Un joven ataviado con una camiseta roja a rayas y unos vaqueros descoloridos entra en un popular bar del dentro de Ciudad Quezón, Filipinas. Empieza a hablar con el dueño; unos jóvenes no tardan en unirse a la conversación. Son las diez de la noche y el grupo se confundía de forma continua con los otros clientes del bar. No obstante, los jóvenes no están allí para relajarse. Todos ellos son educadores y trabajadores sanitarios contratados por el departamento de sanidad de Ciudad Quezón.
“Sencillamente te acostumbras”, dice Mai. “La noche para nosotros es como el día para otros. El trabajo es el trabajo”.
Afuera, una farola arroja su resplandor naranja sobre una ambulancia que vibra con suavidad, mientras, aparcada, espera clientes discretamente. El grupo de hombres ha acudido al bar para asesorar sobre el VIH y realizar pruebas entre los clientes y el personal, que son mayoritariamente homosexuales y hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres. En esta calurosa noche han realizado pruebas a unas 50 personas.
Con sus casi tres millones de habitantes, Ciudad Quezón es el núcleo urbano más poblado de las Filipinas. Esta urbe tiene como principal prioridad acabar con la creciente epidemia de sida.
“Ciudad Quezón no cesará de esforzarse para continuar y mantener su programa de cero nuevas infecciones por VIH, cero discriminaciones y cero muertes relacionadas con el sida. Seguimos comprometidos a proporcionar intervenciones preventivas, tratamiento, cuidado y asesoramiento para garantizar que nuestro pueblo tiene una mejor calidad de vida”, dijo el alcalde, Herbert Bautista.
ONUSIDA ha animado a las ciudades a acelerar su respuesta al sida a través de la concentración de inversiones y la consecución de objetivos esenciales en la prevención y el tratamiento del VIH. En Filipinas, Ciudad Quezón está liderando el plan de aplicación de Acción acelerada de ONUSIDA en zonas urbanas.
El pasado 4 de diciembre, Ciudad Quezón albergó una reunión con representantes de ciudades de la Gran Manila para debatir sobre cómo poner fin a la epidemia de sida para el año 2030. Los participantes se sumaron a la estrategia Acción acelerada.
ONUSIDA calcula que, en 2014, se produjeron 6.400 nuevos casos de infección por el VIH a nivel nacional y que había 36.000 personas viviendo con el VIH en el país. La prevalencia del VIH entre hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres fue de un 3,3% en 2013, en comparación con el 1,68% de 2011. Entre la población con edades comprendidas entre 15 y 49 años, la prevalencia del VIH se estimaba en menos de un 0,1 % en 2014.
Ciudad Quezón: pionera en la respuesta al VIH del país
En Filipinas, una red de instalaciones satisface las necesidades sanitarias de los trabajadores sexuales desde el año 1990. No obstante, en 2012, Ciudad Quezón fue la primera ciudad del país en abrir una clínica que suministre servicios sanitarios a personas transgénero y a hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres.
Klinika Bernardo, conocida popularmente como la Clínica Atardecer, está ubicada en una autovía muy transitada. Abre de tres de la tarda a once de la noche y admite un número máximo de pacientes al día.
“Proveemos servicios a hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres, procedentes de todo el país”, según dijo Leonel John Ruiz, médico jefe en Klinika Bernardo. “Sólo un 40% de nuestros pacientes son de Ciudad Quezón”.
Desde el principio, el volumen de pacientes de la Clínica Atardecer ha sido elevado. Durante sus dos primeros meses abierta, se han realizado 250 pruebas del VIH, se han proporcionados servicios de asesoramiento con anterioridad y posterioridad a las pruebas y a 18 les ha sido diagnosticado HIV positivo. Para finales de 2014, la clínica ha llevado a cabo más de 2,500 pruebas, de las que poco más de 200 fueron HIV positivo. La primera Clínica Atardecer tuvo tanto éxito que la ciudad inauguró una segunda clínica a principios de este año.
La Clínica Atardecer: un lugar seguro para personas transgénero y hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres
Pese a que en Filipinas la ley ampare las relaciones sexuales entre personas del mismo género, hay mucha gente que no ve con buenos ojos dichas relaciones y, al mismo tiempo, un alto grado de estigmatización y discriminación hacia los homosexuales y otros hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres. El miedo a la exclusión y el aislamiento social hace que muchos hombres que practican sexo con hombres no accedan a los servicios de salud convencionales. Según estudios llevados a cabo por funcionarios sanitarios de la ciudad, dos tercios de los hombres que practican sexo con hombres en Ciudad Quezón jamás se han realizado las pruebas del VIH.
Klinika Bernardo, con sus filas de macetas y una decoración en un tono verde brillante, presenta una atmósfera muy animada. La clínica cuenta con 10 empleados y 4 educadores, entre quienes se incluyen hombres que practican sexo con hombres y una mujer transgénero. Los pacientes pueden elegir el educador que mejor se adapte a sus necesidades. En lugar de registrar y llamar a cada paciente por su nombre, se les asigna un número para poder mantener su anonimato.
Los empleados son expertos en tranquilizar a los pacientes más nerviosos.
“Es la primera vez que me hago una prueba del VIH. No sé qué esperar”, dijo un joven que rellenaba un formulario de inscripción. “Traté de leer algo sobre el VIH para informarme con antelación, pero me llevó un tiempo reunir el valor para venir aquí. Mi compañero también ha venido, después que oyéramos hablar del tema a un amigo. Nos hacemos las pruebas juntos”.
Los jóvenes comentaron que el personal fue comprensivo con ellos y que se lo veía experimentado a la hora de ayudarles a disipar sus miedos.
Las personas que son diagnosticadas VIH positivo reciben asesoramiento sobre medicamentos antirretrovíricos y son acompañadas por el personal durante sus primeros meses de tratamiento del VIH, que es gratuito en Filipinas.
El programa del VIH de Ciudad Quezón se convierte en un modelo a seguir para otras ciudades
Ciudad Quenzón tiene puestas en marchas las clínicas Atardecer y ha incrementado considerablemente sus inversiones en programas del VIH en los últimos años. Y los esfuerzos de la ciudad para que la gente se haga más pruebas del VIH están dando sus frutos. El número de homosexuales y otros hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres que se realizan pruebas del VIH se ha cuadruplicado entre 2011 y 2014.
“En estos tres años que llevamos en funcionamiento, el panorama ha cambiado, sin duda alguna”, afirma el Sr. Ruiz. “Antes, nos costaba convencer a las personas para que se hiciesen pruebas. Ahora, la mayoría de nuestros pacientes vienen por cuenta propia. La gente busca información personalmente y de forma activa”.
En 2014, Ciudad Quezón recibió el prestigioso premio Galing Pook por la extraordinaria labor gestora llevada a cabo en la ciudad, con la apertura de clínica de VIH pioneras en todo el país. Los ayuntamientos de otras ciudades están comenzando a adaptarse al modelo de Ciudad Quezón y, por tanto, inaugurando sus propias clínicas.
El personal de la Clínica Atardecer, pese a estar orgullosos de todo lo conseguido, tienen el deseo de poder cerrar la clínica, aunque sea por un día.
“Rezo antes de ir a dormir”, dice Adel, la única educadora mujer de Klinika Bernardo. “Rezo para que llegue el día en que nadie más necesite nuestros servicios. Es para lo que estoy trabajando”.