Faith based organizations FBO

Las comunidades confesionales debaten la forma de seguir avanzando en la respuesta al VIH

06 de octubre de 2020

Más de mil creyentes que trabajan en el ámbito del VIH se han reunido recientemente en una convención interconfesional online en materia de VIH a la que acordaron poner por nombre Resiliencia y Renovación: la Fe en la Respuesta al VIH.

«Hoy más que nunca, es importantísimo que las comunidades y los líderes confesionales alcen la voz con fuerza para lograr que se escuche a las personas. Es decir, en esta era de la COVID-19, debemos darnos cuenta de que la llamada a la acción para actuar contra la COVID-19 y la llamada a la acción para actuar contra el VIH han de ser complementarias y sinérgicas, nunca pueden oponerse la una a la otra. Confiamos plenamente en los socios confesionales, para que ellos sean las voces fuertes y verdaderas que apoyen a todas las personas que están viviendo con el VIH», señaló Shannon Hader, Directora Ejecutiva Adjunta de ONUSIDA.

Durante la reunión de tres días, los participantes vieron de qué manera mediante la acción conjunta se pueden abordar algunos de los desafíos y de las nuevas cuestiones que van surgiendo referentes a la consecución de los objetivos del VIH para 2020 y 2030. Se invitó a todos los creyentes a firmar la declaración online para el compromiso con la respuesta al VIH: Nuestra Promesa para la Acción - Resiliencia y Renovación: La fe en la respuesta al VIH

Durante el encuentro también tuvo lugar el lanzamiento de la campaña 13 millones, dirigida a implicar a los líderes confesionales, las personas y las comunidades, para promover el acceso a los servicios sanitarios entre los 13 millones de niños, mujeres y hombres que viven con el VIH y que aún no están siguiendo una terapia antirretrovírica.

Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA, recordó a los participantes que estas casi cuatro décadas de respuesta al VIH nos han enseñado que la solidaridad mundial es fundamental para vencer a la pandemia de la COVID-19. Al igual que sucede con el VIH, esta nueva pandemia no es solo una enfermedad. Desgraciadamente, tiene también implicaciones sociales, económicas, éticas y políticas respecto a la sociedad y, por consiguiente, solo un enfoque multisectorial, en el que se incluya la colaboración de las comunidades confesionales, ayudará al mundo a salir adelante y superar el virus. 

Jessie Milan Jr., Director Ejecutivo de AIDS United, puso de manifiesto la cada vez mayor vulnerabilidad que presentan las comunidades marginadas a ambas epidemias. Las injusticias raciales han agravado aún más el sufrimiento. «Cuando nuestra fe en los sistemas y en la sociedad se ve sacudida, nuestra comunidad confesional se antoja incluso aún más necesaria», señala.

Thabo Makgoba, arzobispo de Sudáfrica, insiste en que las instituciones religiosas están ayudando a personas vulnerables, sobre todo dentro del propio país; están ocupándose de un grandísimo porcentaje de los servicios que se prestan y, además, están cooperando de forma muy activa con las agencias gubernamentales. Por ello, se atrevió a proponer que el 5 % de la financiación mundial para el VIH se canalizara a través de iniciativas confesionales.

Katy Godfrey, del Plan de emergencia del Presidente de los Estados Unidos para paliar los efectos del SIDA (PERFAR, por sus siglas en inglés) compartió sus experiencias con relación a la provisión de servicios para el VIH a 15,7 millones de personas, en estrecha colaboración con los Gobiernos y las comunidades confesionales. Reiteró que los servicios únicamente pueden ser eficaces cuando se apoyan en un proceso de aprendizaje que escucha las necesidades de la sociedad y trabaja codo con codo con ella, que responde y presta los cuidados adecuados centrados en los usuarios y que no niega la atención a los cuidadores.

Se compartieron las buenas prácticas llevadas a cabo por los grupos confesionales para garantizar el suministro de los servicios para el VIH durante la COVID-19. El encuentro supuso también una gran oportunidad de aprendizaje para los grupos confesionales, ya que pudieron conocer de primera mano las últimas novedades relacionadas con la ciencia, la investigación y la información de la que se dispone y que se presentó en la Conferencia internacional sobre el sida del año 2020. Las distintas experiencias narradas por personas muy comprometidas con la respuesta al VIH permitieron abrir debates y aprender los unos de los otros. Las canciones, las oraciones y las peticiones realizadas por los más pequeños desafiaron la escasa participación en la respuesta al VIH que actualmente se observa por parte de niños y adolescentes.

Los representantes de los grupos de la comunidad desempeñaron un papel importantísimo en el encuentro.

También participaron en él nueve mujeres con discapacidad procedentes de la BOLD Hearts Network (la red nigeriana de corazones de mujeres bonitas y sobresalientes con discapacidad). Ndifreke Andrew-Essien, coordinadora de la BOLD Hearts Network, no se cansó de repetir que «fue maravilloso escuchar y ver cómo las personas con discapacidad que viven con el VIH estaban creando una resiliencia aún mayor e inspirando a muchas otras personas. Sacamos mucho, y todo muy bueno, del encuentro. Esperamos que también en el futuro nuestros compañeros con problemas de audición puedan participar con servicios de interpretación en lengua de signos».

«Me impresionaron particularmente las buenísimas prácticas compartidas por Kenya, especialmente las que tenían que ver con la conexión entre iguales que habían logrado la supresión vírica. El emplear la celebración como estrategia, en lugar de solo recurrir al castigo, es algo que me inspiró sobremanera», apunta Aarti Parab, una de las seis adolescentes que viven con el VIH y que pudo disfrutar del encuentro.

Un consorcio de organizaciones de diferentes tradiciones confesionales y de personas que viven con el VIH en todo el mundo prepararon esta reunión, la cual tuvo lugar del 22 al 24 de septiembre con el gran apoyo de la iniciativa conjunta de fe de ONUSIDA/PEPFAR.

Fortaleciendo el papel de las organizaciones confesionales en la respuesta al VIH

11 de agosto de 2020

Desde el principio, las organizaciones confesionales han desempeñado un importantísimo papel en la respuesta a la epidemia del VIH mediante sus fuertes vínculos con las comunidades sobre el terreno y la amplia red de clínicas e instalaciones sanitarias con las que cuentan.

Sin embargo, para aprovechar al máximo el enorme potencial de estas organizaciones, aún es necesario reforzar sus habilidades para adoptar nuevas políticas y poner en marcha medidas innovadoras, con el fin de mejorar su colaboración y coordinación con otros socios en la respuesta al VIH. Del mismo modo, es imprescindible abordar también el estigma y la discriminación relacionados con el VIH dentro de las comunidades de fe.

En la 2015 Lancet Special Edition, una edición especial de la revista médica británica dedicada a la fe y a la atención sanitaria, se subrayaron dos grandes desafíos:

  • falta de pruebas sólidas sobre la magnitud, el ámbito, el alcance, la calidad y la efectividad de los servicios sanitarios prestados por las organizaciones confesionales;
  • las brechas significativas entre determinados aspectos relacionados con la fe y las aproximaciones a la atención sanitaria basadas en los derechos humanos.

Para hacer frente a estos retos, el Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para el alivio del sida (PEPFAR, por sus siglas en inglés) y ONUSIDA lanzaron en 2016 una iniciativa de dos años pensada para fortalecer la capacidad de los líderes y las organizaciones confesionales para abogar por, y ofrecer, respuestas sostenibles al VIH.

La nueva iniciativa

Esta nueva iniciativa conjunta de PEPFAR-ONUSIDA que ha visto la luz en el mes de junio de 2020, no pretende sino potenciar el liderazgo mundial y nacional de las organizaciones confesionales en la respuesta al VIH. Partirá de los logros, los resultados y las lecciones aprendidas hasta ahora, y buscará maximizar el uso de las herramientas capacitantes y de los recursos desarrollados en programas anteriores.  

La iniciativa se plantea como un consorcio de organizaciones confesionales que llevan muchos años siendo socias y trabajando juntas para construir y combinar sus puntos fuertes, con el fin de promover políticas y prácticas basadas en pruebas, y aunar y reforzar los esfuerzos por defenderlas.

«Hoy más que nunca, es importantísimo que las comunidades y los líderes de fe alcen la voz con fuerza para lograr que se escuche a quienes no se permite hablar», insiste Shannon Hadder, directora ejecutiva adjunta del programa de ONUSIDA. «Esto significa, en esta era de la COVID-19, que hemos de reconocer que la llamada a la acción para actuar contra la COVID-19 y la llamada a la acción para actuar contra el VIH han de ser complementarias y sinérgicas, nunca pueden oponerse la una a la otra. Confiamos plenamente en los socios de fe, para que ellos sean las voces fuertes y verdaderas que apoyen a todas las personas que están viviendo con el VIH».

Socios implementadores y países centrales para la iniciativa

Todos los socios que van a llevar a la práctica esta nueva iniciativa llevan ya años poniendo en marcha con gran éxito actividades relacionadas con el VIH. Asimismo, su vínculo con ONUSIDA y PEPFAR viene ya de tiempo atrás, y desde hace mucho tiempo trabajan codo con codo con socios interconfesionales tanto a nivel mundial como nacional.

Estos socios implementadores son:

  • El Consorcio académico, liderado por la Universidad de St. Paul (Limuru, Kenia);
  • La plataforma de asociaciones cristianas para la defensa de la salud en África (African Christian Health Association Platform);
  • Caritas Internationalis;
  • La red interconfesional de líderes religiosos que conviven con el VIH o con personas que viven con el VIH (INERELA+);
  • Islamic Relief Worldwide;
  • Consejo mundial de Iglesias - Alianza ecuménica de acción mundial
  • Consejo mundial de Iglesias - Iniciativas y defensa ecuménica para el VIH y el sida

Los países en los que se llevarán a cabo actividades son Camerún, Costa de Marfil, la República Democrática del Congo, Kenia, Nigeria, la República Unida de Tanzania, Uganda y Zambia.

Las organizaciones confesionales alinearán sus actividades con los planes de acción de fe en apoyo de las estrategias para la respuesta nacional al VIH. La experiencia nos muestra que tal cooperación dará como resultado una mejor coordinación y una participación sostenible por parte del sector religioso en las respuestas nacionales al VIH.

«Nuestro deseo y buena disposición para forjar alianzas con las comunidades de fe forma parte de un enfoque sostenible para abordar tanto el VIH como la COVID-19», señala Sandra Thurman, responsable de estrategias EN PEPFAR.

Las actividades organizadas a nivel mundial van dirigidas a aumentar la colaboración, la visibilidad y la coordinación de las aportaciones de las organizaciones confesionales a la respuesta al VIH. Entre los actos programados se incluye la Conferencia interconfesional para el VIH sobre el tema de la resiliencia y la renovación (22-24 de septiembre de 2020), la puesta en marcha de los compromisos adoptados en el Plan de Acción de Roma sobre niños, adolescentes y VIH, y la participación de los socios confesionales en el desarrollo de la nueva estrategia mundial de ONUSIDA.

Conferencia interconfesional para el VIH sobre el tema de la resiliencia y la renovación (22-24 de septiembre de 2020)

Los kioscos sanitarios están logrando ampliar los servicios relacionados con el VIH en Zimbabwe

18 de diciembre de 2019

Al recorrer Zimbabwe en coche un sábado o domingo cualquiera, se descubren muchos lugares dedicados al culto religioso. En algunos casos se trata de estructuras fijas, mientras que en otros son móviles. Algunos servicios religiosos se celebran incluso bajo árboles o en espacios abiertos.

Son muchas las personas religiosas que habitan en Zimbabwe. La comunidad apostólica es una gran secta religiosa que disuadía a sus miembros de buscar ayuda médica, incluidos los servicios del VIH, y apostaba por la oración como cura. Como consecuencia de ello, muchas personas contrajeron enfermedades prevenibles que, sin embargo, las llevaron a la muerte. No obstante, desde la puesta en marcha de los llamados kioscos sanitarios, la comunidad está animando a sus miembros a acceder a la atención sanitaria.

David Adashe (nombre ficticio), un líder apostólico en Gokwe Norte, explicó que los servicios sanitarios prestados por voluntarios de la Iglesia formados por el ministerio de sanidad de Zimbabwe ayudaron a su congregación a acceder a la tan necesitada información referente a la prevención del VIH. Describió ese proceso como «un paso de la oscuridad más absoluta a una claridad total».

El Sr. Adashe comentó cómo había cambiado el punto de vista de su congregación respecto a la búsqueda de asistencia en materia de salud procedente de las instalaciones sanitarias. Ahora salen a buscar atención médica, reciben asesoramiento procedente de voluntarios preparados para ello y son derivados a centros sanitarios cuando requieren servicios adicionales. «Yo era muy ingenuo y me negaba a tomarme en serio las cuestiones relacionadas con la salud. Sin embargo, ahora, desde que apareció el programa de los kioscos sanitarios, me siento más capacitado. Ahora soy yo quien anima a mi familia a que acceda a los servicios sanitarios que le puede ofrecer la clínica», cuenta.

Desde marzo de 2018, World Vision Zimbabwe, en colaboración con el ministerio de salud y atención a la infancia, ha capacitado a los líderes confesionales como el Sr. Adashe y a los voluntarios de la Iglesia impartiendo cursos de formación y creando espacios seguros a través de los cuales acercar la información y los servicios sanitarios a sus congregaciones.

Un voluntario de un kiosco sanitario en Gwanda señalaba que «como voluntario, observé que, antes, para algunas personas resultaba difícil el viajar a la clínica de su localidad por sí mismos en busca de asistencia médica. Pero, ahora, desde el inicio del programa, resulta sencillo, ya que, con los kioscos sanitarios, tienen acceso a la información justo al salir de su casa».

Muchos de los centros de culto que participan en el programa de los kioscos sanitarios reconocen haber visto cómo, gracias a dicho programa, se ha triplicado el acceso al tratamiento del VIH y a la información sanitaria. La mitad de las personas que solicitó información referente al VIH se realizó la prueba y obtuvo sus resultados. Aquellos cuyos resultados fueron positivos iniciaron una terapia antirretrovírica y recibieron apoyo para ser atendidos por voluntarios de la Iglesia formados para ello.

Los líderes confesionales y los voluntarios de la Iglesia desempeñan un papel clave a la hora de controlar la epidemia del VIH. Atienden a sus miembros, crean espacios seguros para el intercambio de información y se ganan la confianza de las personas. El contacto periódico con las congregaciones permite a los voluntarios cubrir la brecha existente en los servicios para llegar a quienes más ayuda necesitan. Los kioscos sanitarios sirven asimismo como plataformas efectivas y sostenibles para acercar a las comunidades religiosas y no religiosas con el fin de abordar las necesidades sanitarias de sus miembros y proveer espacios seguros en los que tratar otras cuestiones relacionadas con la salud.

«Los hallazgos realizados por el programa de los kioscos sanitarios son prometedores en cuanto a la erradicación de la epidemia del VIH. Este es un ejemplo clave de respuestas lideradas por, para y dentro de las comunidades religiosas, en el que se ve cómo las comunidades proporcionan espacios seguros para sus miembros y les prestan apoyo. Estos tipos de respuestas son esenciales para acabar con las nuevas infecciones por el VIH y con las muertes relacionadas con el sida, y resultan vitales para hacer realidad el objetivo de la cobertura sanitaria universal», recalcó Laurel Sprague, responsable del departamento de movilización y apoyo a las comunidades, justicia e inclusión social de ONUSIDA.

Las comunidades de fe: una ayuda para encontrar a los hombres perdidos y perseguir la justicia para los niños

26 de septiembre de 2019

Bobby nació en 1996 en el pequeño y montañoso país de Lesoto. Su madre vivía con el VIH y, aunque él no lo sabía, también nació con el virus. Perdió a su hermano pequeño cuando tenía tan solo cuatro años y a su hermana a los seis debido a una meningitis. Todo aquello supuso un tremendo golpe para Bobby. Tuvo una vida dura, y a los doce años recibió una noticia que cambiaría su vida para siempre. Fue diagnosticado de tuberculosis y averiguó que su madre y su padre estaban viviendo con el VIH.

Sin embargo, Bobby nunca se rindió. «Algunas personas quisieron romperme, pero lo único que consiguieron fue hacerme más fuerte. Algunas quisieron explotarme, pero solo me hicieron más inteligente», confesó Bobby. «El tener que tomar medicación y el pasar de ser un niño seropositivo a un activista seropositivo no ha sido para nada fácil. Tuve que hacer frente a un enorme estigma y a una despiadada discriminación. A pesar de ello, tengo claro que uno de mis grandes sueños es vivir y ayudar. Y ese es el motivo por el que hoy estoy aquí».

El pasado 26 de septiembre Bobby compartió su viaje con un público formado por más de 150 líderes de fe y socios que trabajan por el VIH en un desayuno organizado por las comunidades de fe. Dicho encuentro tuvo lugar en el Yale Club, paralelamente a la Asamblea General de las Naciones Unidas que se celebró en Nueva York (EE. UU.).

La historia de Bobby y la de otras miles de personas como él ha inspirado a los grupos de fe de todo el mundo y los ha movido a actuar para poner fin a las nuevas infecciones por el VIH y apoyar a las personas que viven con el VIH o están afectadas por el virus. En su discurso en el acto, el ministro de salud de Zambia, Chitalu Chilufya, dio a conocer a todos cómo los líderes de fe de su país desempeñan un papel importante a la hora de mejorar el estado de salud y el bienestar de sus congregaciones, sobre todo al llegar a los hombres.

«Tenemos muchos ministros que celebran los domingos de la salud y traen a los médicos para implicar a su congregación en las cuestiones de salud». «Los hombres están tanto en los mercados como en las iglesias, y así es como llegamos a ellos. Gracias a estos esfuerzos, hemos podido ver cómo el porcentaje de hombres que no se somete a las pruebas del VIH ha pasado del 50 al 30 %».

De la importancia de llegar a los hombres se hicieron eco muchos de los ponentes, así como también lo hicieron de la urgente necesidad que existe de garantizar que los niños tengan acceso a unos servicios para el VIH y una justicia óptimos.

«En 2018 perdimos a 100 000 niños por muertes relacionadas con el sida y solo el 54 % del 1,7 millones de niños que viven con el VIH en todo el mundo tiene acceso al tratamiento. Son datos muy tristes», señaló Gunilla Carlsson, Directora Ejecutiva en funciones de ONUSIDA. «El compromiso por parte de los socios sanitarios basados en la fe es fundamental para ayudar a los Gobiernos a hacer realidad sobre el terreno sus compromisos con relación al VIH».

El desayuno organizado brindó la oportunidad de proporcionar un espacio en el que los socios pudieran juntarse y compartir sus ideas y experiencias sobre enfoques innovadores para acercar los servicios para la prevención y el tratamiento del VIH a los varones jóvenes, las chicas adolescentes y los niños que viven con el virus. También generó debates positivos sobre cómo prevenir y responder a la violencia sexual contra los niños, la cual aumenta significativamente en la infancia el riesgo de contraer el VIH.

«En nuestros debates arrojamos luz sobre lo que es posible y, una vez que tenemos la certeza de que es posible, no hay excusa para no hacerlo posible para todo el mundo, en todos los lugares y en todo momento», señaló Deborah Birx, coordinadora mundial de los Estados Unidos para el sida y representante especial para la diplomacia sanitaria mundial.

Las organizaciones de carácter religioso: aliados fundamentales en la respuesta al sida para migrantes

22 de febrero de 2019

Desde el comienzo de esta epidemia del VIH, las organizaciones de carácter religioso se han encargado de proveer servicios para el VIH en los países más afectados por el virus.  El Consejo Mundial de Iglesias, ONUSIDA y otros asociados organizaron un taller de trabajo con objeto de reforzar la colaboración en los servicios del VIH para migrantes y refugiados.

Wangari Tharao, directora las secciones de investigación y organización de programas en Women’s Health in Women’s Hands, emigró de Kenya a Canadá cuando la epidemia del VIH empezó a propagarse por todo el continente africano.  Basándose en su experiencia personal, sabe perfectamente los numerosos desafíos a los que se enfrenta un migrante, en especial cuando se trata de la atención sanitaria.  El desconocimiento del idioma, la falta de atención sanitaria continua y de calidad, el hecho de no tener un seguro médico o protección social, y la ausencia de políticas sanitarias inclusivas para los migrantes, son factores que afectan a la salud y a la seguridad de estas personas que intentan asentarse en nuevos países y comunidades.

Cuando emigró de Kenya, el estigma social y la discriminación que rodean el VIH estaban muy extendidos.  A día de hoy, Tharao afirma que el estigma social sigue estando presente.  «Al ser inmigrantes, luchamos contra el VIH en silencio. El estigma y la discriminación provocados por el VIH nos crea miedo y nos hace reacios a ir a centros de atención sanitaria»:  Es importante tener en cuenta cómo proveer servicios y superar los retos que se presentan ante las personas desplazadas», declaró.

«Necesitamos entender la vida y el viaje de un migrante desde una perspectiva global e individual para poder comprender los retos a los que se enfrenta. La situación legal, documentación o el comprobante de identidad no deben ser las razones por las que se les priva de sanidad y bienestar», dijo Tim Martineau, director ejecutivo adjunto de ONUSIDA

Aunque estas organizaciones religiosas han desempeñado una función importante en la respuesta al VIH, a veces, las creencias y prácticas religiosas se han usado como pretexto para justificar las críticas, que, al final, derivan en estigma social y la discriminación. 

«Como comunidades religiosas, podemos y debemos tomar más iniciativas para apoyar a los migrantes y refugiados: tenemos que protegerlos contra el VIH y la tuberculosis; fomentar el acceso a la atención sanitaria y la prevención, y, además, reducir el estigma social, la discriminación y la violencia», afirmó Olav Fykse Tveit, Secretario General del Consejo Mundial de Iglesias.

En el taller se mostraron muchos ejemplos de organizaciones de carácter religioso que proveen servicios para acoger, proteger, integrar y promover los derechos de los migrantes, refugiados y personas desplazadas.  Las mezquitas, iglesias y comunidades religiosas ofrecen redes de apoyo que pueden ser el punto de entrada a una nueva sociedad para un refugiado, una persona migrante o desplazada. 

«La gente confía en los grupos religiosos y esa es la base en la que nos apoyamos para ofrecer servicios comunitarios, difundir mensajes para la prevención contra el VIH y proporcionar tratamiento y servicios de atención sanitaria», alegó Michael P. Grill, director del programa de formación internacional sobre el VIH en el ejército, que forma parte del plan para la prevención del VIH del Departamento de Defensa de Estados Unidos. 

En el seminario que se celebró durante los días 20 y 21 de febrero en Ginebra, Suiza, los participantes establecieron los aspectos esenciales de una hoja de ruta para que las organizaciones de carácter religioso refuercen su participación y, a su vez, amplíen su labor en la respuesta al VIH y en los servicios que ofrecen a migrantes y refugiados.  Para llevar a cabo todo lo anterior, se tomarán como punto de partida los compromisos acordados en la Declaración Política sobre el VIH y el Sida de las Naciones Unidas de 2016 y en la Declaración Política sobre la Tuberculosis de 2018 de las Naciones Unidas. Además, se defenderán todos los compromisos del Pacto Mundial sobre Migración en relación con el derecho a la sanidad.

La campaña para la realización de la prueba del VIH reúne a los habitantes de Bangui

19 de febrero de 2019

El barrio PK5 de Bangui (República Centroafricana) es el hogar de una gran parte de la comunidad musulmana de la ciudad.  Mientras que antes se trataba de un área comercial muy concurrida y era el centro de la vida nocturna de Bangui, ahora se ha convertido en una zona de exclusión para muchos.

Como sucedió en gran parte del país, este barrio y sus residentes se vieron gravemente afectados por la violencia que azotó el país entre 2012 y 2013.  Esto desembocó en que los habitantes que no practican la religión musulmana abandonaran el barrio y que, a día de hoy, los grupos armados rivales continúen ejerciendo el control.  En todo el país, las consecuencias de la violencia han propiciado el desplazamiento de grandes masas de población y una crisis humanitaria. A finales del año 2018, se estimó que 2,9 millones de personas, más de la mitad de la población del país, necesitaban ayuda humanitaria y protección.

Sin embargo, la gente que habita el PK5 se mantiene firme. Tras percibir la necesidad de una mayor concienciación sobre el VIH en la comunidad, los dirigentes juveniles musulmanes y el Catholic University Center, con el apoyo de ONUSIDA, organizaron una campaña de sensibilización y de realización de pruebas del VIH del 23 de enero al 13 de febrero en el hospital Henri Dunant en el PK5.

Esta ha sido la primera de este tipo que ha tenido lugar en la zona desde los conflictos acontecidos entre 2012 y 2013. En las dos semanas que duró la campaña, 1500 personas se realizaron voluntariamente las pruebas del VIH y accedieron a los servicios de asesoramiento. De esta forma, se asignó el tratamiento pertinente a aquellos que obtuvieron un resultado positivo. 

El encargado de dar comienzo a la campaña fue Pierre Somse, Ministro de Sanidad, durante un evento al que asistieron líderes religiosos, mujeres y jóvenes. Este ministro se sometió a la prueba del VIH y señaló la importancia de que todas las personas sepan su estado serológico. Las estadísticas de conocimiento de este siguen siendo muy bajas, ya que solo el 53 % de las personas que viven con el VIH son conscientes de su estado.

«El gobierno se ha comprometido a aumentar los esfuerzos dedicados a proporcionar servicios sanitarios y sociales para toda la población centroafricana. No hemos olvidado la delicada situación que se sufre en el PK5 y no se dejará de lado a su población en nuestro intento de facilitar el acceso a las pruebas, el tratamiento, la atención y el apoyo del VIH», dijo Pierre Somse.

Pamela Ganabrodji, Directora de Información y Asesoramiento en el hospital Henri Dunant, añadió lo siguiente: «Estamos muy orgullosos de todo lo que hemos conseguido con esta campaña contra el VIH, pero los desafíos siguen ahí. Nos dirigimos al gobierno y a los colaboradores internacionales para que continúen financiando las actividades contra el VIH destinadas a mejorar los cuidados de salud sexual y reproductiva del hospital Henri Dunant, que son fundamentales en una comunidad en la que los tabúes sociales y culturales suponen una gran barrera».

El último día de la campaña, la población se reunió para tratar los desafíos que afronta la gente del PK5 con respecto al VIH y a la salud sexual y reproductiva. Se ha llegado a la conclusión de que se necesita mejorar los servicios sociales y de atención sanitaria básica, así como suplir la ausencia de oportunidades económicas que sufre la población. Esto se debe a que el escaso acceso a los anticonceptivos actuales, el desconocimiento sobre qué es el VIH y la pobreza siguen propiciando la vulnerabilidad ante el VIH de los jóvenes y las mujeres.

«Con esta campaña, nosotros, los jóvenes del PK5, demostramos que no estamos indefensos y que formamos parte de la solución para el problema del VIH y otras cuestiones sociales», dijo Aroufay Abdel Aziz, Presidente de la Juventud Musulmana de la República Centroafricana.

La segunda fase de la campaña de sensibilización y de realización de pruebas del VIH se prolongará hasta finales de marzo. Esta incluirá mensajes de prevención junto con las tareas de concienciación llevadas a cabo por educadores entre iguales y debates en grupos sobre el VIH y otras cuestiones de salud sexual y reproductiva.

«ONUSIDA seguirá cooperando con el gobierno y con otros organismos de las Naciones Unidas para reforzar la participación de los jóvenes en la respuesta al VIH», dijo Patrick Eba, el Director Nacional de ONUSIDA para la República Centroafricana.

ONUSIDA celebra el llamamiento del papa Francisco a poner fin a la discriminación

28 de enero de 2019

 

CIUDAD DE PANAMÁ/GINEBRA, 28 de enero de 2019--Durante una visita a la Fundación Casa Hogar El Buen Samaritano de Panamá dedicada a las personas que viven con el VIH, el papa Francisco ha instado a todas las personas a no discriminar al prójimo. A día de hoy, la Casa Hogar El Buen Samaritano acoge a 16 personas que viven con el VIH de entre 16 y 60 años. Dichas personas se encontraron entre las primeras a las que Su Santidad saludó durante su visita.

“El buen samaritano, sea en la parábola o en todas vuestras casas, nos muestra que el prójimo es, en primer lugar, una persona, alguien con rostro real, concreto, no algo que pueda evitarse o ignorarse, cualquiera que sea su situación”, exponía el papa.

El papa Francisco viajó a Panamá del 23 al 27 de enero para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud en la compañía de jóvenes de todo el mundo. La visita a la Casa Hogar El Buen Samaritano tuvo lugar el último día de su viaje. Su Santidad dijo que la labor del hogar confirma la fe de las personas “ungiendo sus heridas, renovando su esperanza e infundiendo su fe”. 

La Casa Hogar El Buen Samaritano lleva 15 años proporcionando asistencia integral para ayudar a las personas que viven con el VIH a recuperar su salud y su dignidad y a reconectar con sus comunidades y familias. También ofrece educación en prevención del VIH a miles de personas, entre los que se incluyen jóvenes en edad escolar y aquellos que pueden estar en riesgo de contraer el VIH.  

Lorena Castillo, primera dama de Panamá y embajadora especial de ONUSIDA para el sida en América Latina, también se unió a la visita, así como Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA.

“La Casa Hogar El Buen Samaritano recibe a todos con los brazos abiertos, sea cual sea su estado serológico o de salud”, afirmaba el Sr. Sidibé. “Las organizaciones confesionales como El Buen Samaritano tienen un potencial impresionante para transformar las vidas de las personas a las que más difícil resulta llegar y para eliminar las barreras que suponen el estigma y la discriminación. El que las comunidades religiosas se expresen abiertamente en relación al VIH nos puede acercar más al fin de la epidemia de sida”, añadió.

ONUSIDA colabora estrechamente con la Iglesia católica y la Santa Sede en los objetivos en común, como la eliminación de las nuevas infecciones por el VIH entre los niños y el incremento del acceso a las pruebas y el tratamiento pediátricos. Para lograr dichos objetivos, la cero discriminación resulta fundamental.

A nivel mundial, sigue habiendo importantes deficiencias en la prevención, diagnóstico y tratamiento del VIH entre los niños. En 2017, en el mundo se produjeron 180 000 nuevas infecciones por el VIH entre niños. A tan solo la mitad (el 52%) de los pequeños de todo el mundo que habían estado expuestos al VIH se les realizaron pruebas para el diagnóstico temprano en bebés durante los primeros dos meses de vida y, en ese mismo año, únicamente el 52% de los niños que viven con el VIH tuvieron acceso al tratamiento.

El Vaticano ha convocado un debate de alto nivel, Ampliación del Diagnóstico y el Tratamiento Tempranos de los Niños y Adolescentes, en el que se congregarán líderes de las empresas farmacéuticas, organizaciones multilaterales, donantes y gobiernos. Aunque aún queda mucho por hacer, la ampliación del diagnóstico y el tratamiento pediátricos han cosechado resultados positivos. ONUSIDA seguirá trabajando con todos los colaboradores, incluyendo el Vaticano, para ampliar los servicios para el VIH para los niños.

ONUSIDA

El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para hacer realidad su meta global de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas con el sida. ONUSIDA aúna los esfuerzos de 11 organizaciones de las Naciones Unidas (ACNUR, UNICEF, PMA, PNUD, UNFPA, UNODC, ONU Mujeres, OIT, UNESCO, OMS y Banco Mundial) y trabaja en estrecha colaboración con asociados mundiales y nacionales para poner fin a la epidemia de sida para el 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Obtenga más información en unaids.org y conecte con nosotros a través de Facebook, Twitter, Instagram y YouTube.

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Reflexión del fundador de un hogar sobre los 15 años que llevan combinando el tratamiento, asistencia y prevención del VIH con la fe

27 de enero de 2019

La última mañana de la Jornada Mundial de la Juventud 2019 de Panamá, el papa Francisco visitará la Casa Hogar El Buen Samaritano. El hogar, que toma su nombre de la parábola bíblica, se encuentra a las afueras de la ciudad de Panamá, y ofrece asistencia integral para ayudar a las personas que viven con el VIH a recuperarse y reintegrarse en la sociedad.

La necesidad es el único requisito de acceso. La política del centro es recibir con los brazos abiertos a cualquier persona, independientemente de su género, edad, religión, ocupación, orientación sexual, capacidades o procedencia.

Ayer, mientras los voluntarios se afanaban de un lado para otro para tener todo a punto para la llegada de Su Santidad, el padre Domingo Escobar, fundador y director de El Buen Samaritano, se tomó un momento para reflexionar sobre la evolución del centro.

Comenzó siendo una iniciativa pastoral de la parroquia de Santa María del Camino. Las personas que viven con el VIH, muchas de ellas sin hogar, podían acudir a la iglesia en búsqueda de resguardo, consejo y alimento. La idea de que los más marginados necesitaban un apoyo más estructurado comenzó a tomar forma y, hace 15 años, se fundaba la Fundación Casa Hogar El Buen Samaritano de acuerdo a la visión más amplia de ayudar a construir una sociedad sin discriminación, prejuicios y estigmatización.

“Creo que es necesario poner en valor la dignidad del ser humano y respetar a los demás, ya que, como dice la Biblia, todos somos el templo del Espíritu Santo, todos y cada uno de nosotros...”, explicaba el padre Escobar. 

Desde sus inicios, El Buen Samaritano ha atendido a más de 300 residentes. La clave reside en combinar el tratamiento médico con la asistencia espiritual. Al reforzar su fe, los pacientes acrecientan su optimismo, su “entusiasmo” a la hora de tomar las medicinas y su confianza en que el tratamiento vaya a resultar eficaz. De acuerdo al director de El Buen Samaritano, los factores que más socavan el cumplimiento del tratamiento son la falta de apoyo y el miedo a los prejuicios.

“Por culpa del temor al rechazo y la discriminación, se lo guardan para sí mismos y no lo comparten con su familia ni con los demás”, afirmaba.

En respuesta directa a este desafío, una rama de la fundación evolucionó específicamente para atender a las personas VIH-positivas que viven con sus familias y que cuentan con recursos limitados. Además de alimentos y medicinas, El Buen Samaritano proporciona sensibilización y formación a los miembros de la familia, fortaleciendo su capacidad para procurar apoyo emocional a sus seres queridos.

Así mismo, la fundación ha ido más allá de la asistencia y el tratamiento del VIH y fomenta la prevención mediante seminarios y medidas dirigidas a los niños, los jóvenes, incluidos aquellos que están en riesgo, y los adultos. El año pasado, llegaron a más de 4500 personas con sus programas de prevención. Su programa Joven, Infórmate promueve una “educación sexual con valores” en los institutos.

ONUSIDA lleva años colaborando con El Buen Samaritano, ayudando en las negociaciones para el suministro de los medicamentos antirretrovíricos del Ministerio de Salud y cooperando en la lucha por la visibilidad y la concienciación.

La labor del padre Domingo con las personas de Panamá que viven con el VIH y se encuentran desamparadas da cuenta del increíble potencial de las comunidades religiosas para tender puentes no solo en lo tocante al tratamiento y la asistencia, sino también en relación a la prevención y a la eliminación del estigma y la discriminación.

La contribución de la fundación a la comunidad, el país y la respuesta al sida es sumamente valiosa. Se calcula que en Panamá viven con el VIH 25 000 personas. El país ha logrado grandes avances en cuanto al tratamiento y la reducción de la mortalidad. Al término de 2017, tres cuartas partes (el 76%) de las personas diagnosticadas en Panamá estaban bajo tratamiento, y hubo menos de 1000 muertes asociadas al sida. Sin embargo, las aproximadamente 1600 nuevas infecciones de ese mismo año dejan patente la necesidad de iniciativas sólidas para la prevención. Según el padre Escobar, para afrontar este desafío todo el mundo tiene que arrimar el hombro.

“Es necesario que comprendamos e interioricemos que la tarea de la prevención es un reto transversal”, exponía el cura. “Tiene que estar presente en la familia, en las políticas públicas, en la infancia, entre los jóvenes y en la labor pastoral. Es problema de todos, y todos podemos aportar algo”.

Las organizaciones confesionales colaboran para poner fin al sida y la tuberculosis entre los niños y adolescentes

28 de septiembre de 2018

Las organizaciones confesionales llevan mucho tiempo desempeñado un papel fundamental en la respuesta a la tuberculosis. Basándose en décadas de trabajo en relación a la tuberculosis, muchos proveedores confesionales de servicios sanitarios han implementado respuestas eficaces a la tuberculosis y el VIH. A día de hoy, las organizaciones confesionales prestan servicios para la tuberculosis y el VIH efectivos y de alta calidad que complementan los programas sanitarios públicos de los países más afectados por ambas enfermedades.

Las respuestas a la tuberculosis y el VIH que alcanzan el éxito son aquellas que, además de los biosanitarios, abordan los determinantes sociales que favorecen su proliferación, como la pobreza, la desigualdad, las situaciones de crisis y conflicto, la violación de los derechos humanos y la criminalización. Los niños y adolescentes son especialmente vulnerables a la infección y los efectos de la tuberculosis y el VIH en sus familias. La confianza de que gozan las organizaciones confesionales en el núcleo de las comunidades les han permitido proporcionar servicios y asistencia con una cobertura fuera del alcance de muchos sistemas sanitarios públicos.

Para brindar la oportunidad de fortalecer aún más las relaciones existentes y posibilitar nuevas colaboraciones, el Consejo Mundial de Iglesias-Alianza Ecuménica de Acción Mundial, en colaboración con ONUSIDA, el Plan de Emergencia del Presidente de los Estados Unidos para el Alivio del Sida (PEPFAR) y el Grupo de Trabajo entre Organismos de las Naciones Unidas sobre Religión y Desarrollo llevaron a cabo un desayuno de oración interconfesional que se celebró en Nueva York (Estados Unidos) el 27 de septiembre, dentro de los actos paralelos a la 73ª Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Los ponentes inaugurales y las mesas redondas se centraron en los resultados de la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre Tuberculosis que tuvo lugar el 26 de septiembre, y examinaron cómo puede respaldar las nuevas declaraciones suscritas por los Estados miembros durante la histórica reunión de alto nivel la extensa experiencia de las organizaciones confesionales en la respuesta a la tuberculosis y el VIH.

Entre los participantes se incluían líderes religiosos y proveedores de servicios sanitarios de diferentes confesiones. Algunos supervivientes a la tuberculosis multirresistente aportaron un elocuente toque de realidad y de urgencia a la conversación. Los participantes renovaron su llamamiento a los gobiernos nacionales para que no solo mantengan, sino que incrementen su apoyo para poner fin al sida y la tuberculosis como amenazas para la salud pública para 2030.

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“Debemos agradecer que, cuando las cosas no van bien, los activistas nos llamen y nos pidan cuentas. Después de esta semana, me marcho sintiéndome agradecida de saber que cuando la comunidad religiosa y los gobiernos y donantes trabajan en equipo, podemos alcanzar nuestras metas. Hacéis que nos sintamos orgullosos”.

Deborah Birx coordinadora mundial de los Estados Unidos para el sida y representante especial para la Diplomacia Sanitaria Mundial

“Nos necesitamos los unos a los otros. Líderes religiosos, os rogamos que nos ayudéis a acabar con el estigma y la discriminación. Es inaceptable que 660 niños mueran cada día de tuberculosis. El 90% de los niños que fallecen en todo el mundo a causa de la tuberculosis no recibieron tratamiento, y tan solo el 50% de los niños que viven con el VIH está recibiéndolo. Lo más importante es que trabajemos juntos con compasión, amor, generosidad, empatía y bondad. Si lo hacemos, podremos cambiar el rumbo de las epidemias de VIH y tuberculosis”.

Michel Sidibé director ejecutivo de ONUSIDA

“Para muchos de nosotros este es un asunto muy real, y también personal. El abuelo de mi marido murió de tuberculosis cuando su padre era joven. Esperamos que este desayuno fortalezca los viejos lazos que nos unen y cree otros nuevos para luchar contra la tuberculosis y el VIH mediante acciones concretas que lleven a todos la esperanza y la vida”.

Mary Ann Swenson Consejo Mundial de Iglesias

“Pude ver en los rayos X un gran agujero en medio de mi pulmón, y pensé '¿por qué tengo yo que tener tuberculosis multirresistente?' Había dedicado mi vida a cuidar a los demás. Más tarde, tuve la suerte de participar en el estudio clínico del primer fármaco para la tuberculosis que se desarrollaba en 40 años. Me salvó la vida. Ahora puedo seguir hablando y sensibilizando para que otras muchas personas también vivan”.

Dalene von Delft superviviente a la tuberculosis multirresistente

“Sin la comunidad religiosa, nuestra respuesta a la tuberculosis y el sida no habría sido y no podrá ser la que se está desarrollando hoy en día, y ahora hay cinco acciones cruciales que debemos emprender juntos. Educar, sensibilizar y luchar contra el estigma. Seguir luchando por una asistencia centrada en el paciente. Dar voz a quienes no la tienen, especialmente a los niños. Reclamar recursos para poner fin a la tuberculosis y el VIH. Seguir presionando para que todos participen en el debate.

Eric Goosby enviado especial de la Secretaría General de las Naciones Unidas para la Tuberculosis

Imanes y líderes religiosos se convierten a la concienciación sobre el VIH en Côte d'Ivoire

19 de diciembre de 2017

A pesar del calor abrasador de Abiyán, en la fresca mezquita de Salam Planteau, imanes, pastores, padres, miembros de distintos grupos religiosos y mujeres dieron la bienvenida a la delegación de ONUSIDA.

El imán Djiguiba Cissé expuso una visión general de su mezquita y el deseo, tanto suyo como de todos los líderes religiosos allí reunidos, por colaborar con ONUSIDA para fomentar la concienciación sobre el VIH.

Cuarenta años de servicios y tratamientos han conducido a grandes avances en la respuesta al sida, pero ahora es el momento de combatir el estigma y la discriminación, explicó el Director Ejecutivo Adjunto de ONUSIDA, Luiz Loures. El Sr. Loures reiteró que necesitaba la ayuda de los líderes religiosos para garantizar, por un lado, la intolerancia ante la violencia contra las mujeres y, por otro, que los hombres tengan más información sobre el VIH.

El imán manifestó que la compasión era el principio rector de todas las fes y que todos los líderes religiosos deben aplicarlo cuando interactúan y atienden a personas que viven con el VIH. También afirmó que uno de sus objetivos era la promoción de la mujer. El VIH representa una carga cada vez mayor para las mujeres a nivel mundial y esto se debe en gran parte a la desigualdad de género. El Sr. Cissé recalcó que es fundamental acabar con la violencia contra las mujeres y con la mutilación genital femenina,  que todavía prevalece en regiones septentrionales, occidentales y del noreste de África. Esta práctica, de la que no se conocen beneficios para la salud, es dolorosa y traumática y puede tener consecuencias para la salud, tanto inmediatas como a largo plazo, de niñas y mujeres. El objetivo del imán en esta congregación era implicar a los hombres para vencer estos desafíos y dar a los jóvenes una oportunidad. Más del 60% de la población de Côte d'Ivoire tiene menos de 25 años, explicó, y muchos chicos recurren a la emigración o al terrorismo porque se sienten excluidos.

En enero de 2018, líderes religiosos, dirigidos por el Sr. Cissé y con la ayuda de ONUSIDA, asistirán a un curso de sensibilización sobre el VIH que cubrirá los temas del estigma, el estado serológico y el empoderamiento.

Citas

"Podemos ser los responsables en la toma de decisiones porque, como líderes religiosos, podemos lograr el cambio".

Imán Djiguiba Cissé Mezquita Salam du Plateau

"Les necesito. Tienen el acceso y el saber hacer necesarios en sus comunidades, lo que reducirá el estigma y la discriminación en la respuesta al sida".

Luiz Loures Director Ejecutivo Adjunto de ONUSIDA

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