Asia Pacific




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La prestación de servicios para el VIH dirigidos a grupos marginados en Papua Nueva Guinea
11 Marzo 2020
11 Marzo 2020 11 Marzo 2020Papua Nueva Guinea cuenta con aproximadamente 45 000 personas que viven con el VIH. Los grupos marginados son los más afectados; entre ellos se encuentran las trabajadoras sexuales y otras mujeres que intercambian sexo por dinero, bienes y protección, mujeres transgénero, hombres homosexuales y otros hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres. Sin embargo, solo se ha comprobado el estado serológico de menos de la mitad de las personas que pertenecen a estos grupos vulnerables.
En noviembre de 2018, ONUSIDA, el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria y otros asociados adoptaron un programa de divulgación en la capital del país, Puerto Moresby, para intentar reducir el impacto del VIH entre esos grupos de población. El programa consistía en el mapeo de la epidemia de VIH y en la extensión de su tratamiento y de los servicios de prevención. Bajo el proyecto, se crearon numerosos equipos de divulgación con el fin de fomentar y aumentar la aceptación de los servicios de pruebas y prevención, además de, si fuera necesario, acercar a la gente la prevención del VIH y los servicios de atención.
En abril de 2019, los equipos de divulgación habían contactado con 5000 personas y habían realizado las pruebas del VIH a 3000 de ellas, a las que ofrecían información y apoyo para que entendieran los resultados.
«Me gustaría que fuéramos a sitios nuevos en los que nunca se hayan ofrecido pruebas del VIH», afirma uno de los miembros de los equipos. «Mi motivación es conocer a las chicas jóvenes y cuidarlas asegurándome de que toman su medicación».
A veces los agentes de divulgación sufren acoso mientras llevan a cabo su trabajo, por lo que se cambian los uniformes y visten ropa de calle, para que la gente se sienta cómoda hablando con ellos. Pese a esto, encuentran su trabajo sumamente gratificante.
«He perdido amigos por el VIH, lo que me motiva a seguir con mi trabajo», afirma otro de los agentes. «No querer perder a nadie más por esta enfermedad me hace trabajar más duro».
Al frente de los equipos de divulgación están miembros de grupos marginados, una parte esencial para establecer la confianza de la comunidad y el compromiso. Asimismo, estos responsables ofrecen formación, apoyo y consejo a los trabajadores en el día a día, con el objetivo de asegurarse de que las actividades que desempeñan son lo más eficaces posible.
De esta manera, el proyecto de divulgación está salvando vidas. Otro agente recuerda su trabajo con una persona transgénero, a la que convenció de que empezara el tratamiento tras dar positivo en las pruebas del VIH.
«Me dijo que como era transgénero, solo hablaría con un amigo y que, cuando me vio, supo que era su amigo». Más tarde, trajo a su pareja para que se realizara las pruebas».
«Esto es un ejemplo de lo que se puede conseguir cuando confiamos en los servicios y en los programas para el VIH dirigidos por la comunidad», declaró Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA, en una conversación con los agentes de divulgación durante su visita a Papua Nueva Guinea con la vicesecretaria general de ONUSIDA, Amina Mohammed. «Estos agentes son héroes y heroínas que salvan vidas».
Además, el proyecto de divulgación es rentable económicamente y se prevé que ahorrará cientos de miles de dólares en los próximos dos años.
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La verificación de datos sobre el VIH en el distrito de la capital nacional de Papua Nueva Guinea
06 Marzo 2020
06 Marzo 2020 06 Marzo 2020Durante seis semanas, dos equipos cubrieron 12 clínicas de VIH en una misión de verificación de datos en Papua Nueva Guinea. ONUSIDA se unió al grupo de trabajo técnico de información estratégica en el distrito de la capital nacional, que incluye Puerto Moresby, para inspeccionar los informes de las clínicas y ver si encajan con los informes del Departamento Nacional de Salud.
«La evaluación de la calidad de los datos forma parte del plan de monitorización y evaluación del país para garantizar la calidad de los datos y para dar parte de la respuesta al sida», explica Zimmbodilion Mosende, asesor de información estratégica de ONUSIDA Papua Nueva Guinea.
Bajo la dirección de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), los dos equipos de 12 integrantes se dividieron en grupos más pequeños para encontrar el número de nuevas personas registradas como inscritas en la terapia antirretrovírica, de personas que no regresan a las clínicas y el porcentaje de personas que vuelve a reabastecerse. Además, los grupos registraron información sobre, por ejemplo, la edad y el sexo de cada persona.
Los voluntarios de grupos de la sociedad civil, de ONGs internacionales, de asociados para el desarrollo y de delegaciones de enlace claves para el gobierno sumaban un total de casi 5000 personas en los registros.
Papua Nueva Guinea posee la incidencia y prevalencia de VIH más alta de la región del Pacífico. El país, de 8,4 millones de habitantes, cuenta con el 95% de los casos registrados de VIH de la región. Hay aproximadamente 45 000 personas que viven con el VIH en el país, de las cuales el 65 % recibe terapia antirretrovírica.
Los grupos intentaron averiguar si había discrepancias en los datos, y por qué. Albert Arija, especialista en monitorización y evaluación de USAID, describió las razones de las discrepancias, que van desde la falta de personal, lo que conlleva la reducción del tiempo disponible para llenar todos los registros, a los datos incorrectos en las entradas o a la malinterpretación de la información. Por el miedo al estigma y a la discriminación, algunos clientes no quieren dar información personal.
Otro dato clave que faltaba eran las fechas de nacimiento. «Muchas personas en Papua Nueva Guinea no pueden recordar su fecha de nacimiento exacta», afirma Arija.
El grupo de trabajo técnico aboga por el uso de formularios electrónicos y de registros a tiempo real. «Puesto que los formularios actuales de la terapia antirretrovírica son en papel, existen riesgos riesgos asociados a la calidad de parte de los datos potenciales, incluyendo los errores humanos de entrada y procesamiento de datos», afirma Mosende.
En general, la mayor parte de las clínicas gozan de un procesado de datos de buena calidad, según afirman los equipos de evaluación. Esperan simplificar el proceso completo para ampliar la verificación de datos a todo el país.
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Alzando las voces de las mujeres que están al frente de la acción contra el cambio climático
05 Marzo 2020
05 Marzo 2020 05 Marzo 2020La región del pacífico cuenta con una de las mayores tasas de violencia de género. Un estudio nacional señala que el 72% de las mujeres de las Islas Fiji ha experimentado violencia de género, mientras que la media mundial se sitúa en el 35%. Las mujeres de la región también tienen un bajo índice de representación en los puestos de liderazgo: de los 560 miembros del parlamento del Pacífico, 48 son mujeres y, de ellas, 10 son de las Fiji.
Además, a estas repercusiones socioculturales también se añade la emergencia climática. En respuesta, las mujeres del Pacífico están reclamando una mayor participación en la toma de decisiones vinculadas a la acción contra el cambio climático, para así estar plenamente involucradas.
Durante su programa de posgrado en estudios de desarrollo, la activista fiyiana por la justicia climática Koman Narayan quedó fascinada al ver cómo el cambio climático se solapaba con la ética y la política. «Los efectos del cambio climático los sufren más las personas que menos responsables son de haberlos provocado», explicaba. Esto le motivó a ser más activa y a dar voz al asunto, participando así en la vigésimo tercera sesión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Bonn, Alemania, en 2017 junto con otros delegados jóvenes de Fiji.
«Mi meta en la vida es ser parte de una sociedad centrada en abordar el cambio climático, así como animar y motivar a otros jóvenes para que se involucren en el asunto, ya que creo que este tema no es algo que nos ataña sólo a usted o a mí, sino a todo el Pacífico», afirmaba Narayan.
Narayan también fue una de las ganadoras del «Green Ticket» de la Cumbre de la Juventud sobre el Clima de las Naciones Unidas en septiembre de 2019, en la que participó en un diálogo dirigido por jóvenes con el secretario general de las Naciones Unidas.
«Como dadoras de vida, madres dedicadas, hermanas atentas, miembros clave de la familia y participantes activas en el desarrollo socioeconómico, nosotras, las mujeres, tenemos el poder de impulsar el movimiento climático global», afirmaba Narayan. «Es cuestión de tiempo que las mujeres y las niñas consigan la igualdad de oportunidades y un acceso igual a los recursos y a la tecnología, para así poder abordar la justicia climática. Los países, en especial los gobiernos y la sociedad civil, deberían desempeñar un papel fundamental en todo esto».
AnnMary Raduva es una estudiante de 11 años de la escuela secundaria Saint Joseph, en Suva, Fiji, y cree que la justicia climática debe reconocer la conexión entre los humanos y el medio ambiente, así como nuestra vulnerabilidad si no tomamos acción de inmediato.
«En la región del Pacífico, nuestras comunidades indígenas dependen directamente de la riqueza ecológica para subsistir, también económicamente. Esta dependencia hace sensibles a los nuestros para con las consecuencias de los fenómenos meteorológicos extremos, por lo que no podemos ignorarlos. Tenemos una relación cercana con lo que nos rodea, así como una conexión espiritual y profunda con el medio ambiente y con el océano. Esta relación nos ha hecho anticiparnos, prepararnos y responder a las consecuencias del cambio climático» afirmó Raduva.
En 2018 escribió al primer ministro de Fiji para pedirle que revisara la Ley de Residuos de Fiji de 2008, para tipificar el lanzamiento de globos como liberación de residuos en Fiji. Raduva no tardó en darse cuenta de que hablar de lanzamiento de globos no era suficiente, y de que debía encontrar alternativas respetuosas con el medio ambiente para potenciar su mensaje. Pronto se le ocurrió la idea de plantar manglares por toda la zona costera de Suva.
Desde 2018, ha llevado a cabo seis actividades de plantación y han plantado más de 18 000 manglares. En septiembre de 2019, fue invitada a Nueva York (Estados Unidos de América) para la marcha por la justicia climática de Unidos por la Justicia Climática. Esta iniciativa está organizada por la Fundación para los Estudios Europeos Progresistas. Mostró su solidaridad por las comunidades indígenas que están al frente de la acción contra el cambio climático, que amenaza a la región del Pacífico.
Como joven activista, Raduva se ha enfrentado a la discriminación y la han tachado de ser una chica «joven e ingenua». Le dijeron que no podía hablar del cambio climático porque el activismo es cosa de chicos y de adultos. Sin embargo, Raduva cree que asegurar la participación de las mujeres, de los niños y de las lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales, y de otros grupos minoritarios en la acción contra el cambio climático es una prioridad para cualquier institución u organización que aspire a defender esta lucha.
Varanisese Maisamoa es una superviviente del ciclón Winston, que en 2016 resultó ser uno de los desastres naturales más severos que Fiji había experimentado. En 2017, conformó la Asociación de Vendedores del Mercado Rakiraki, en cooperación con el proyecto Mercados para el Cambio de ONU Mujeres: «Queremos empoderar a nuestros vendedores de mercado para que puedan sobreponerse a la situación climática.», comentó. La capacitación en liderazgo de ONU Mujeres le dio seguridad a la hora de hablar sobre los asuntos que afectaban a los vendedores de mercado, y a negociar con la gestión del consejo de mercado.
Maisamoa representó a su asociación en el diseño de la reconstrucción del mercado de Rakiraki, que ahora posee una infraestructura resistente a ciclones de categoría 5, un sistema de recogida de agua, un drenaje resistente a las inundaciones y un diseño con perspectiva de género.
Narayan, Raduva y Maisamoa son algunas de las mujeres del Pacífico que están presionando para que su voz se oiga y para la inclusión de las mujeres y de las niñas en la acción climática. Su activismo está ayudando para reducir la discriminación contra las mujeres y contra las niñas, que resulta en una desigualdad que las hace más propensas a los riesgos derivados de los desastres, a la pérdida de sus medios de vida y a construir una resistencia para que las mujeres se adapten a los cambios en el clima.
La historia de Maisamoa se ha publicado de nuevo con el permiso del proyecto Mercados por el Cambio, de ONU Mujeres, que es una iniciativa multinacional segura, inclusiva y no discriminatoria para los mercados de las áreas rurales y urbanas de Fiji, de las Islas Salomón y de Vanuatu, y que promueve la igualdad de género y el empoderamiento económico de la mujer. Implementada por ONU Mujeres, Mercados por el Cambio está fundada principalmente por el Gobierno de Australia y, desde 2018, la asociación del proyecto se ha ampliado para incluir la financiación del Gobierno de Canadá. El Programas de las Naciones Unidas para el Desarrollo está asociado al proyecto.
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Servicios a medida para las mujeres que se inyectan drogas en la India
02 Marzo 2020
02 Marzo 2020 02 Marzo 2020A menudo, las personas que consumen drogas están muy estigmatizadas y afrontan elevados niveles de discriminación. Sin embargo, a las mujeres que consumen drogas se les estigmatiza y discrimina dos veces. Primero por su género y después por consumir drogas. Además, están más expuestas a la violencia de género y a las violaciones de los derechos humanos. Todo ello, las pone en riesgo de contraer el VIH y otras infecciones.
A nivel mundial, son pocos los programas de reducción de daños que adaptan sus servicios a las mujeres y a sus necesidades; y la discriminación de género puede provocar que sean rechazadas. A menudo, los servicios relacionados con el VIH tampoco suplen las necesidades de las mujeres que consumen drogas.
Como parte de los esfuerzos para llegar a las mujeres que se inyectan drogas, la Alianza India contra el VIH/sida (en inglés, India HIV/AIDS Alliance) está colaborando con el gobierno de Punjab a través del ministerio de Salud y Bienestar Familiar en el hospital civil de Kapurthala. El objetivo es desarrollar un modelo exhaustivo de reducción de daños para las mujeres que se inyectan drogas en Punjab.
El hospital está desarrollando un enfoque holístico y humano a través de una clínica de reducción de daños que ofrece servicios adaptados para satisfacer las necesidades de las mujeres. El enfoque de ventanilla única permite alojar los servicios del VIH y de reducción de daños un único centro. A los usuarios se les proporciona una amplia variedad de opciones a las que pueden acceder de manera gratuita en el momento que mejor les venga. Entre ellas se incluyen la terapia de sustitución de opiáceos, los programas de intercambio de agujas y jeringuillas, y la naloxona, un tratamiento eficaz contra las sobredosis de drogas opioides.
«Cuando no disponíamos del centro de reducción de daños para mujeres, acceder a la terapia de sustitución de opiáceos era un verdadero desafío. Los usuarios varones nos acosaban para obtener favores sexuales», afirma Preeti Singh (nombre ficiticio), una usuaria de la clínica.
La clínica trabaja en colaboración con ONGs locales para asegurar que las mujeres que se inyectan drogas tengan acceso a otros servicios, como el asesoramiento, las pruebas del VIH y los servicios de salud sexual y reproductiva. Se han desarrollado una serie de servicios sensibles a las cuestiones de género en base a la experiencia ganada en la India y en otros países asiáticos. Las mujeres proveen servicios, movilizan a la comunidad y se benefician del proyecto.
«Al principio, mi marido y mis suegros no me permitían acceder a la terapia de sustitución de opiáceos del centro de reducción de daños para mujeres. Ahora que estoy recibiendo la terapia antirretrovírica y que estoy más sana, saben que funciona», afirma Kiran Sharma (nombre ficiticio), usuaria de la clínica.
El proyecto se centra también en la creación y en el refuerzo de foros comunitarios, organizados por el Foro estatal de consumidores de drogas (en inglés State Drug User Forum) en colaboración con la Alianza India contra el VIH/sida. Los foros buscan recopilar información desde la perspectiva de las propias mujeres para entender y dar respuesta a los aspectos transversales, entre los que se encuentran la violencia de género, la estigmatización y la discriminación, y el refuerzo de la prestación de servicios de reducción de daños.
«Al igual que mis compañeras, yo también acudí al centro buscando ayuda para recuperarme y me sorprendió encontrar tantos servicios para chicas como nosotras. Lo que más me gustó fue que encontré ayuda para cuidar de mi hijo», dice Monica David (nombre ficiticio), usuaria de la clínica.
El proyecto comenzó en febrero de 2019 y ya ha alcanzado el objetivo de llegar a 150 mujeres que se inyectan drogas. La clínica ha tenido un impacto impresionante en la vida de las mujeres. Ha fomentado la concienciación, la prevención y las pruebas del VIH, de la hepatitis C y de la tuberculosis. También las ha vinculado a tratamientos y cuidados posteriores según sus necesidades.
El proyecto y las pruebas utilizadas para introducir y ampliar el modelo en la India y en otras partes de Asia, se evaluarán posteriormente, a lo largo de todo el año.
El director nacional de ONUSIDA en la India, Bilali Camara, afirmó que el proyecto llegaba justo a tiempo. «Debemos continuar trabajando conjuntamente para solventar las carencias que siguen dejando atrás a las mujeres que consumen drogas. Acabar con la amenaza pública que supone la epidemia del sida dependerá del desarrollo de un programa de justicia social e inclusión que exija el acceso a los servicios de salud integrados y libres de discriminación, con la colaboración activa de la población», declaró.
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La plataforma Hollaback! Yakarta trabaja para acabar con el acoso contra las mujeres
03 Marzo 2020
03 Marzo 2020 03 Marzo 2020«Iba andando a trabajar como cada mañana. Había un hombre en una moto al final de la calle y, cuando pasé a su lado, me agarró los pechos y aceleró». Esta cita está tomada de las muchas historias que aparecen en la página web de Hollaback! Jakarta.
Para las mujeres en Indonesia, el acoso sexual y otras formas de violencia de género continúan siendo cuestiones de gravedad. De acuerdo con el informe anual de la Comisión Nacional para la Violencia Contra la Mujer, en 2019 hubo más de 400 000 casos registrados de violencia contra mujeres, de los cuales un 28 % se dio en espacios públicos. Las instalaciones públicas, el transporte público y las calles se han convertido en sitios donde las mujeres no se sienten seguras y protegidas.
Hollaback! Jakarta es parte del movimiento mundial para acabar con el acoso en sitios públicos. Para alcanzar el objetivo de crear lugares públicos más seguros para las mujeres, Hollaback! Jakarta colabora con compañías de aplicaciones de transporte de viajeros, servicios de transporte público, escuelas y campus para ofrecer formación en materia de violencia de género.
«A través de la formación de conductores de mototaxis, no solo entienden las diferentes formas de acoso, sino que pueden participar activamente e intervenir cuando vean un caso en los espacios públicos», afirmó Noval Auliady, codirector de Hollaback! Jakarta. En Yakarta, una ciudad en la que las calles están llenas de mototaxis, esto supone un gran avance.
En la actualidad, las mujeres no cuentan con una protección legal completa ante la violencia de género. Si bien existe legislación, aún continúa habiendo vacíos legales. Para cubrir esos vacíos, se elaboró el proyecto de ley para la eliminación de la violencia sexual, que proponía una definición ampliada de la violencia sexual y se centraba en la protección y la restitución de las víctimas.
Durante muchas semanas de septiembre de 2019, estudiantes, activistas y jóvenes tomaron las calles de las ciudades más importantes de Indonesia para reclamar que se aprobara el proyecto de ley. Hollaback! Jakarta! realizó una labor fundamental en la campaña creando alboroto mediático, movilizando a la gente y reuniéndose con los parlamentarios.
Lamentablemente, en la última sesión parlamentaria no se aprobó el proyecto de ley, ya que los grupos conservadores lucharon enérgicamente contra las cláusulas sobre la penalización de las violaciones conyugales. Cabe destacar que el proyecto se ha vuelto a incluir en la lista de prioridad de este año del programa nacional de legislación. El apoyo masivo de la sociedad civil para con este proyecto de ley aumenta las posibilidades de que se apruebe y da esperanzas a la lucha para acabar con la violencia de género en Indonesia.
Además, Internet se ha convertido en un gran aliado del movimiento. Las redes sociales no fueron solo vitales a la hora de movilizar a la gente para apoyar el proyecto de ley, sino que también se han convertido en una plataforma potente para difundir el importante mensaje de acabar con la violencia contra las mujeres.
En su página web, Hollaback! Jakarta anima a que la gente comparta sus historias para mostrar lo extendidas, graves y familiares que las experiencias de violencia son para las mujeres. Al igual que en la cita anterior, las personas comparten tanto sus experiencias personales como las que han presenciado por la calle.
En la página de Hollaback! Jakarta, ya se han publicado más de 300 historias de mujeres que han sufrido diferentes formas de violencia de género, desde comentarios inapropiados en público hasta abusos. Además, cualquiera puede mostrar su solidaridad con cada historia a través del botón de «I’ve got your back» (Tienes mi apoyo). Mediante la página web y la presencia en las redes sociales, Hollaback! Jakarta reconoce el potencial de crear un espacio virtual seguro para las mujeres que sufren violencia de género.
«Cuantas más historias haya, más gente se atreverá a hablar y mostrar su apoyo, y más transeúntes intervendrán cuando lo vean de primera mano. Eso es exactamente lo que queremos conseguir», declaró el Sr. Auliady.
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ONUSIDA y China trabajan juntos durante el brote de COVID-19 para garantizar que las personas que viven con el VIH puedan continuar recibiendo su tratamiento
19 Febrero 2020 19 Febrero 2020GINEBRA, 19 de febrero de 2020—Según una encuesta realizada entre las personas que viven con el VIH, el actual brote de coronavirus, conocido como COVID-19, está teniendo un mayor impacto en la vida de las personas seropositivas.
En la encuesta, casi un tercio (32,6 %) de las personas que viven con el VIH dijo que, debido a la cuarentena y a las restricciones de movimiento decretadas en algunos lugares de China, corría el riesgo de quedarse sin su tratamiento del VIH para los días siguientes. De ellos, casi la mitad (48,6 %) confesó que desconocía dónde ir a recoger su siguiente dosis de terapia antirretrovírica. Sin embargo, el Gobierno y los socios de la comunidad han establecido una estrecha colaboración para garantizar que no se interrumpa el acceso a los tratamientos para el VIH que salvan vidas, mientras el país sigue luchando para tener el COVID-19 bajo control.
El Centro nacional chino para la prevención y el control del sida y las enfermedades de transmisión sexual ha ordenado a las autoridades locales que se aseguren de que las personas no residentes que viven con el VIH puedan también recoger su medicación allí donde estén. Para ello, ha publicado y dado a conocer listas de clínicas que disponen de terapias antirretrovíricas. La oficina regional de ONUSIDA en China está trabajando con la alianza de personas que viven con el VIH BaiHuaLin y otros socios de la comunidad para llegar con urgencia a todas esas personas seropositivas que corren el riesgo de quedarse sin su medicación en los próximos 10-14 días y ofrecerles todo su apoyo. ONUSIDA donará también equipos de protección personal a las organizaciones de la sociedad civil que ayudan a las personas que viven con el VIH, a los hospitales, etc., con el fin de contribuir a mejorar la calidad de la atención que reciben las personas en las instalaciones sanitarias y evitar la coinfección por VIH y COVID-19.
«Las personas que viven con el VIH tienen que seguir tomando los medicamentos antirretrovíricos que necesitan para seguir vivas», enfatizó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Agradezco y aplaudo intensamente los esfuerzos realizados por el Centro nacional chino para la prevención y el control del sida y las enfermedades de transmisión sexual de cara a apoyar a las personas que viven con el VIH y que se han visto afectadas por el cierre de algunas ciudades, para que estas puedan conseguir sus medicinas. Tenemos que asegurarnos de que todo el mundo reciba el tratamiento antirretrovírico que necesita esté donde esté».
El brote de coronavirus en China ha desencadenado una respuesta sin precedentes, y ha hecho que los hospitales y los sanitarios estén sobrepasados atendiendo a los pacientes con COVID-19. El cierre de las ciudades ha ocasionado que las personas que viven con el VIH y que habían salido de su zona ahora no puedan volver al lugar donde residen ni tener acceso a los servicios para el VIH, incluyéndose aquí el tratamiento, que reciben de sus proveedores de atención sanitaria habituales.
Si bien la gran mayoría de los participantes en la encuesta (82 %) reconoció disponer de la información necesaria para valorar los riesgos personales y tomar las medidas preventivas pertinentes para escapar del COVID-19, casi el 90 % echó en falta tener más información relativa a las medidas de protección específicas para las personas seropositivas. Al igual que la población general, muchos de los encuestados (más del 60 %) afirmaron no tener suficientes equipos de protección personal ni doméstica, tales como mascarillas, jabones o desinfectantes, alcohol de uso sanitario o guantes. Casi un tercio de las personas preguntadas admitió sentir ansiedad y precisar apoyo psicológico durante el brote de COVID-19.
«Necesitamos saber cuánta gente que vive con el VIH está contrayendo el coronavirus, si las personas que viven con el VIH tienen más riesgo de infectarse, y si, en caso de infectarse, corren más peligro. En este punto del brote de COVID-19 sigue habiendo muchos interrogantes abiertos. Hemos de tener más datos, de ser capaces de responder a estas preguntas, y de hacerlo ya», añadió la Sra. Byanyima.
La encuesta fue elaborada y lanzada conjuntamente por ONUSIDA y la alianza de personas que viven con el VIH BaiHuaLin, con el apoyo del Centro nacional chino para el control y la prevención del sida y las enfermedades de transmisión sexual. ONUSIDA consiguió el apoyo de la comunidad para la encuesta y la difundió online para recabar el mayor número de respuestas. En total respondieron más de 1000 personas seropositivas. Las respuestas se recogieron del 5 al 10 de febrero de 2020. Se llevará a cabo otra encuesta de seguimiento más a fondo en colaboración con la Escuela de Medicina de la Universidad de Zhongshan, la cual irá más allá de las necesidades de la comunidad y se ocupará también de las cuestiones del sistema sanitario que influyen directamente en los servicios para el VIH.
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Las organizaciones lideradas por los grupos de población clave son las encargadas de suministrar los servicios sanitarios en Bangkok
27 Enero 2020
27 Enero 2020 27 Enero 2020Boy Somjai y Jam Chainukul (nombres ficticios) forman una pareja joven del mismo sexo procedente de Bangkok, Tailandia. Al principio de su relación, decidieron someterse ambos por primera vez a las pruebas del VIH. Tras buscar información por Internet, sus amigos les sugirieron que consultaran en la Rainbow Sky Association of Thailand (RSAT, por sus siglas en inglés), una clínica para el VIH basada en la comunidad y situada a las afueras de una transitadísima calle de Bangkok.
RSAT, con cuatro clínicas y diez centros sociales en distintas ciudades tailandesas, ofrece un servicio ininterrumpido a los gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, y a las personas transgénero, al permitirles acceder siempre a los servicios de prevención del VIH y participar en sesiones informativas relacionadas con el VIH, siempre con un horario flexible y que se adecua a los estilos de vida de muchas de las personas de los grupos de población clave.
Danai Linjongrat, director ejecutivo de RSAT, defiende que «el acceso a los servicios para el VIH dirigidos a los grupos de población clave está entre los mayores desafíos a los que se enfrenta la respuesta al VIH en el país. Es extremadamente importante que los grupos de población clave puedan acceder a los servicios de prevención y tratamiento del VIH sin sentir miedo por la discriminación».
El Sr. Boy y el Sr Jam, quienes cada tres meses vuelven a RSAT para realizarse sus controles rutinarios, afirman: «La primera vez que visitamos la clínica estábamos extremadamente nerviosos, ya que buscábamos un lugar que respetara nuestra privacidad y mantuviera la confidencialidad. Sin embargo, aquí encontramos más que una clínica; descubrimos un lugar en el que confiar, una familia. El personal sanitario nos hizo sentirnos cómodos para compartir nuestra historia; no nos juzgaron y comprendieron nuestras necesidades con una mentalidad abierta».
El éxito de RSAT se debe en gran parte a que sus trabajadores sanitarios pertenecen a los grupos de población a los que atienden. RSAT ha adoptado el modelo del país de servicios sanitarios dirigidos por los grupos de población clave, en el cual las personas de los grupos de población clave se identifican y satisfacen las necesidades respecto al VIH y otras enfermedades que presentan sus iguales. «Comprendemos las necesidades de nuestros clientes, lo que quieren, dónde viven y cómo se sienten, porque nuestro personal es, al mismo tiempo, una parte activa de esas comunidades», apunta el Sr. Linjongrat.
Los trabajadores sanitarios de la comunidad proporcionan servicios basados en las necesidades y centrados en los clientes, incluyéndose aquí la profilaxis preexposición, las consultas legales, la reducción del daño, las pruebas de detección de infecciones de transmisión sexual, el asesoramiento y los controles hormonales de las personas transgénero. En función del resultado de la prueba del VIH, se les ofrece remitirlos a un especialista para iniciar la terapia antirretrovírica o se plantea la opción de la profilaxis previa a la exposición, todo ello siempre en un entorno que apoya y nunca juzga.
RSAT es una de las siete organizaciones tailandesas lideradas por la comunidad que proporcionan servicios de profilaxis preexposición gratuitos a través del programa Princess PrEP Project. En la actualidad 1200 personas tienen acceso a este tratamiento profiláctico previo a la exposición gracias a las clínicas de RSAT y sus centros sociales. El Centro de Investigación del Sida de la Cruz Roja Tailandesa, con el apoyo del Plan de emergencia del presidente de los Estados Unidos para el alivio del sida, mediante el proyecto LINKAGES Thailand, pone en marcha un desarrollo de capacidades continuo para garantizar que los trabajadores sanitarios de la comunidad puedan prestar servicios para el VIH de acuerdo con los estándares nacionales.
RSAT utiliza distintas formas para generar demanda, promover sus programas y llevar a cabo su labor de difusión. Según Phubet Panpet, director adjunto de RSAT, «en función de nuestro público objetivo, acudimos a sitios diferentes, como las saunas, los complejos de entretenimiento, los colegios y las universidades, con el fin de concienciar sobre la prevención del VIH y de animar a las personas a realizarse las pruebas».
Kunpawee Isalam, miembro del equipo de difusión de Bangkok, es una persona transgénero que comprende bien el estigma y la discriminación a los que se enfrenta la comunidad transgénero. «Planificamos actividades de divulgación y concienciación que sabemos que van a interesar a las personas transgénero, con el objetivo de aumentar así su autoconfianza. A muchas personas les resulta muy difícil sentir el apoyo y tienen miedo de la discriminación. RSAT proporciona un espacio seguro y distintas opciones para la prevención del VIH», explica.
RSAT utiliza las redes sociales para llegar a los hombres gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. Sus trabajadores se registran como usuarios y crean perfiles en aplicaciones de citas para compartir información relacionada con el VIH. «Al principio de la conversación, la persona encargada de la divulgación habla sobre la clínica y lleva a las demás personas a participar en una conversación relacionada con la prevención del VIH», detalla Mongkol Jaidee, oficial de campo. «Yo escojo el sitio, veo quién está conectado y les envío mensajes privados para presentarles los servicios que proporciona la clínica. Normalmente recibo una respuesta positiva, y lo habitual es que luego la gente vuelva a mí con preguntas y que nos visite pasados unos días».
El Sr. Linjongrat concluyó: «Nos distinguimos de otros servicios porque cuidamos de la gente preocupándonos por lo que necesitan y explorando todo lo que podemos hacer por ellos. Los servicios liderados por la comunidad constituyen una estrategia demostrada y son un rasgo fundamental de la respuesta al VIH en Tailandia».
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Capacitación de los jóvenes que viven con el VIH para que se conviertan en los agentes del cambio en Tailandia
23 Enero 2020
23 Enero 2020 23 Enero 2020En Tailandia hay aproximadamente 24 000 jóvenes de entre 15 y 24 años viviendo con el VIH. En el año 2018, la gente joven representaba casi la mitad de las 6400 nuevas infecciones del país.
Tailandia ha avanzado a pasos agigantados en su respuesta al sida, al incluir la terapia antirretrovírica gratuita dentro de su programa de cobertura sanitaria universal. Sin embargo, los adolescentes y las personas jóvenes que viven con el VIH a menudo quedan fuera de dichas atenciones o no reciben el apoyo que necesitan para adherirse al tratamiento. La autoestigmatización, el estigma y la discriminación, y la transición de la atención pediátrica al cuidado adulto son solo algunos de los desafíos a los que tienen que enfrentarse los adolescentes y los jóvenes seropositivos.
Para salvar esta brecha, hace tres años el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y otros socios nacionales liderados por la Red tailandesa de personas que viven con el VIH crearon la Red tailandesa de jóvenes que viven con el VIH. Su principal objetivo era capacitar a los adolescentes y jóvenes que viven con el VIH para que se conviertan en los agentes del cambio que querrían ver en sus vidas. La red se constituyó y recibió poder para proporcionar servicios de derivación, formar a las personas para que desarrollen las destrezas que necesitan en su vida y prestar apoyo entre iguales a los adolescentes y a las personas jóvenes que viven con el VIH.
Krittahanan Ditthabanjong, uno de los primeros miembros activos de la red, es ahora su jefe de comunicación corporativa. Mientras estudia para ser periodista, trabaja también como editor de contenidos para varias páginas web y revistas tailandesas, y es, además, un joven líder de reconocido prestigio. El Sr. Ditthabanjong representa a la red en acontecimientos públicos y en los medios de comunicación, y da voz a las necesidades de las personas jóvenes que viven con el VIH.
«He revelado públicamente mi estado serológico positivo porque quiero que otras personas aprendan también de mis experiencias, y quiero hacerle llegar a la gente joven la información que precisa para disfrutar de una vida sana y digna». Me siento seguro para alzar la voz porque cuento con el apoyo de mis amigos y de la comunidad», dijo.
Gracias al apoyo técnico y económico de UNICEF y de otros socios, y mediante una variedad de plataformas y estrategias, la red ofrece apoyo emocional cuando una persona recibe su diagnóstico positivo del VIH, proporciona información para reducir la autoestigmatización, da herramientas y prepara para afrontar la situación, y crea una red de apoyo para abordar el estigma y la discriminación. «La gente joven que vive con el VIH necesita apoyo emocional y una comunidad en la que poder confiar», insistió el Sr. Ditthabanjong.
Los jóvenes líderes formados de la red asesoran a los jóvenes que viven con el VIH y los acercan a las instalaciones sanitarias, los hospitales y los servicios liderados por la comunidad para el tratamiento y el cuidado del VIH. Los líderes jóvenes acompañan igualmente a los chicos y chicas que viven con el VIH a sus consultas médicas, y realizan un seguimiento con visitas a casa para ayudarlos a adherirse al tratamiento.
Utilizan las redes sociales para llegar a los jóvenes, y a través de ellas les proporcionan información sobre el VIH y promueven su autoaceptación. Iniciativas como la campaña online «Creciendo con el VIH» ofrecen espacios seguros en los que los jóvenes pueden plantear sus dudas sobre distintos temas, incluyéndose aquí la prevención del VIH y las prácticas sexuales seguras, así como les permite compartir opiniones y puntos de vista.
«"Creciendo con el VIH" permite a los jóvenes ser parte de nuestra comunidad y los ayuda a sentir que no están solos», explica el Sr. Ditthabanjong.
El Sr. Dittahabanjong muestra también su compromiso con otras campañas e iniciativas en redes sociales con UNICEF dirigidas a los jóvenes tailandeses en general, y que también le permiten conocer el parecer y las perspectivas de las personas que viven con el VIH. Hace muy poco se ha unido a la campaña «Atrévete a soñar», creada por UNICEF para los jóvenes de Tailandia, con el objetivo de dar voz a sus opiniones respecto de la educación y de lo que necesitan para hacer la transición a la vida adulta. «Desde que era un tímido adolescente que no quería hablar y que constantemente miraba a su asesor buscando su aprobación hace ya unos cuantos años, el Sr. Ditthabanjong ha recorrido un largo camino con nosotros y, de hecho, fue uno de los nueve ponentes motivacionales de la campaña para la juventud "Atrévete a soñar"», apuntó un miembro del personal de UNICEF.
El Sr. Ditthabanjong concluye: «Un día me hicieron una entrevista en un medio de comunicación. En cuanto dejé de estar en directo, recibí un mensaje de una persona joven a la que acaban de diagnosticar el VIH. "Mi madre y mi padre no me aceptan, y yo quiero acabar con mi vida"», me contó. Entonces lo llamé, quedé con él y lo convencí para que se uniera a nuestra red. Ahora esa persona está bien. Las cosas le están yendo bien. Nuestro trabajo impacta en la vida de las personas.
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Apoyo a las comunidades para que se impliquen en la respuesta al sida en Tailandia
20 Enero 2020
20 Enero 2020 20 Enero 2020La oficina de ONUSIDA en Tailandia está situada en Bangkok y cuenta con un pequeño equipo de tres profesionales. Una de ellos es Orawan Bettenhausen, auxiliar administrativa, quien lleva casi 20 años dedicada al equipo. «Formar parte de la familia de ONUSIDA me ha capacitado y me ha transformado en quien soy hoy. Tengo la gran fortuna de estar bajo la supervisión de directores regionales que siempre me han animado y respaldado, y de verme rodeada de grandes compañeros e iguales, tanto dentro como fuera de ONUSIDA, que constantemente me han ayudado, apoyado e inspirado», señala.
La Sra. Bettenhausen recuerda una reunión que mantuvo durante sus primeras semanas en ONUSIDA con una persona que vivía con el VIH, un representante de la Red tailandesa de personas que viven con el VIH. «Le pregunté sobre su vida. Cuando terminó de hablar, rompí a llorar», relata. «Para mi sorpresa, él me dijo que ni él ni ninguna otra de las personas que viven con el VIH querrían que yo sintiera lástima por ellos. Simplemente querían ser aceptados tal y como son. Me enseñó una enorme lección, y en aquel momento me comprometí a trabajar siempre por las personas que viven con el VIH o que están afectadas por el virus».
Con el paso de los años ha trabajado junto al director regional y el resto del equipo para llegar a las comunidades, las organizaciones de la sociedad civil y las personas que viven con el VIH. Ha estado siempre muy implicada y comprometida con la respuesta al sida. «Desde mi papel de auxiliar administrativa, sí que siento que apoyo a los socios de la comunidad de muchas maneras diferentes. Por ejemplo, contribuyo para llevar a cabo proyectos conjuntos, facilito apoyo logístico para asegurarme de que las comunidades puedan participar en acontecimiento regionales y nacionales, y permito que se comuniquen interpretando de tailandés a inglés y viceversa». Pienso que estoy dando a los miembros de la comunidad la oportunidad de superar las barreras lingüísticas, para que puedan así estar presentes en aquellos espacios en que se toman las decisiones, con vistas a que logren poner voz a sus necesidades, y llevar y mostrar su gran labor fuera de Tailandia», explica.
La Sra. Bettenhausen ha sido testigo de cambios importantes en la respuesta al sida en Tailandia. Por ejemplo, recuerda cómo ONUSIDA ponía en marcha proyectos en colaboración con las organizaciones de la sociedad civil y facilitaba el diálogo entre los legisladores, los implementadores de programas para el VIH y los representantes de la comunidad en un momento en que el estigma y la discriminación contra las personas que vivían con el VIH y los grupos de población clave constituían la mayor preocupación del país.
Desde el año 2015, Tailandia tiene en marcha un paquete 3 × 4 para instalaciones sanitarias libres de estigma, el cual incluye programas integrales para abordar y eliminar las barreras que impiden acceder a los servicios sanitarios. En 2019 el país anunció la iniciativa Thailand Partnership for Zero Discrimination, con la cual se pretendía conseguir la cero discriminación no solo en el ámbito sanitario, sino también en el lugar de trabajo y en el sistema educativo. ONUSIDA lleva implicada desde el mismo momento en que se lanzó la iniciativa y colabora activamente proporcionando ayuda técnica para elaborar la estrategia de cero discriminación, desarrollar un plan de supervisión y evaluación, y hacer realidad la estrategia aunando esfuerzos con el Gobierno tailandés y la sociedad civil.
«Mi contribución a este logro consistía en proporcionar un apoyo continuo al director del país, cuyo papel fue fundamental para involucrar y acercar a interesados procedentes de distintos sectores, siempre con el fin de asegurarnos de que las comunidades estén presentes y puedan alzar la voz. Ahora nuestros compañeros del Gobierno trabajan mano a mano con las organizaciones de la sociedad civil. Todos los interesados clave son iguales y se reúnen para tomar decisiones en igualdad de condiciones y avanzar en la misma dirección. Hemos construido un verdadero asociacionismo», recalca la Sra. Bettenhausen.
La Sra. Bettenhausen creció en la zona norte de Tailandia. Su pasión por el sector público surgió de muy niña, cuando veía a su padre mejorar los medios de vida de los agricultores y sus familias como asesor para el Gobierno alemán y los donantes para el desarrollo rural. Años más tarde, mientras estudiaba un máster en gestión, se dio cuenta de que no quería dedicarse al mundo de los negocios y decidió escribir su tesis sobre la labor del centro Mercy-Human Development Centre, una organización no gubernamental que trabaja en los suburbios de Klong Toey, en Bangkok. Los dos meses que pasó trabajando en los suburbios y recabando datos para su tesis la hicieron ser consciente de realidades como la pobreza urbana, el consumo de drogas, el abuso infantil y el VIH. «Después de graduarme, me dediqué durante dos años a los negocios, pero enseguida me di cuenta de que mi vocación era seguir los pasos de mi padre y trabajar para las personas. El destino se puso de mi lado y encontré un puesto de trabajo en ONUSIDA», cuenta.
El principal desafío al que se enfrenta la Sra. Bettenhausen en la oficina regional es el ser capaz de llevar a cabo y mantener al día distintas tareas, puesto que su trabajo de administrativa le requiere un enorme tiempo. Sin embargo, para ella, todo lo que se hace con la debida diligencia ayuda a avanzar y contribuye a marcar la diferencia. Su labor no solo es fundamental para garantizar que la oficina regional de ONUSIDA pueda cumplir con su mandato, sino que también es imprescindible para conseguir el objetivo de poner fin al sida en 2030.
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Feature Story
Cambiando el curso de la epidemia del VIH en Tailandia
17 Enero 2020
17 Enero 2020 17 Enero 2020Amanece una mañana como otra cualquiera en el Centro de Investigación del Sida de la Cruz Roja Tailandesa, una organización de la sociedad civil que trabaja bajo el amparo de la Sociedad de la Cruz Roja Tailandesa. En un edificio en pleno corazón de Bangkok, las enfermeras, los médicos, los asesores y los educadores inter pares están ocupados con su quehacer diario, suministrando los servicios para el VIH a las 200 personas que diariamente acuden a la Clínica Anónima de la Cruz Roja Tailandesa para realizarse los controles médicos, las pruebas del VIH y recibir los servicios para la prevención del VIH, entre los que se encuentran la administración de preservativos y de profilaxis preexposición (PrEP).
A sus 35 años, Praphan Phanuphak, director del centro que él mismo cofundó en 1989, descubrió el primer caso de VIH en Tailandia. «Fue algo accidental. Me derivaron a un paciente para que yo lo tratara e investigara el motivo por el que tenía una infección cutánea por hongos que era muy recurrente», recuerda. «En febrero de 1985, este mismo paciente ingresó con una neumonía por Pneumocystis. Y ese mismo mes nos mandaron al hospital a otro hombre con una infección criptocócica generalizada. A ambos se les diagnosticó VIH. Desde entonces, llevo todos estos años dedicándome en cuerpo y alma a tratar a las personas que viven con el VIH y a desarrollar soluciones para expandir el acceso a los servicios del VIH en el país».
El Sr. Praphan es consciente de que, durante los primeros años del VIH, la respuesta tailandesa al virus tuvo que enfrentarse a importantes desafíos. Por aquel entonces, las leyes tailandesas obligaban a los hospitales a comunicar al ministerio de Salud Pública los nombres de las personas a las que se había diagnosticado el VIH, lo cual contribuyó a aumentar el estigma y la discriminación contra las personas que viven con el VIH. En respuesta a ello, la Cruz Roja Tailandesa abrió la Clínica Anónima Cruz Roja Tailandesa, el primer centro anónimo en Asia, y recomendó al Gobierno tailandés suprimir la mencionada ley de informes. La Clínica Anónima continúa siendo el centro más conocido que realiza pruebas voluntarias del VIH en el país.
«Hasta principios del año 2000, los medicamentos antirretrovirales no estaban disponibles en los centros sanitarios públicos tailandeses, y muchas de las personas que vivían con el VIH no podían permitirse adquirirlos», apuntaba el Sr. Praphan. Añadió, además, que en 1996 el Centro de Investigación del Sida de la Cruz Roja Tailandesa fue el primero en suministrar medicamentos antirretrovirales gratuitos como parte de los ensayos clínicos en el marco del acuerdo de colaboración para la investigación sobre el VIH entre Tailandia, Australia y los Países Bajos.
«Tras años de desesperanza, por fin llegó el momento de poder mirar hacia adelante y ver la luz. Por esa razón, quiero darle las gracias a Su Alteza Real la Princesa Soamsawali, quien nos apoyó abriendo en 1996 un fondo para la prevención de la transmisión maternoinfantil del VIH. Y aquello fue ya mucho antes de que el Gobierno de Tailandia comenzara su gran programa de prevención», recalcó el Sr. Praphan.
La respuesta al sida en Tailandia ha ido cambiando enormemente con el paso de los años. En el año 2006, Tailandia integró sus servicios para el VIH, incluyéndose aquí la terapia antirretroviral, en su plan de cobertura sanitaria universal. Desde 2014, Tailandia está suministrando la terapia antirretroviral a todo el mundo independientemente de su conteo de células CD4. Hoy todos pueden acceder al tratamiento de manera gratuita, y a las personas que viven con el VIH se les ofrece la medicación inmediatamente después del diagnóstico.
Sin embargo, también son muchas las personas que empiezan su terapia antirretroviral ya tarde. «Nosotros disponemos de los medicamentos, pero mucha gente no obtiene su diagnóstico lo suficientemente rápido», advirtió el Sr. Praphan. A pesar del enorme progreso alcanzado, la epidemia del VIH aún no está erradicada en Tailandia. El VIH sigue concentrándose entre los grupos de población clave: casi el 50 % de las nuevas infecciones registradas en 2018 se produjeron entre hombres gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. El bajo acceso a las pruebas del VIH entre los grupos de población clave se relaciona con la aceptabilidad de los servicios y el estigma y la discriminación, los cuales obstaculizan el acceso al diagnóstico, la prevención y el cuidado del VIH.
«Por nuestra experiencia, la mejor forma para detectar y diagnosticar a tiempo a las personas que viven con el VIH consiste en ayudar a los grupos de población clave a llegar a sus iguales y traerlos a los centros sociales dedicados al VIH, donde se les pueden realizar las pruebas para conocer su estado serológico», explica el Sr. Praphan, quien defendió con éxito la idea de modificar la ley tailandesa para poder certificar a proveedores no profesionales de los grupos de población clave con el fin de que puedan ser ellos quienes administren un buen número de servicios para el VIH.
El Centro de Investigación del Sida de la Cruz Roja Tailandesa se ocupa fundamentalmente de llevar a cabo proyectos piloto con el objetivo de obtener pruebas a partir de las que informar a los planificadores y los legisladores nacionales. Las pruebas proporcionan una base para la aceptación nacional y permiten llevar las innovaciones a escala nacional.
El centro, que se ha convertido en un referente líder en lo que concierne al acercamiento a los grupos de población clave, lleva desde 2014 ofreciendo profilaxis preexposición a todas las personas que corren un riesgo sustancial de contraer el VIH, a través de proyectos como el Princess PrEP Programme . En octubre de 2019, Tailandia introdujo la profilaxis preexposición entre el paquete de beneficios de la cobertura sanitaria universal, en lo que se consideró una fase piloto de los esfuerzos que se estaban haciendo por llevar la profilaxis previa a la exposición a la población de todo el país.
El Sr. Praphan considera que los legisladores y los implementadores de programas deberían comprender que «no podemos continuar trabajando como hasta ahora. En Asia y en el Pacífico, muchos países todavía son escépticos o conservadores en cuanto a la necesidad de promover los enfoques necesarios para cambiar el curso de la epidemia del VIH». Él tiene claro que la región no puede alcanzar para 2020 los objetivos de 90-90-90 si seguimos avanzando al ritmo actual. «Necesitamos empezar a pensar desde una nueva perspectiva y fijarnos en lo que otros países están haciendo, lo cual nos puede servir como modelo. Así es como podemos recorrer más rápido el camino para acabar con el sida como amenaza para la salud pública».