Asia Pacific

Press Release

Tailandia acoge esta semana la reunión mundial sobre el VIH y muestra su liderazgo en la respuesta al sida

BANGKOK, 11 de diciembre de 2022— La 51.ª reunión de la Junta de Coordinación del Programa (JCP) de ONUSIDA tendrá lugar del 13 al 16 de diciembre en Chiang Mai, Tailandia. El anfitrión de la reunión es el Gobierno de Tailandia, que preside la JCP de 2022. Es la primera vez en 14 años que la Junta se reúne fuera de Ginebra (Suiza), la segunda lo hará en Chiang Mai.

“Le estamos agradecidos a Tailandia por su liderazgo en la respuesta mundial a la epidemia de VIH. El país ha dado pasos importantes para poner fin a la epidemia y está dando ejemplo también de cómo hacer realidad la voluntad política”, afirmó Taoufik Bakkali, director en funciones del Equipo de apoyo regional de ONUSIDA para Asia y el Pacífico.

“Que esta reunión tenga lugar en Tailandia ayuda a mantener el impulso en la región de Asia y el Pacífico para alcanzar los compromisos adquiridos por las naciones en la declaración política sobre el VIH de 2021”, dijo Bakkali.

La reunión de la Junta Coordinadora del Programa ONUSIDA muestra un enfoque integrador. Las organizaciones de la sociedad civil, incluidas las asociaciones de personas que viven con el VIH, se reunirán con Estados Miembros y organismos de las Naciones Unidas. Los asistentes visitarán juntos y aprenderán de los programas de apoyo a las personas afectadas. “Esta inclusividad es la clave de la eficacia del enfoque de ONUSIDA”, afirmó Bakkali. “Cada vez se hacen más preguntas sobre los procesos internacionales: dónde se celebran, quién participa y cómo están conectados con las experiencias de las personas más afectadas. Esta reunión se celebra en un país que tiene muchas enseñanzas que compartir sobre cómo responder al sida”.

La Junta Coordinadora del Programa de ONUSIDA supervisa y proporciona una dirección estratégica al Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida, que es el encargado de orientar y apoyar la respuesta mundial al VIH.

La 22.ª reunión de la JCP en 2008 también tuvo lugar en Chiang Mai bajo los auspicios del exministro de Salud Pública, Chavarat Charnvirakul. La reunión de este año estará presidida por su hijo, el vice primer ministro y ministro de Salud Pública, Anutin Charnvirakul.

La respuesta al VIH en Tailandia

Se calcula que 520 000 personas vivían con el VIH en 2021.

Tailandia ha avanzado considerablemente en la respuesta a la epidemia, especialmente en el suministro de pruebas y tratamientos a aquellas personas que viven con el VIH. En 2016 se convirtió en el primer país de la región en certificar la eliminación de la transmisión maternoinfantil del VIH. También se ha unido a la Alianza mundial de acciones para eliminar todas las formas de estigma y discriminación relacionadas con el VIH.

Desde 2010, las muertes relacionadas con el sida han disminuido en casi dos tercios (65 %) y las nuevas infecciones se han reducido un 58 %. Se calcula que el año pasado el 94 % de las personas que vivían con el VIH en Tailandia conocían su estado serológico. El 91 % de las personas diagnosticadas estaban en tratamiento y el 97 % de las que recibían terapia antirretroviral consiguieron la supresión viral.

Antes de la reunión de la JCP, los delegados conocerán los principales logros de Tailandia en la respuesta al VIH. El país ha sido pionero en la integración de los servicios relacionados con el VIH en la cobertura sanitaria universal. Esto se ha convertido en un mecanismo de financiamiento sustentable de la respuesta al VIH, ya que ha aumentado significativamente las inversiones en servicios de salud dirigidos por las poblaciones clave y comunidades.

Tailandia ha puesto en marcha buenas prácticas para acabar con la epidemia del sida. Por ejemplo, la legalización de la venta de pruebas de autodiagnóstico del VIH sin prescripción médica, la posibilidad de que más personas puedan iniciar el tratamiento el mismo día del diagnóstico y la exitosa implantación de un programa de profilaxis preexposición (PrEP). (La PrEP son medicamentos que toman a diario las personas seronegativas para evitar contraer el virus). La importancia que Tailandia ha dado a la salud pública y sus esfuerzos por combatir la estigmatización y la discriminación han sido fundamentales para progresar.

“Tailandia va por el buen camino para alcanzar y superar los objetivos 95-95-95 de pruebas, tratamiento y supresión viral para 2025. Para conseguirlo debe llegar a aquellos que todavía no tienen acceso a los servicios de prevención, pruebas, tratamiento y atención del VIH”, dijo Patchara Benjarattanaporn, directora de ONUSIDA en Tailandia. Señaló que una prioridad clave es que Tailandia sea capaz de dar un diagnóstico más temprano y siga reduciendo las nuevas infecciones. Se calcula que el año pasado se produjeron 6500 nuevas infecciones por el VIH en el país. Un dato preocupante es que la mitad de las nuevas infecciones se producen en jóvenes de entre 15 y 24 años, y la mayoría de ellos pertenecen comunidades de población clave.

“Tailandia ofrece servicios relacionados con el VIH de gran calidad. Por desgracia, aún hay demasiados jóvenes que no reciben la información sobre la prevención, los servicios y el apoyo que necesitan. Además, algunas personas seropositivas se enteran tarde de su estado serológico, cuando la enfermedad está ya avanzada. A medida que trabajamos para llegar a los que se están quedando atrás, debemos abordar las desigualdades en el acceso a la información, los servicios y el apoyo, así como seguir innovando y ampliando los enfoques eficaces dirigidos por la comunidad”, afirmó Benjarattanaporn. “Si actuamos con contundencia ante las desigualdades, podremos acabar con la epidemia de sida para 2030”.

51st meeting, UNAIDS Programme Coordinating Board, 13-16 December 2022

Press Statement

ONUSIDA celebra la derogación de la ley que criminalizaba a las personas LGBT en Singapur

GINEBRA, 22 de agosto de 2022 - ONUSIDA aplaude el anuncio de Singapur con relación a su derogación de la sección 377a del código penal del país que criminaliza las relaciones sexuales consensuadas entre hombres. La ley, que se remonta a 1938, cuando Singapur estaba sujeta a la norma colonial británica, castiga el sexo consensuado gay con una sentencia de prisión de hasta dos años.

En su discurso anual sobre políticas, que incluía planes para derogar la legislación, el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, insistió en que el sexo consentido entre hombres de ningún modo puede ser criminalizado y en que no existe justificación alguna para procesar a las personas por ello, ni para convertirlo en un delito. Continuó destacando que los gais eran también ciudadanos y vecinos singapurenses cuyo deseo es vivir su propia vida, participar en la comunidad y contribuir plenamente a Singapur.

«El fin de la criminalización de los hombres gais es una gran noticia, tanto para la comunidad de lesbianas, gais, bisexuales y personas trans de Singapur como para todo el país en su conjunto», señaló Taoufik Bakkali, director regional de ONUSIDA para Asia y la región del Pacífico. «ONUSIDA celebra este hecho como un paso significativo hacia el respeto de los derechos humanos de las personas LGBT en Singapur y la creación de una sociedad más abierta, tolerante e inclusiva en la que las personas puedan ser quienes son y amar a quienes quieran sin miedo a ser encarceladas. Este cambio vital salvará vidas, beneficiará a todos e inspirará a otros países a seguirlo. Otros países deberían unirse al creciente grupo de naciones que ya han abandonado la criminalización».

Las leyes que castigan las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo, así como la violación de los derechos humanos de las personas LGBT, representan un importante obstáculo para mejorar los resultados sanitarios, incluso en la respuesta al VIH. La legislación punitiva favorece el estigma y la discriminación contra las personas LGTB, e impide que busquen atención médica por miedo a ser denunciadas a las autoridades y a tener que enfrentarse al castigo y la detención. Además, bloquea el establecimiento de políticas nacionales que respondan adecuadamente a las distintas epidemias que afectan a sus poblaciones.

Así, Singapur se une a una creciente lista de países que recientemente han descriminalizado las relaciones entre personas del mismo sexo, incluidos Antigua y Barbuda, Botsuana, Bután y Angola. El cambio en Singapur conseguirá reducir por fin a menos de 70 en todo el mundo el número de países en los que las relaciones consentidas entre personas del mismo sexo siguen criminalizadas . La descriminalización no es el punto final para abordar el estigma y la exclusión, pero sí supone un paso vital hacia adelante.

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HIV and gay men and who have sex with other men

Feature Story

Entrenando a los trabajadores de la salud de Indonesia para mejorar los servicios del VIH dirigidos a las poblaciones clave

30 Marzo 2022

“Los jóvenes no acceden de forma regular a los servicios relacionados con el VIH. Me encantaría invitar a mis amigos a realizarse la prueba, pero todos tienen miedo. No disponen de información suficiente ni de apoyo por parte de sus familias y les da miedo conocer su estado serológico”, afirmó Andika Bayu Aji, una persona joven procedente de la provincia de Papua Occidental, en Indonesia.

Se ha pasado por alto la epidemia de VIH entre los jóvenes de Asia y el Pacífico, aunque aproximadamente un cuarto de las nuevas infecciones por el VIH en la región se da en personas de entre 15 y 24 años. La gran mayoría de jóvenes afectados por el VIH de la región pertenecen a poblaciones vulnerables (personas que viven con el VIH, hombres gays y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, personas trans, trabajadores sexuales y personas que se inyectan drogas).

Al igual que en muchos otros países de la región, las infecciones por el VIH en jóvenes de Indonesia, que suponen casi la mitad de las nuevas infecciones, se atribuyen al estigma y la discriminación, a la poca sensibilización sobre el VIH en el ámbito educativo, a la falta de servicios adaptados a las necesidades de los jóvenes y a los tabúes sociales.

“Los jóvenes a menudo sufren el estigma y la discriminación en los centros de atención sanitaria. Los profesionales de la salud son trabajadores de primera línea. Si los servicios son de mala calidad, los jóvenes no los usarán y les dirán a otros jóvenes que no los usen. Estamos limitados por las clínicas a las que podemos acceder porque muchas, si no la mayoría, no están adaptadas a sus necesidades”, afirmó Sepi Maulana Ardiansyah (conocido como Davi), coordinador nacional de Inti Muda, la red nacional para los grupos de población clave de Indonesia.

Un estudio reciente de Inti Muda y la Universidad de Padjajaran concluyó que la voluntad de los jóvenes de acceder a los servicios en provincias como Papua Occidental era muy baja. Esto se debía, sobre todo, a la falta de servicios adaptados a sus necesidades y al desconocimiento de las cuestiones relacionadas con las poblaciones clave por parte de los trabajadores sanitarios. Los jóvenes a menudo se encuentran con dificultades para acceder a los servicios por la lejanía de las clínicas y hospitales y se topan con barreras como la edad de consentimiento para las pruebas.

El estigma y la discriminación (y, en especial, la discriminación por parte de los profesionales de la salud) desalienta el acceso a los servicios del VIH de muchos grupos jóvenes de población clave. Algunos de los retos principales son la preocupación por la intimidad y la confidencialidad. Otros obstáculos adicionales incluyen los horarios de apertura de las clínicas públicas, que con frecuencia no se ajustan a las rutinas de la gente, así como los prejuicios y actitudes juzgadoras de los trabajadores sanitarios en lo que respecta a la orientación sexual, la identidad de género y la salud mental.

Entre el 14 y el 18 de marzo, Inti Muda, con el apoyo técnico de Youth LEAD y ONUSIDA, organizó un curso de sensibilización para los trabajadores sanitarios de Sentani y Jayapura, dos ciudades de Papua Occidental, en el que participaron más de 50 personas.  Unos días antes, Inti Muda organizó también un festival para más de 80 jóvenes en un esfuerzo por involucrarlos en la respuesta al VIH y generar demanda de los servicios del VIH.

“Antes del curso no conocía las distintas necesidades de los grupos de población clave, lo que dificulta el poder llegar a ellos. Aprendimos técnicas importantes para llegar a los jóvenes como pueden ser los servicios de asesoramiento adaptados a sus necesidades, las intervenciones digitales o el animarlos a hacerse la prueba”, dijo Kristanti, de la oficina de salud del distrito.

“Aprendí que las necesidades de los jóvenes son diversas. Esta formación nos permitirá mejorar nuestros servicios para adaptarlos a ellos, lo que es ahora nuestra máxima prioridad”, añadió Hilda Rumboy, la matrona a cargo del departamento de los servicios para el VIH del centro de salud primaria de Waibhu.

Tanto el curso como el festival recibieron el respaldo del Ministerio de Asuntos Exteriores y Comercio de Australia. La reciente inversión de 9,65 millones de dólares australianos tomados del sexto reaprovisionamiento del Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria (el Fondo Mundial) por parte del Gobierno australiano, que incluía una financiación del Ministerio de Asuntos Exteriores de 2 millones de dólares previamente comprometidos a ONUSIDA, tiene como objetivo reducir el número anual de nuevas infecciones por el VIH en los grupos de población clave de Camboya, Indonesia, Papua Nueva Guinea y Filipinas.

“Asegurar que los jóvenes y los grupos vulnerables tengan acceso a información veraz sobre la prevención del VIH y que los centros de pruebas sean asequibles y accesibles es crucial para poner fin a la epidemia de sida. Nos enorgullece trabajar con las comunidades locales y ONUSIDA para incrementar la disponibilidad de información sobre el VIH, mejorar el alcance y la calidad de los servicios sanitarios y animar a los jóvenes y grupos vulnerables a hacerse la prueba”, dijo Simon Ernst, ministro asesor interino para la gobernanza y el desarrollo humano en la embajada de Australia en Indonesia.

El curso se basa en el manual que desarrolló Youth LEAD en 2021, financiado con la ayuda del programa del Fondo Mundial para la sostenibilidad de los servicios del VIH para las poblaciones clave en Asia y el Equipo de Apoyo Regional de ONUSIDA de Asia y el Pacífico. Con la concesión para los próximos dos años del Ministerio de Asuntos Exteriores australiano, Youth LEAD expandirá la formación a dos países más, Camboya y Filipinas, y apoyará a las redes dirigidas por los jóvenes de ambos países para desarrollar los cursos.

“Los jóvenes todavía se enfrentan a muchos retos que les impiden el acceso a la atención sanitaria esencial que necesitan. La delegación nacional de ONUSIDA en Indonesia está trabajando estrechamente con el Equipo de Apoyo Regional de ONUSIDA y el Ministerio de Asuntos Exteriores australiano para asegurar que las redes lideradas por los jóvenes tengan la capacidad y las habilidades de liderazgo necesarias para tomar el control de la respuesta al VIH y participar directamente en la creación de espacios seguros donde los jóvenes puedan acceder a los servicios sin estigma ni discriminación”, afirmó Krittayawan Boonto, la directora nacional de ONUSIDA de Indonesia.

Feature Story

“Mi misión en la vida es acabar con el estigma y la discriminación, y eso comienza con I = I”: una historia sobre el activismo del sida en Tailandia

01 Marzo 2022

Pete vivía una vida bastante normal en Bangkok, Tailandia, y como un día cualquiera fue a trabajar. Tenía una empresa que importaba y exportaba verduras frescas de países vecinos en Asia sudoriental, un negocio familiar que compartía con su hermana. Era feliz, se encontraba en una relación seria y duradera con su novio, y todo parecía perfecto. Ese día, él y su pareja acudieron a realizarse pruebas de VIH, y ahí fue cuando su vida comenzó a cambiar.

“Me enteré de mi estado serológico en 2016 y justo después abandoné mi trabajo porque no sabía si viviría mucho más. Sin la orientación ni el apoyo profesional de salud mental, tenía muchos conceptos erróneos sobre el VIH, y empecé a sufrir de depresión”, dijo.

“Me culpé por haber contraído el VIH, y fui incapaz de sobrellevar este pensamiento. Me convertí en un usuario de drogas, practicaba el ‘chemsex’, rompí con mi novio y sobreviví a intentos de suicidio”, continuó. “Pero tras recibir el respaldo de organizaciones locales de personas que viven con el VIH, decidí retomar el control de mi vida. Comencé a hablar abiertamente sobre el VIH para ayudar a otros jóvenes a vivir con un diagnóstico positivo. Aunque nunca fue mi plan, sabía que tenía que hacerlo. Por eso me convertí en un activista del sida”, añadió.

Hoy en día, Pete (más conocido en Internet como Pete Living with HIV) es un reconocido activista en Tailandia y ha llegado lejos desde su diagnóstico. Ha pasado los últimos años construyendo una comunidad en línea para las personas que viven con el VIH. En este espacio seguro, las personas pueden relacionarse y estar lo suficientemente cómodas para compartir sus historias y experiencias en un entorno abierto y libre de estigma y discriminación. Su grupo de Facebook, que tiene estrictos requisitos de afiliación (por razones obvias), cuenta con más de 1300 miembros.

“Creé este espacio porque no disponía de un lugar donde contar mi historia. Quería crear una plataforma donde las personas que viven con el VIH puedan estar orgullosas de sí mismas y recordar que no están solas. Nadie merece ser estigmatizado, acosado, deshumanizado o despreciado. Toda persona es digna de ser amada, respetada y aceptada”, comentó.

En 2019, el país anunció la Asociación para la Cero Discriminación de Tailandia, que aboga por intensificar la colaboración entre el gobierno y la sociedad civil para trabajar contra el estigma y la discriminación más allá de los centros de atención sanitaria, entre ellos los lugares de trabajo, el sistema educativo, y el sistema legal y judicial. ONUSIDA lleva implicada desde que se lanzó la iniciativa y colabora activamente proporcionando asistencia técnica para elaborar la estrategia de cero discriminación y el plan de acción quinquenal, desarrollar un plan de monitorización y evaluación, y hacer realidad la estrategia aunando esfuerzos con el Gobierno tailandés y la sociedad civil.

Pete piensa que esta iniciativa es una piedra angular para acabar con la epidemia de sida, ya que el estigma y la discriminación siguen siendo el principal obstáculo para los servicios relacionados con el VIH. “Aunque ha mejorado mucho a lo largo de los años, sigo sufriendo el estigma y la discriminación cuando acudo a las revisiones periódicas de las infecciones de transmisión sexual. Todavía recibo juicios de las enfermeras y doctores”, señaló.

Pete además se ha convertido en un apasionado activista y habla de la importancia de la campaña I = I (indetectable = intransmisible) en foros internacionales y conferencias. “I = I cambió mi vida. Continúo luchando y fomentando I = I porque sus mensajes tienen el poder de cambiar la vida de las personas que viven con y están afectadas por el VIH. Sin embargo, lo más importante es que puede modificar las actitudes sociales y abordar el estigma y la discriminación”, afirmó.

Gracias a I = I, el tratamiento contra el VIH ha transformado el panorama de la prevención. El mensaje es claro y transformador: al estar en un tratamiento contra el VIH y tener una carga viral indetectable, las personas que viven con el virus no pueden transmitirlo a sus parejas. Saber que ya no pueden transmitir el VIH en sus relaciones sexuales puede permitir que las personas que viven con el VIH se sientan firmemente comprometidas con la prevención a la hora de abordar sus relaciones presentes o futuras.

Pete impulsó una campaña en 2020 centrada en I = I y la defensa de la salud mental. “A través de mis redes sociales, conciencio sobre la importancia de escuchar a las personas y sus experiencias y respetarlas.  I = I es fundamental para ayudar a que las personas que viven con el VIH superen la autoestigmatización y los sentimientos negativos, como la vergüenza, que les disuaden de acceder el tratamiento o de seguirlo. I = I es alentador; puede ayudar a recordar a las personas que viven con el VIH que deben estar orgullosas de sí mismas”, indicó.

Pete está reforzando ahora las asociaciones con las partes interesadas nacionales y aliados de la respuesta al VIH para garantizar que los mensajes relacionados con I = I, la prevención del VIH, y la cero discriminación se amplíen y lleguen a diferentes audiencias. También es un representante de un grupo de trabajo multisectorial para diseñar y aplicar el Índice de estigma en personas que viven con el VIH en Tailandia, que se llevará a cabo este año. Ha apoyado a las Naciones Unidas en Tailandia en varias campañas, como la de  “Todas las personas merecen amor” en el Día de San Valentín y la de Cero discriminación, en la que participan jóvenes de todo el país.

Día de la Cero Discriminación 2022

Press Statement

ONUSIDA celebra la decisión de Nueva Zelandia de levantar las restricciones para viajar de las personas que viven con el VIH

GINEBRA, 25 de octubre de 2021—ONUSIDA celebra el anuncio de Nueva Zelandia, que termina con todas la restricciones para viajar de las personas que viven con el VIH. La reciente decisión del Servicio de Inmigración de Nueva Zelandia retira al VIH de la lista de condiciones médicas con probabilidades de conllevar un gasto o carga importante para los servicios sanitarios del país. Gracias a esto, termina para las personas que viven con el VIH la prohibición de obtener oficialmente un visado de residencia. 

“Elogio a Nueva Zelandia por dar este importante paso, y espero que sirva como ejemplo para que otros países eliminen sus restricciones y políticas discriminatorias contra las personas que viven con el VIH”, comentó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA.

Las leyes, políticas y prácticas que prohíben la movilidad de las personas que viven con el VIH son discriminatorias, y con frecuencia limitan sus oportunidades para viajar, estudiar o trabajar en el extranjero.  Para terminar con las desigualdades a las que se enfrentan las personas que viven con el VIH, ONUSIDA aboga por el derecho a la libertad de circulación y a la no discriminación. No hay pruebas de que restringiendo la entrada, estancia o residencia de personas que viven con el VIH se proteja en modo alguno la salud pública de un país.

Con el fin de las restricciones en Nueva Zelandia, ONUSIDA todavía contabiliza 46 países, territorios y zonas, que continúan imponiendo alguna forma de restricción a la entrada, estancia o residencia de personas que viven con el VIH, en base a su estado serológico.

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Atrapado en Nepal sin medicamentos para el VIH

15 Marzo 2021

Wang Tang (nombre ficticio) nunca había estado en Nepal, pero a finales de marzo de 2020 era uno de los pocos países que no había cerrado sus fronteras con China. Dado que estaba desesperado por irse de Pekín, tras haber tenido que quedarse en casa durante meses después de que el brote de coronavirus se propagara por toda China, compró un billete.

Pero, unos días después de su llegada, mientras estaba en Pokhara, la cuarta parada de su viaje, el gobierno local anunció el cierre de la ciudad. Escuchó que el confinamiento no duraría más de un mes.

Como es una persona que vive con el VIH, había llevado suficiente tratamiento contra el VIH para un mes. Sin embargo, pronto se enteró de que la reapertura de la ciudad se iba a posponer, lo que significaba que corría el riesgo de quedarse sin los medicamentos que necesitaba tomar con regularidad para suprimir su carga vírica y mantenerse sano.

El Sr. Wang tragó saliva mientras contaba las pastillas que le quedaban. No tenía ni idea de cómo conseguir más.

A medida que el confinamiento se prolongaba, parecía no ver el final. El Sr. Wang empezó a tomar sus medicamentos cada dos días para que su suministro durara un poco más. 

Se puso en contacto con sus amigos, con la esperanza de que le enviaran medicamentos a Nepal, pero no pudieron. El país estaba confinado, no se podía importar nada.

Entonces, el Sr. Wang se puso en contacto con su amigo Mu-Mu, director de Beijing Red Pomegranate, una organización no gubernamental que presta servicios voluntarios a personas que viven con el VIH. Con la ayuda de Mu-Mu, el Sr. Wang había aprendido cómo conseguir el tratamiento contra el VIH después de ser diagnosticado. Puesto que se conocían desde hace muchos años, Mu-Mu contaba con la confianza de su amigo. Mu-Mu se puso en contacto con la Oficina de ONUSIDA en China para ver si era posible entregar los medicamentos al Sr. Wang. Un miembro del personal de ONUSIDA enseguida se puso en contacto con la Oficina de ONUSIDA en Nepal.

Todo pasó tan rápido que el Sr. Wang se quedó asombrado cuando recibió un mensaje de Priti Acharya, que trabaja para AHF Nepal y con la que se había puesto en contacto la Oficina de ONUSIDA en Nepal, en el que decía que le llevaría los medicamentos.

Al día siguiente, la Sra. Acharya recorrió 15 km en moto por un camino polvoriento antes de llegar al lugar donde se iba a reunir con el Sr. Wang. Cuando bajó de las montañas para reunirse con ella, la Sra. Acharya, empapada en sudor, lo estaba esperando bajo el sol del mediodía.

«Estaba muy feliz y agradecido por su duro trabajo. A cambio, ella me ofreció una alegre sonrisa nepalí e instrucciones detalladas acerca de la dosis del medicamento», dijo el señor Wang.

Se hicieron una fotografía juntos y luego el señor Wang observó cómo la señora Acharya se marchaba en su motocicleta. Su imagen, desvaneciéndose en la distancia, ha quedado grabada en su memoria. Para asistir al encuentro, que duró cinco minutos, la señora Acharya tuvo que hacer un viaje de más de 30 km ida y vuelta.

«Durante aproximadamente medio mes había estado padeciendo dolor y ansiedad casi de forma diaria debido a la ausencia de medicación y a la soledad que me provocaba estar sola en un país extranjero. No me podía creer que hubiera conseguido los medicamentos para el VIH en tan poco tiempo», dijo el señor Wang. Después del viaje le escribió a la señora Acharya explicándole lo importantes que eran los medicamentos que ahora estaban a su alcance: «son capaces de salvar vidas».

Al finalizar su estancia en Nepal, el señor Wang quiso hacer algo por ONUSIDA. Como es un fotógrafo experimentado, se ofreció voluntario para llevar a cabo una sesión de fotos para la oficina de Nepal de ONUSIDA.

El tema que escogió fue el antiguo jugador de fútbol Gopal Shrestha, la imagen de una organización benéfica que lucha contra el VIH en Nepal y la primera persona que vive con el VIH en alcanzar la cima del Monte Everest. Tras haber sido diagnosticado con VIH en 1994, el señor Shrestha lanzó la campaña Step-Up y dedicó muchos años a escalar montañas alrededor del mundo, con la ilusión de dar fuerza y esperanza a aquellas personas que viven con el VIH.

En 2019 el señor Shrestha alcanzó el pico de la montaña más alta del mundo, el Monte Everest, registrando un logro histórico para las personas que viven con el VIH. «Si 28 000 personas ya han sido capaces de escalar el Monte Everest, ¿por qué no iba a poder hacerlo yo?», añadió. «Al escalar la montaña más grande del mundo, lo que quiero es probar que no somos diferentes al resto y que todos podemos marcar la diferencia».

«En cuanto lo vi, me di cuenta de que era un hombre sofisticado», dijo el señor Wang. El señor Shrestha posó de forma natural delante de la cámara sin necesidad de ninguna instrucción. Irradiaba confianza y encanto. Sus ojos, felices y satisfechos, reflejaban la belleza de la naturaleza. «Los ojos son verdaderamente el espejo del alma», confesó el señor Wang.

El señor Wang está deseando volver a Nepal. Con el fin de la pandemia, las orillas del lago Pokhara se inundarán de turistas y espera ver la pequeña ciudad de la montaña repleta de gente, como en los viejos tiempos.

Nuestra acción

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La COVID-19 impulsa la dispensación multimensual del tratamiento contra el VIH en Camboya

25 Febrero 2021

Cuando estalló la pandemia de COVID-19 en Nom Pen, Em Ra, en la foto de arriba, estaba preocupada.

Vive con VIH y solo tenía medicamentos para un mes.

"En primer lugar, temía que los medicamentos no se pudieran enviar a Camboya y, en segundo lugar, cuando no tenemos medicamentos para unos meses, tenemos que venir a la clínica muy a menudo", dijo. "Esto aumenta mis gastos y también las posibilidades de contagiarme de COVID-19".

Hace poco, durante una visita a la clínica del Centro Nacional para el VIH/Sida, Dermatología y ETS (NCHADS, por sus siglas en inglés), su médico, Prak Narom, le informó de que podía optar a la dispensación multimensual del tratamiento del VIH. "A causa de la COVID-19, a un paciente con buena salud que toma su tratamiento a diario se le pueden recetar medicamentos para el VIH para más de tres meses, y a algunos pacientes podemos darles hasta para seis meses", explicó.

La Sra. Ra es una de las miles de personas en Camboya que ahora pueden recoger una provisión de medicamentos en una sola visita. Se calcula que hay 73 000 personas que viven con el VIH en Camboya y ahora casi el 50 % de las personas en tratamiento tienen acceso a la dispensación multimensual del tratamiento del VIH. Antes de la pandemia, esa cifra era del 34 %.

El programa de dispensación multimensual del tratamiento del VIH en Camboya comenzó en 2019, mucho antes de la pandemia de COVID-19, pero ha demostrado ser una bendición.

"Cuando pusimos en marcha la dispensación multimensual, hubo algunos desafíos por la escasez de medicamentos, pero hoy los hemos superado y podemos proporcionar a las personas medicamentos para hasta seis meses", dijo Ly Penh Sun, director de NCHADS, en la foto de arriba.

La directora nacional de ONUSIDA de Camboya, Vladanka Andreeva, se temía lo peor cuando la COVID-19 cerró el país.  «El mayor y más antiguo emplazamiento para el tratamiento contra el VIH de la capital fue readaptado para servir como un centro de COVID-19 y nuestras actividades de divulgación tuvieron que cesar, ya que los locales públicos se encontraban cerrados al público».

Sin embargo, ONUSIDA, junto con el programa nacional sobre el sida y las comunidades, colaboró y ayudó a trasladar a las personas a otro emplazamiento de tratamiento, al mismo tiempo que proporcionaba mascarillas y desinfectante para las manos a las personas que viven con el VIH.  ONUSIDA también defendió que las personas que viven con el VIH se integraran en el programa de emergencia de transferencia de efectivo. Como resultado, se beneficiaron más de 2500 familias.

Y lo que es más importante, ONUSIDA y sus asociados presionaron para implantar la entrega a domicilio del tratamiento y el despliegue de la dispensación multimensual de medicamentos para el VIH a nivel nacional.

«Hemos utilizado la COVID-19 como acelerador para seguir ampliando y fomentando la dispensación multimensual de los medicamentos», explica la señora Andreeva, que aparece en la imagen superior.

Ha tenido tanto éxito que el señor Narom no puede creerlo.

«En el pasado atendíamos a 30 pacientes por la mañana, pero ahora con la dispensación multimensual podemos reducir esto a la mitad o más de la mitad», comentó.  «Ahora puedo pasar más tiempo con mis pacientes y llevar a cabo revisiones más profundas».

Cuando una persona no puede recibir regularmente la terapia antirretroviral, su carga vírica aumenta, repercutiendo en la salud de la persona, lo que en última instancia puede llevar a la muerte.  Incluso las interrupciones relativamente breves del tratamiento contra el VIH pueden tener un considerable impacto negativo en la salud de una persona y su potencial para transmitir el VIH.

ONUSIDA aboga por que todos los países, ministerios de la salud y los programas nacionales sobre el sida ofrezcan acceso a terapia antirretroviral durante tres o más meses para todas las personas que viven con el VIH, entre ellos(as) los refugiados y los migrantes.

En cuanto a la señora Ra, se ha unido a un grupo de Telegram creado por la clínica para las personas que viven con el VIH en caso de que tengan preguntas sobre su salud o sus medicamentos.

Ver:  COVID-19 fomenta la dispensación multimensual del tratamiento contra el VIH en Camboya

Fotografía: ONUSIDA/S.DARA

Watch: COVID-19 spurs on multimonth dispensing of HIV treatment in Cambodia

Feature Story

Cartografía de la vulnerabilidad para ayudar a las trabajadoras sexuales en Bangladesh y Myanmar

12 Enero 2021

Cálidas sonrisas dan la bienvenida a Lily a medida que se aproxima a su primera parada del día: uno de los once burdeles dispersos por el país que Lily, presidenta de la Red de trabajadoras sexuales de Bangladesh, visita cada tres meses para interesarse por las mujeres que allí trabajan y conocer de su propia boca el tipo de ayuda que cada una necesita. Pese a que sus visitas se han visto limitadas en los últimos meses como consecuencia de las restricciones a la movilidad para frenar la expansión de la COVID-19, Lily sabe bien que todas esas sonrisas no son sino la coraza que esconde las dificultades que esas mujeres como ella están viviendo.

«Para mí todas esas trabajadoras sexuales son como mis hermanas. Siento profundamente su felicidad y su dolor, los siento como propios, y trato siempre de hacer todo lo que está en mi mano para solucionar cualquier problema que las pueda estar perturbando», confiesa Lily. Durante la pandemia de la COVID-19, Lily y las 29 organizaciones basadas en la comunidad que atienden a las trabajadoras sexuales en el país han luchado incansablemente para responder a las cada vez mayores solicitudes de ayuda. En marzo, las restricciones a la movilidad que el Gobierno impuso en todo el país hicieron que las trabajadoras sexuales no pudieran tener más clientes, debido a lo cual la mayoría vio desaparecer su fuente de ingresos y, con ello, se extinguió su capacidad de mantenerse a sí mismas y a sus familias.

«Los hijos de las trabajadoras sexuales se enfrentaron a desafíos gigantescos durante la situación de la COVID-19, ya que sus madres no podían proporcionarles nada que llevarse a la boca. En cuanto nosotros [la Red de trabajadoras sexuales de Bangladesh] nos enteramos de ello, nos pusimos en contacto con muchas organizaciones y con el sector privado para buscar apoyo», explica Lily. En respuesta a la llamada a la acción, la red movilizó fondos para apoyar a 2100 trabajadoras sexuales a lo largo y ancho de todo el país. El apoyo liderado por la comunidad en Bangladesh también ha obtenido un gran reconocimiento mundial. Hace muy poco, una extrabajadora sexual, Rina Akter, fue reconocida por la BBC por su gran esfuerzo y el de su equipo de ayudantes, ya que juntos lograron servir 400 comidas a la semana a las trabajadoras sexuales que más lo necesitaban.

«Aunque algunas, muy pocas, trabajadoras sexuales tienen ahorros, la gran mayoría no puede sobrevivir sola» apunta Rahat Ara Nur, responsable técnica del Fondo de Población de las Naciones Unidas en Bangladesh. «A través del Fondo de Población de las Naciones Unidas, proporcionamos a las trabajadoras sexuales los productos básicos de prevención contra la COVID-19, como mascarillas faciales y materiales para el lavado de manos. Asimismo, elaboramos anuncios para el servicio público que emitimos en la radio de la comunidad para asegurarnos de que lográbamos concienciar sobre las medidas de prevención frente a la COVID-19 entre la comunidad».

Con el cierre de los locales de ocio, categoría en la que se incluyen los burdeles, algunas de las trabajadoras sexuales han vuelto a recurrir al trabajo sexual en la calle, el cual incrementa el riesgo de violencia, implica un menor uso de preservativos y se traduce en que muchos de los clientes se van sin pagar o pagan menos.

Asimismo, las trabajadoras sexuales están experimentado una mayor vulnerabilidad a la violencia de género. Al perderse una fuente de ingresos, surgen los conflictos con relación a las cuestiones económicas, y las redes de trabajadoras sexuales informan de que sus miembros han sido víctimas de abusos por parte de sus cónyuges, parejas y propietarios de los burdeles.

Algunas trabajadoras sexuales se han quedado sin hogar al cerrarse los burdeles y, en algunos casos, los dueños de los inmuebles las echaron a la calle por no poder hacer frente al alquiler de su vivienda. Muchas trabajadoras sexuales señalan el estigma y la discriminación como una barrera que les impide acceder a otras formas de empleo. Los servicios de promoción de la salud que en su día se ocupaban de la salud sexual y reproductiva en los burdeles, entre otras cosas de acercar los servicios relacionados con las pruebas y la prevención del VIH, se han visto también suspendidos por las restricciones de movilidad.

Bangladesh, octubre de 2019. Fotografía: UNFPA Bangladesh/Naymuzzaman Prince

Y todo ello no sucede solo en Bangladesh. A lo largo y ancho de toda la región Asia-Pacífico, las redes nacionales y regionales de trabajadoras sexuales están informando de que el brote de la COVID-19 ha exacerbado las desigualdades de las que son objeto las trabajadoras sexuales, y de que, además, muchas de ellas se han visto apartadas o excluidas de los servicios de protección social.

«No hay ni un solo programa de ayuda del Gobierno que vaya especialmente dirigido a las trabajadoras sexuales. Hay prestaciones para la población general, sobre todo para las personas de bajos ingresos, pero las trabajadoras sexuales no pueden optar a dichas medidas de protección social porque desempeñan su trabajo en la economía informal», reivindica Hnin Hnin Yu, presidenta de la red Trabajadoras sexuales en Myanmar (SWiM, por sus siglas en inglés), un grupo activista no gubernamental que lucha por el respeto a los derechos de las trabajadoras sexuales.

Sumado a ello está el hecho de que muchas trabajadoras sexuales son migrantes (internacionales o nacionales) y carecen de los papeles necesarios o no están registradas en las autoridades locales para poder acceder a las ayudas gubernamentales. Los requisitos de elegibilidad para recibir ayuda social, como la documentación que justifique los ingresos, el certificado de residencia, una identificación nacional y la contribución a los esquemas nacionales de protección social y presentación de impuestos, son las razones en que las administraciones se amparan para excluir a las trabajadoras sexuales de las ayudas del Gobierno. De acuerdo con una consulta online llevada a cabo por ONUSIDA y SWiM a las trabajadoras sexuales de todo el país, aparte de los fondos limitados procedentes de los actores humanitarios, ninguna de las trabajadoras sexuales había recibido otra ayuda social.

«Cuando se asignaron las ayudas para la COVID-19 del Fondo Mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria, en la cantidad reservada para las personas que vivían con el VIH se incluyó a las trabajadoras sexuales más vulnerables, para que ellas también pudieran recibir provisiones de alimentos», relata el Sr. Myo, asesor de apoyo a la comunidad de ONUSIDA en Myanmar. «Sin embargo, pronto nos dimos cuenta de que se trataba de una solución ad hoc que llegaba solo a un pequeño porcentaje de la población vulnerable. Necesitamos un apoyo más sostenible para las trabajadoras sexuales, algún tipo de protección social».

Se ha hecho evidente que se ha de dar prioridad a las ayudas y los apoyos especialmente dirigidos a las trabajadoras sexuales. Sabedora de que es necesario conocer mucho más sobre las brechas existentes en materia de protección social para las trabajadoras sexuales, ONUSIDA, en colaboración con el Fondo de Población de las Naciones Unidas y el Programa Mundial de Alimentos, está explorando la posibilidad de llevar a cabo una evaluación de necesidades y una iniciativa de cartografía para conocer a fondo la vulnerabilidad de las trabajadoras sexuales durante la pandemia de la COVID-19. Los datos obtenidos a partir de la iniciativa de cartografía liderada por la comunidad se utilizarán para elaborar programas de apoyo para la subsistencia y la seguridad alimentaria; facilitar un mejor acceso a las terapias antirretrovirales y a los servicios para la salud sexual y reproductiva; prevenir la violencia de género y conseguir mejores servicios para la respuesta.

Respecto a este horizonte que se atisba en el que las agencias de las Naciones Unidas unen sus fuerzas con el fin de coordinar, codo con codo con las redes de trabajadoras sexuales, un ejercicio de cartografía para conocer la vulnerabilidad, la Sra. Nur deja entrever una gran emoción. Esta herramienta de apoyo no solo ayudará a identificar los desafíos a los que se enfrentaron las trabajadoras sexuales durante el brote de la COVID-19, sino que también catalizará el trabajo posterior para movilizar recursos para los programas y abordar las injusticias ya anteriores a la pandemia de la COVID-19.

Hnin Hnin Yu se refiere a la discriminación y el acoso por parte de la Policía como el gran desafío al que, desde hace años, se enfrentan las trabajadoras sexuales, quienes ven cómo se violan sus derechos. Durante el brote de la COVID-19, las comunidades han informado de una mayor vigilancia policial así como de abusos y hasta violencia física por parte de los agentes. Igualmente, se ha obligado al pago de tasas para llevar a cabo el trabajo sexual. En respuesta a ello, SWiM proporciona asistencia legal liderada por la comunidad y entre iguales para las trabajadoras sexuales que han sido arrestadas. Su objetivo no es otro que el que toda la gente conozca sus derechos.

Para quienes trabajan muy de cerca con las organizaciones lideradas por la comunidad ha sido sumamente inspirador comprobar que, aunque las redes de trabajadoras sexuales y las trabajadoras sexuales a las que representan se han enfrentado a grandes retos, siempre han dado lo mejor de sí para apoyar a sus compañeras. Existe optimismo. Se espera que los datos recabados en un ejercicio de cartografía de la vulnerabilidad constituyan las pruebas que hacen falta para expandir el alcance de la protección social y los servicios para la respuesta humanitaria, de manera que esta llegue también a las trabajadoras sexuales. Y no solo eso, cabe la esperanza de que los resultados de la cartografía sirvan también para incrementar el número de programas liderados por la comunidad.

Infographic: Sex workers have rights

Press Statement

ONUSIDA aplaude el voto del parlamento de Bhután a favor de derogar la legislación que penaliza y discrimina a las personas LGBT

GINEBRA, 14 de diciembre de 2020—ONUSIDA da la enhorabuena al parlamento de Bhután por votar a favor de derogar los artículos 213 y 214 del Código Penal del país. Estas disposiciones penalizaban ciertos actos sexuales privados y llevaban a la discriminación contra las personas lesbianas, gais, bisexuales y transgénero (LGBT), y a su marginalización. El parlamento del país votó a favor de la derogación el Día de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre.

«No puedo sino elogiar a los parlamentarios de Bhután por votar por crear una sociedad más compasiva, tolerante e inclusiva y por reconocer que las personas LGBT del país merecen privacidad, respeto y dignidad», dijo Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA. «Este paso dado el Día de los Derechos Humanos también ayudará a asegurar que las personas LGBT de Bhután reciban los servicios básicos que necesiten, incluidos el tratamiento y la prevención del VIH y los servicios de atención sanitaria».

Bhután se ha convertido en el país que más recientemente ha despenalizado las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo. Desde 2014, Angola, Botswana, Gabón, India, Mozambique, Nauru, Palau, las Seychelles y Trinidad y Tabago han tomado esta misma medida. Sin embargo, las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo siguen estando penalizadas en al menos 68 países y territorios de todo el mundo.

La penalización de las relaciones sexuales consentidas entre personas del mismo sexo impide que las personas accedan a los servicios de prevención del VIH, realización de pruebas y tratamiento, y los utilicen. Asimismo, aumenta su riesgo de contraer el VIH. Legitima el estigma, la discriminación y la violencia contra las personas LGBT y es una violación de los derechos humanos.

A escala mundial, el riesgo de contraer el VIH es 26 veces mayor entre hombres homosexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres que entre la población general y 13 veces mayor para las personas transgénero. Los marcos legales y normativos prohibitivos y la falta de servicios adaptados a los grupos de población clave aumentan su vulnerabilidad al VIH. ONUSIDA insta a todos los países a asegurar el pleno respeto de los derechos humanos de todas las personas, con independencia de su orientación sexual, mediante la derogación de legislación que prohíbe los actos sexuales entre adultos con consentimiento mutuo y en privado, la aplicación de legislación que protege a las personas de violencia y discriminación, el abordamiento de la homofobia y la transfobia, y la garantía de que haya disponibles servicios sanitarios cruciales.

Feature Story

Los jóvenes de China se convierten en los protagonistas de la prevención del VIH

13 Octubre 2020

«En mi época no había ninguna enfermedad así. El sida ha aparecido por culpa de estudiantes como vosotros, que estáis todo el día haciendo el bobo y perdiendo el tiempo», gritó un señor mayor a un grupo de estudiantes que estaban hablando a la gente sobre la prevención del VIH en el precioso lago del Oeste de China. «¡Aprended a comportaros! No necesitamos escuchar vuestra basura».

En el año 2020, casi tres años después, Zhao Honghui, líder del grupo y estudiante de tercer año de Medicina en la Universidad de Zhejiang, sigue teniendo grabadas en su cabeza cada una de aquellas palabras, aunque sabía que él no había hecho nada malo. «Me quedé con ganas de responderle a ese hombre que, en realidad, las nuevas infecciones por el VIH entre los adultos también estaban aumentando», señala. «Y que el odio y la negación no son nunca una solución al VIH».

Hace bien poco, el Sr. Zhao tuvo la oportunidad de decir lo que siempre había querido decir, y habló sobre todas sus experiencias, buenas y malas, como voluntario para lograr la prevención del VIH. Y lo hizo de forma online y en directo ante más de 71 000 personas de todos los rincones de China.

Él y otros cinco jóvenes voluntarios en la respuesta al VIH participaron en un diálogo online en materia de juventud y VIH organizado por ONUSIDA y Tencent, una empresa tecnológica china. Fue uno de los actos de entre toda una serie de diálogos entre jóvenes organizados por las Naciones Unidas en China y Tencent para celebrar el Día Internacional de la Juventud y el 75.º aniversario de las Naciones Unidas. El objetivo del programa era que los jóvenes chinos pudieran alzar la voz y expresar su opinión con relación a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En China, según las estadísticas del Gobierno, las nuevas infecciones por el VIH entre los jóvenes de 15-24 años no han parado de crecer en los últimos años. Al invitar a jóvenes voluntarios a compartir sus historias, ONUSIDA busca que su diálogo logre concienciar a los jóvenes sobre los riesgos de la infección por el VIH. Asimismo, con estos actos se quiere enseñar a los más jóvenes a protegerse tanto a sí mismos como a los demás, y se pretende que cada vez un mayor número se comprometa a trabajar por la prevención del VIH.

Mei Junyan, estudiante de segundo curso de la Universidad Tecnológica del Sur de China, compartió su experiencia como educador de iguales en los ámbitos de la educación sexual y la prevención del VIH. Sun Yinghui, de la Universidad de Zhongshan, contó a los espectadores que su equipo de investigación médica había estudiado el impacto de la COVID-19 en las personas que viven con el VIH y explicó cómo se podían abordar los desafíos a los que se enfrentaba el mundo. «Veo el futuro con esperanza porque el diálogo me ha hecho darme cuenta de que no estoy sola en esta batalla», explica la Sra. Sun. «Se trata de un diálogo tremendamente inspirador para todas las personas que, como yo, estamos entregadas a la prevención del VIH», insistió el Sr. Mei.

Además, pudieron conversar e interactuar con otros ponentes invitados. Huang Xiaoming, actor y embajador de buena voluntad de ONUSIDA en China, confesó que ser voluntario no era una tarea sencilla. Hao Yang, director de la Asociación china para el control y la prevención de las enfermedades de transmisión sexual y el sida, animó a todos los participantes a seguir adelante con su gran labor. Comentó que la educación entre iguales complementa la educación impartida por los centros educativos, y animó a todos los estudiantes a realizar más voluntariado.  

Uno de los invitados especiales fue Andy Liu (nombre ficticio). Contrajo el VIH hace cinco años, cuando tan solo tenía 21. Ahora mismo, tras iniciar y adherirse a una terapia antirretrovírica, su carga vírica es indetectable y se ha convertido en voluntario para ayudar a otras personas que viven con el VIH. Sin embargo, y desgraciadamente, siente que todavía tiene que desconectar su cámara para ocultar su identidad, ya que el estigma contra las personas que viven con el VIH no ha desaparecido en China. Al final del diálogo hubo un momento realmente conmovedor, cuando el Sr. Huang le dijo al Sr. Liu que soñaba con el día en que pudiera mostrar su rostro sin miedo. Él se mostraba convencido de que ese día llegaría pronto y de que entonces podría continuar dirigiéndose a las personas que viven con el VIH y defendiéndolas del estigma y la discriminación.

El Sr. Zhao hizo público otro de sus deseos: que esos diálogos entre jóvenes se convirtieran en un acontecimiento anual en el que los jóvenes voluntarios en el ámbito del VIH pudieran intercambiar sus ideas. «Este diálogo resulta muy útil para nosotros, ya que nos permite conocer lo que están haciendo otros voluntarios y podemos aprender unos de otros. Quiero dar las gracias a ONUSIDA por proporcionarnos esta plataforma, y deseo de corazón que se convierta en un acontecimiento periódico».

Amakobe Sande, directora regional de ONUSIDA en China, subrayó el firme compromiso de ONUSIDA para con los más jóvenes, y manifestó que tanto ONUSIDA como el Gobierno chino y las organizaciones socias basadas en la comunidad están al servicio de la juventud. «Ojalá que los jóvenes que han participado en el diálogo de hoy logren inspirar cada vez a más personas y que cada vez seamos más los que aunamos nuestras fuerzas. Juntos podemos conseguir una generación sin VIH. Juntos podemos poner fin al sida como amenaza para la salud pública».

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