migratorio muy similar», explica Danilo Manzano, director y cofundador de Diálogo Diverso, que cuenta con un equipo de más de 40 personas que trabajan en las ciudades de Quito, Guayaquil, Manta y Cuenca. «Pero, aparte de las necesidades colectivas como migrantes y grupos de población clave, era importante tener en cuenta la interrelación con los derechos humanos y el impacto de los desafíos individuales a los que se enfrentan en un nuevo país».
«El VIH es una de las razones por las que las personas LGBTI abandonan la República Bolivariana de Venezuela. Allí tienen grandes dificultades para acceder a los antirretrovirales de forma constante, sufren la invisibilidad de sus derechos y, en muchas ocasiones, son víctimas de crueles crímenes de odio», detalla Andrés Alarcón, activista con Diálogo Diverso. «Este proyecto nació fruto de nuestro gran bagaje al servicio de miles de migrantes LGBTI. Y durante la pandemia, percibimos una tendencia particular entre las personas que viven con el VIH: falta de información y acceso a diferentes servicios sanitarios».
Gracias a una subvención de ONUSIDA, a través del proyecto se hizo entrega de cientos de kits para la salud sexual y reproductiva, se organizó varias charlas sobre la promoción de la salud, la prevención del VIH, las infecciones de transmisión sexual y la COVID-19, y se difundió una campaña en redes sociales dirigida a aumentar la concienciación y promover los derechos humanos de las personas LGBTI migrantes.
«Este es un gran ejemplo de cómo las organizaciones internacionales, los donantes y los Gobiernos pueden invertir en las comunidades para que estas sean capaces de aportar soluciones sociales a sus propias comunidades, al tiempo que abordan otras cuestiones clave interrelacionadas como los derechos y la migración de las personas LGBTI», destaca Guillermo Márquez Villamediana, asesor principal de apoyo a la comunidad del equipo regional de ONUSIDA para América Latina y el Caribe. «Su gran saber y capacidad de divulgación han sido cruciales para mantener viva la respuesta al VIH para los más vulnerables durante la pandemia de la COVID-19».
Uno de los aspectos más destacados del proyecto fue la creación de una alianza entre dos organizaciones de la comunidad que trabajan con migrantes y refugiados en Ecuador, Alianza Igualitaria y Construyendo Igualdad. De este modo ampliaron su alcance y consiguieron llegar a otros grupos de población, como el de los trabajadores sexuales y los jóvenes.
La exclusión basada en la orientación sexual y la identidad de género constituye una violación de los derechos humanos de los migrantes y refugiados LGBTI en la República Bolivariana de Venezuela. Según un estudio llevado a cabo por Diálogo Diverso y la Organización Internacional para la Migración en 2020, el 43 % de los migrantes LGBTI del país había sufrido exclusión, discriminación o violencia. El mismo estudio recalcó que a los migrantes y refugiados LGBTI les resulta difícil acceder al sistema sanitario debido a la falta de información y concienciación sobre el mismo.
«Con este proyecto conocí las opciones que existen para evitar la infección y la transmisión del VIH», confiesa Reinaldo Mendoza, un migrante venezolano que recibió el apoyo de Hablemos Positivo.
Reina Manteña, presidenta de la Asociación de Mujeres de Cantón Milagro, en Ecuador, afirmó que la asociación con Diálogo Diverso para proporcionar asesoramiento técnico a las mujeres LGBTI ha sido una experiencia muy gratificante. «Muchas compañeras se beneficiaron de los kits y los diálogos. No olvidemos que, como consecuencia de la pandemia, los centros sanitarios dejaron de atender y suministrar preservativos, que son vitales para los trabajadores sexuales», subraya. «Además, hemos prestado apoyo técnico a los trabajadores sexuales venezolanos para que puedan regularizar su situación en el país».
Para el Sr. Manzano y su equipo en Diálogo Diverso, resulta muy gratificante ver estos resultados. «Nunca ha sido cuestión de cantidad. Perseguimos la calidad de la asistencia que podemos ofrecer y el impacto real que esta tenga en sus vidas».