Desde el comienzo de la pandemia de la COVID-19, Marcela Alcina, del Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Mujeres Positivas (MLCM+), ha recibido más de 20 llamadas al día en las que le pedían tanto ayuda para comida o medicinas como consejos para afrontar el confinamiento.
Yesenia Rodríguez (no es su verdadero nombre) hizo una de esas llamadas. Colombiana de nacimiento, vivió durante más de 24 años en la República Bolivariana de Venezuela, pero, debido a la crisis humanitaria del país, tuvo que regresar a Cali, Colombia, hace seis meses para acceder a su tratamiento para el VIH.
«Somos ocho: mis cuatro hijos, mi marido, mis dos nietos y yo», me cuenta.
La Sra. Rodríguez no tiene trabajo y necesita ayuda para alimentar a su familia y acceder a su medicación antirretroviral. «Volví a Cali solo para enfrentarme a otra nueva crisis. Lo que más me preocupa es conseguir mi medicación antirretroviral, pero no tengo acceso a la atención sanitaria en Colombia», explica. «Está siendo extremadamente duro tanto para mí como para mi pareja, ya que ambos vivimos con el VIH. Mis hijos y mi esposo están desempleados. Y los niños no aguantan el hambre igual que los adultos».
A la Sra. Rodríguez la pusieron en contacto con Yani Valencia, de la Organización Lila Mujeres, parte de la red MLCM+. Recibió un paquete de alimentos para ella y para su familia, y actualmente la están poniendo en contacto con alguien que pueda garantizar su acceso a la terapia antirretroviral. «Estuve a punto de desmayarme cuando me trajeron toda esta comida, me hizo extremadamente feliz».
ONUSIDA está recomendando que, especialmente durante la pandemia de la COVID-19, las personas que viven con el VIH tengan a mano los suministros médicos necesarios. Las pautas para el tratamiento del VIH elaboradas por la Organización Mundial de la Salud recomiendan ahora la dispensación multimensual de tres o más meses de medicamentos para el VIH para la mayoría de las personas con visitas rutinarias. Sin embargo, según una encuesta reciente llevada a cabo por ONUSIDA en América Latina y el Caribe con relación a las necesidades de la comunidad de las personas que viven con el VIH en el contexto de la pandemia de la COVID-19, solo una de cada diez personas afirmaron haber recibido un suministro de tres meses de su terapia antirretroviral.
«Hemos conocido a personas que no pueden acceder a la atención sanitaria. Un compañero nuestro en Colombia cogió prestada la motocicleta de un vecino para repartir medicamentos. Nos damos cuenta de que a las comunidades se nos pasa por alto muy a menudo, cuando debemos ser también parte de la respuesta. No podíamos esperar más, necesitábamos hacer algo ya», insiste la Sra. Alcina.
Las comunidades han desempeñado y continúan desempeñando un papel clave en la respuesta al sida a nivel local, nacional e internacional. Y ahora las comunidades están desempeñando un papel enorme en la lucha contra la COVID-19. MLCM+ ha desarrollado una red de 850 voluntarios que trabajan en 17 países de la región y cuyo objetivo es extender la solidaridad durante la pandemia de la COVID-19, manteniendo el foco en las personas que viven con el VIH.
«Estamos distribuyendo comida y productos de limpieza, hacemos mascarillas que después distribuiremos junto con la terapia antirretroviral, estamos enseñando a las personas métodos de prevención, repartimos preservativos y ayudamos a las mujeres a encontrar refugio en los casos de violencia doméstica», cuenta la Sra. Alcina.
MLCM+ está trabajando en toda la región junto con ONUSIDA, ONU Mujeres, el Fondo de Población de las Naciones Unidas y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Juntas, todas las organizaciones están ofreciendo apoyo técnico o financiero.
«ONUSIDA nos proporciona recursos, especialistas y webinars formativos». Por otro lado, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura nos ayuda económicamente. De esta forma, entre todos estamos lanzando un mecanismo que pretende reforzar las acciones del Gobierno, nunca reemplazarlas», detalla la Sra. Alcina.
«Observamos cómo las desigualdades se han hecho mucho más evidentes durante la pandemia de la COVID-19. La desigualdad y, sobre todo, la desigualdad de género, se ve exacerbada en tiempos de crisis. Las mujeres que viven con el VIH han de estar en el centro de las respuestas tanto al VIH como a la COVID-19, no podemos dejarlas atrás», insistió César Núñez, director del Equipo de apoyo regional de ONUSIDA para América Latina y el Caribe.