West and Central Africa

Feature Story

ONUSIDA y más organismos del sistema de las Naciones Unidas apoyan la respuesta a la COVID-19 en Nigeria

10 Julio 2020

El sistema de las Naciones Unidas en Nigeria se unió a la lucha contra la COVID-19 poco después de que se detectara el primer caso en el país a finales de febrero de 2020.

Las grandes lecciones aprendidas por ONUSIDA y su enorme experiencia a la hora de acercar y unir a las distintas partes interesadas han sido fundamentales para guiar la respuesta interinstitucional de las Naciones Unidas liderada por el coordinador del país, Edward Kallon. Movilizando muy activamente su capital político y su buena voluntad en el país, ONUSIDA ha ayudado a aportar recursos y mejores líneas de comunicación, coordinación y responsabilidad a la respuesta nacional a la COVID-19.

A mediados de marzo, se estableció un grupo de trabajo presidencial para desarrollar un plan de respuesta a la COVID-19 que determinara cuál debía ser el trabajo conjunto de las organizaciones. Las lecciones aprendidas de la respuesta al VIH se incluyen en el desarrollo de los cuatro principios de unidad que guían la respuesta nacional a la pandemia de la COVID-19: un plan de respuesta a la pandemia de la COVID-19 multisectorial, una autoridad coordinadora nacional para la COVID-19, un sistema de evaluación y supervisión para la COVID-19 y una plataforma para la financiación e inversión en la COVID-19.

«Los cuatro principios de unidad simplificarán y clarificarán los papeles, las responsabilidades y las relaciones, incluyéndose aquellas dentro del Gobierno», señaló el Ministro de Sanidad de Nigeria, Osagie Ehanire.

Otra lección aprendida de la respuesta al VIH es la que tiene que ver con la importancia de garantizar que las personas marginadas y vulnerables sean tenidas en cuenta en cada uno de los pasos para el desarrollo de una respuesta a la epidemia. El posible impacto de la COVID-19 sobre las personas que viven con el VIH, los grupos de población clave y las personas sin recursos ha de ocupar también el centro de la toma de decisiones.

«ONUSIDA se coordinó periódicamente con las distintas redes desde el comienzo del brote de la COVID-19. Se encargó de proporcionar el apoyo técnico necesario y de garantizar las sinergias con los esfuerzos del Gobierno», explicó Abdulkadir Ibrahim, coordinador nacional de la Red de personas que viven con el VIH/sida en Nigeria.

Junto con el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, ONUSIDA sirvió de enlace entre el sistema de las Naciones Unidas y el Gobierno, y facilitó la entrega de 2 millones de dólares estadounidenses al Gobierno, para que este se encargara de adquirir productos médicos de primera necesidad en situación de emergencia. Se garantizó de esta forma el uso de los suministros y los equipos en las instalaciones sanitarias públicas y por parte de los trabajadores sanitarios.

Naciones Unidas lanzó el Fondo Colectivo para la COVID-19 el pasado 6 de abril. Como parte de uno de los cuatro principios de unidad, el referente a la plataforma de inversión y financiación para la COVID-19, el Fondo Colectivo canaliza las aportaciones de los donantes a la respuesta a la COVID-19. ONUSIDA desempeñó un papel fundamental en su establecimiento, al trabajar mano a mano con el coordinador nacional de las Naciones Unidas y el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas para garantizar que esta plataforma de financiación pusiera a las personas y a las comunidades en el centro. ONUSIDA, ONU Mujeres y el Fondo de Población de las Naciones Unidas ayudaron a recaudar 6,5 millones de dólares estadounidenses para el compromiso de la sociedad civil y la comunidad, la protección social de los hogares más vulnerables y la documentación de las buenas prácticas de la comunidad.

Al anunciar su contribución de 50 millones de euros al Fondo Colectivo, el presidente de la delegación de la Unión Europea en Nigeria, Ketil Karlsen, afirmó: «El Fondo Colectivo para la COVID-19 nos brinda la oportunidad de cooperar y actuar rápidamente proporcionando una ayuda que contribuye a reforzar los servicios sanitarios y proteger a los más vulnerables». 

Quizás la aportación más importante de ONUSIDA a la respuesta a la COVID-19 en el país ha sido defender el aprovechamiento de la enorme infraestructura para el VIH con que cuenta Nigeria para luchar contra la COVID-19.

«Debemos incrementar los activos para el VIH sobre el terreno, no solo las instalaciones, sino también el número de sanitarios y voluntarios. Para luchar de manera efectiva contra la COVID-19, no podemos sino hacer partícipes a las comunidades para que ellas también lideren la respuesta», afirmó Erasmus Morah, director regional de ONUSIDA en Nigeria.

Juntos, el Gobierno de los Estados Unidos, la Agencia nacional para el control del sida, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, ONUSIDA, y el grupo de trabajo presidencial trazaron e iniciaron el compromiso de aproximadamente 100 000 sanitarios y voluntarios, para que fueran ellos quienes se ocuparan de la comunicación del riesgo, la movilización social, el rastreo de contactos y la atención domiciliaria.

La COVID-19 está lejos de dar tregua al país. Los casos siguen creciendo y el personal de las Naciones Unidas no ha escatimado en esfuerzos en ningún momento. Sin embargo, tal y como apunta el Sr. Kallon: «Las Naciones Unidas han de seguir trabajando y ayudando a las personas, al mismo tiempo que se garantice que el personal y sus familias dispongan de lo necesario para protegerse frente a la COVID-19». De acuerdo con esto, se estableció un centro para el aislamiento y el tratamiento de la COVID-19 como extensión de la clínica de las Naciones Unida para su personal, quien está en la primera línea de la batalla contra la enfermedad del coronavirus, y sus familias. 

Avanzando en la respuesta a la COVID-19, y apoyando continuamente al grupo de trabajo presidencial, el equipo nacional de las Naciones Unidas, incluida ONUSIDA, se está preparando para ayudar a Nigeria a hacer frente a las ingentes brechas en la preparación subnacional. En los próximos meses se abordarán cuestiones clave como la falta de medios de vida, el aumento de las vulnerabilidades y la inseguridad alimentaria, el mayor riesgo de violencia de género y el acceso limitado a los servicios sanitarios básicos.

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Press Statement

ONUSIDA acoge con agrado la decisión de Gabón de descriminalizar las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo

GINEBRA, 7 de julio de 2020 - ONUSIDA acoge con agrado la decisión de Gabón de descriminalizar las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Tras la votación en el Senado de Gabón del pasado 29 de junio de 2020, la aprobación de la decisión por parte del presidente supone que Gabón ha pasado a unirse al listado creciente de países africanos y de otros lugares que han derogado las leyes penales que ponían en el blanco y discriminaban a las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales (colectivo LGBTI).

«Aplaudo la decisión colectiva del Parlamento y el Gobierno de Gabón, así como de su presidente, de descriminalizar las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo», señaló Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de ONUSIDA. «Al dar este paso, Gabón está corrigiendo una enorme injusticia que se estaba cometiendo contra la comunidad LGBTI en el país».

El párrafo 5 del artículo 402, el cual criminalizaba las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, a las que imponía una pena máxima de seis meses en prisión y una multa de 5 millones de francos de la comunidad financiera africana, se insertó en el nuevo Código Penal de la República de Gabón durante el mes de julio del año 2019.  Ahora este párrafo se ha eliminado. Para ONUSIDA resulta alentador el hecho de que este paso atrás en términos de derechos humanos puede ser revocado rápidamente cuando las comunidades, la sociedad civil, los políticos y otros aliados aúnan fuerzas para reparar las injusticias.

El legitimar el estigma, la discriminación y la violencia contra el colectivo LGBTI; y el criminalizar las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo no hace sino impedir que las personas accedan y utilicen los servicios de prevención para el VIH, pruebas de detección y tratamiento. Asimismo, hace que aumente el riesgo de contraer el VIH entre este grupo de población. Supone también una profundísima violación de un derecho humano básico.

En el año 2019, en todos los rincones del globo, los hombres gais y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres corrieron 26 veces más riesgos de adquirir el VIH que el resto de hombres adultos.  Los prohibitivos marcos legales y políticos creados por el estigma y la discriminación son barreras clave para reducir de forma notable el número de nuevas infecciones por el VIH. Mientras ONUSIDA insta a eliminar estas leyes discriminatorias, un paso fundamental e inmediato sería dejar de aprobarlas.

«Se trata de un paso más que bienvenido hacia la igualdad del colectivo LGBTI en Gabón», añadió la Sra. Byanyima. «Desde aquí hago un llamamiento a al menos otros 69 países y territorios de todo el mundo que todavía criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo: hemos de hacer las cosas bien. Dejemos de criminalizar a las personas por a quién aman».

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Las destrezas y el saber locales ayudan a las organizaciones senegalesas lideradas por la comunidad

18 Junio 2020

Mascarillas faciales, desinfectantes y jabón. Paquetes de alimentos y dinero para pagar el alquiler. Información para saber cómo protegerte y proteger a tus seres queridos del virus. Y un largo etcétera.

Cuesta cubrir todas las necesidades que están surgiendo durante la pandemia de COVID-19. Sin embargo, las comunidades se están organizando y están siendo capaces de prestar servicios y proporcionar los bienes más básicos a las personas más faltas de recursos. Las comunidades que ya tuvieron que responder a otras epidemias están volcando las lecciones aprendidas antaño en la lucha para vencer a la COVID-19. 

«Las organizaciones lideradas por, y dirigidas a, las personas que viven con el VIH y los grupos de población clave están dirigiendo la puesta en marcha de todos aquellos programas que con urgencia se precisan para plantarle cara a la COVID-19 y proteger la salud y el bienestar de las comunidades», explicó Demba Kone, director nacional de ONUSIDA para Senegal.

Al igual que en muchos otros países de todo el mundo, en Senegal hay escasez de mascarillas y otros equipos de protección individual. Por ello, la organización no gubernamental Enda Santé dio con una solución rápida y eficiente: recurrir a los muchos sastres y costureras locales, quienes están totalmente preparados y tienen acceso al suministro de tejidos. Los profesionales de la costura respondieron a la llamada de «ven a trabajar con nosotros» y fabricaron miles de mascarillas de gran calidad en un tiempo récord y a muy bajo coste. Además, esta producción local significó que el dinero permaneció en la economía local, la cual se había visto extremadamente afectada por la pandemia.

Enda Santé también ha comenzado a negociar con los donantes que financian los programas para el VIH. Los fondos que se habían destinado a actividades relacionadas con el VIH que no se pudieron llevar a cabo debido a la situación se han reasignado para apoyar otras actividades referentes a la COVID-19 en las comunidades más afectadas.

El situar los recursos adecuados en el lugar adecuado resulta crucial para responder a los brotes, los cuales están viajando a gran velocidad de una comunidad a otra.  Por ese motivo, Enda Santé se propuso trabajar para identificar a aquellas comunidades más vulnerables y con mayores necesidades.

A partir de las estadísticas proporcionadas por el Gobierno y de su propio saber en cuanto a la demografía, la disponibilidad y la accesibilidad de los servicios sanitarios, Enda Santé se fijó en el nivel de pobreza de las comunidades, y trató de dar con aquellos barrios más superpoblados donde la gente tenía más dificultad para acceder a la atención sanitaria. Una cosa estaba clara: quienes más vulnerables eran al VIH, más vulnerables eran ahora también a la COVID-19.

Enda Santré concentró sus esfuerzos en esas comunidades, en las que repartió materiales de protección, movilizó a los líderes jóvenes y a las mujeres, y los formó para que fueran puerta a puerta explicando a la gente cómo protegerse, cómo identificar los casos y cómo trasladar al enfermo al centro de tratamiento.

Era evidente que las personas afectadas por el VIH con las que Enda Santé más se volcó (personas que viven con el VIH, trabajadores sexuales, personas que se inyectan drogas, y mujeres jóvenes y chicas adolescentes) habían perdido sus ingresos como consecuencia del confinamiento y estaban enfrentándose al triple impacto que en sus vidas habían tenido el VIH, la COVID-19 y la pobreza. En respuesta a sus necesidades, Enda Santé organizó el reparto de alimentos y las transferencias de dinero.

Daouda Diouf, director ejecutivo de Enda Santé, se detiene a reflexionar sobre el proceso: «Ya habíamos aprendido a realizar todo este trabajo en el contexto del VIH, por lo que decidimos extraer las lecciones aprendidas a lo largo de los 25 años de respuesta al sida y llevarlas a la lucha contra la COVID-19. Actuar rápido, lograr el compromiso de los miembros de la comunidad, ponerlos en el centro del trabajo, fomentar la atención puerta a puerta, adelantarse al riesgo de transmisión, suministrar paquetes de prevención, etc. Conseguimos actuar de inmediato».

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Nace en Guinea un nuevo grupo de la comunidad del VIH para luchar contra la COVID-19

12 Junio 2020

Las comunidades siempre han desempeñado un papel muy importante en la lucha contra las epidemias en África. En la respuesta al VIH, la implicación de la comunidad ha quedado recogida en un principio clave: nada para nosotros sin nosotros. Desde el comienzo de la respuesta al sida, la sociedad civil ha estado en primera línea, desde donde ha solicitado acceso al tratamiento, ha luchado por el respeto a los derechos humanos y ha apoyado los servicios para el VIH liderados por la comunidad.

En Guinea, gracias al compromiso de la comunidad, se han ido mejorando de manera continua los programas para el VIH y se ha avanzado considerablemente en materia de pruebas de detección, prevención, adherencia al tratamiento y apoyo psicológico. La promoción y la defensa de los derechos humanos constituyen también el eje central de las comunidades. El compromiso de la comunidad ha contribuido a abordar el estigma y la discriminación, ha permitido supervisar la calidad de los servicios y ha hecho posible asumir nuevos retos.

Con las lecciones aprendidas a partir del brote de ébola en el país en el periodo comprendido entre los años 2013-2016, no había duda alguna de que, en la respuesta a la COVID-19, era más que necesaria la participación activa de las comunidades y del público en general. Así fue como hace poco nació la Plataforma nacional de organizaciones de la sociedad civil para el VIH y la tuberculosis (PNOSC-HIV/TB, por sus siglas en inglés). PNOSC-HIV/TB contó desde sus inicios con el apoyo técnico y económico de ONUSIDA, aunó a 28 asociaciones y fue fundamental en el desarrollo del plan de contingencia para reducir el impacto de la COVID-19 en los servicios sanitarios, en particular en los relacionados con el VIH.

Centrada en las personas encarceladas y en quienes residen en campos de refugiados y ciudades solidarias (donde viven las personas con discapacidad), PNOSC-HIV/TB colabora muy activamente para prevenir la COVID-19, y se encarga sobre todo de concienciar sobre la importancia del distanciamiento social a través de mediadores de la comunidad, artistas locales, medios de comunicación, y actividades de divulgación puerta a puerta.

La plataforma presta atención psicológica mediante una línea de ayuda telefónica atendida por dos redes de personas que viven con el VIH, una de las cuales se ocupa de los grupos de población clave. PNOSC-HIV/TB también trabaja para promover y hacer extensible a todo el país la estrategia de la dispensación multimensual para la terapia antirretrovírica.

«PNOSC-HIV/TB nos permitirá alzar la voz a una, defender más nuestra misión, y organizar y fortalecer nuestra aportación a la lucha contra la COVID-19 y la erradicación del sida en Guinea para 2030», insiste Mahawa Diallo Sylla, presidenta de PNOSC-HIV/TB.

PNOSC-HIV/TB también participa en el Observatorio de tratamientos de la comunidad, el cual supervisa el respeto de los derechos humanos en el contexto de la COVID-19 y denuncia sus violaciones al Gobierno y al Instituto Nacional de los Derechos Humanos.

«Estoy impresionado por el enorme empeño demostrado por el PNOSC-HIV/TB para cerrar la brecha en lo referente a su participación en la respuesta nacional al VIH. Tengo la convicción de que el impulso y la energía que han demostrado desde su puesta en marcha tendrán un impacto duradero en las respuestas al VIH y a la COVID-19 en Guinea», recalca Dado Sy Kagnassy, director nacional de ONUSIDA para Guinea.

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La respuesta nunca está en fijar el objetivo en las trabajadoras sexuales

08 Junio 2020

Cuando el Gobierno de Camerún ordenó que nadie podría moverse de sus hogares como parte de la respuesta a la COVID-19, Marie-Jeanne Oumarou (nombre ficticio) salió corriendo a comprar comida, cogió a sus tres niños y se los llevó al campo.

Con sus hijos ya en buenas manos, solo deseó poder seguir trabajando.

«Jamás imaginé lo difícil que sería el confinamiento», confiesa. «Para nosotras, las trabajadores sexuales, no tiene ningún sentido».

En los últimos diez años la Sra. Oumaro conoció lo mejor y lo peor de lo que en Yaundé, la capital de Camerún, se conoce como couloirs, las zonas de los pequeños hoteles en los que ejercen las trabajadoras sexuales. Abandonada y con tres niños pequeños, en el año 2010 recurrió al trabajo sexual para sobrevivir.  Poco a poco logró conocer a distintas mujeres mayores, antiguas trabajadoras sexuales, a las que paga dinero para poder acceder a lugares seguros en los que trabajar. Sin embargo, la COVID-19 ha cambiado su vida de la noche a la mañana. 

«Los hoteles estaban cerrados, apenas había clientes, la policía estaba constantemente controlando, así es imposible sobrevivir», señala.

Denise Ngatchou, directora ejecutiva de Horizons Femmes, una organización no gubernamental que ayuda a las mujeres vulnerables, cuenta lo mucho que le impresionó el que las trabajadoras sexuales se convirtieran, de pronto, en el blanco.

«La policía detenía y encerraba a las mujeres, sin dar ninguna información», relata. «Nos sentíamos totalmente indefensas y no podíamos hacer nada, ya que era el Gobierno el que tenía todo el poder respecto a las medidas frente a la COVID-19».

Rosalie Pasma, directora de uno de los centros de acogida de Horizons Femmes, tuvo que encogerse de hombros para mostrar su acuerdo durante una entrevista por Skype.

«Todo se complicó muchísimo más durante la COVID-19», insiste. «Sufrimos directamente el confinamiento por más de un motivo. Ha habido mujeres que no han podido acudir a sus revisiones por falta de transporte, por ejemplo, y nuestro asesor legal tampoco ha sido capaz de acceder a las comisarías para defender a las mujeres arrestadas».

La Sra. Ngatchou se encargó de canalizar todo, porque, para ella, no había razón para rendirse. Horizons Femmes juró ante todo mantenerse abierta. Un mínimo de la plantilla trabajó incansablemente e hizo horas extra para seguir realizando pruebas del VIH y prestando otros servicios respetando siempre las medidas de prevención. 

«La gente nos decía que interrumpiéramos todas nuestras actividades de concienciación sobre el terreno, pero las mantuvimos todo lo que pudimos. Aconsejamos a las mujeres respecto a las medidas para prevenir la enfermedad del coronavirus, de manera que todas conocieran los posibles riesgos», explica.

Asimismo, continuaron repartiendo mascarillas y lanzaron un proyecto de crowdfunding para adquirir más equipos de protección. Lo que más entristece a la Sra. Ngatchou es que muchísimas cosas sucedieron ante sus propios ojos y ni tan siquiera pudo hacer nada.

«El suavizar las leyes contra el trabajo sexual y el poner fin a los arrestos arbitrarios de trabajadoras sexuales realmente supondría una enorme diferencia para nosotras», advierte.

Al final, está convencida de que el castigar a las trabajadoras sexuales no hace sino empeorar la situación.

«¿Tú no crees que, si las trabajadoras sexuales se esconden, tienen más posibilidades de trabajar e infectar e infectarse que si dispusieran de una estructura que las ayudase?», plantea.

Reflexionando sobre sus propias palabras, añade que esta idea hace referencia tanto a la COVID-19 como al VIH.

A principios de abril, ONUSIDA y la Red global de proyectos de trabajo sexual hicieron saltar las alarmas y llamaron la atención sobre la crueldad y los problemas a los que se enfrentaban las trabajadoras sexuales en todo el mundo. Instaron a los países a garantizar el respeto, la protección y el cumplimiento de los derechos humanos de las trabajadoras sexuales.

«Las autoridades tienen que llegar a entender que no promovemos el trabajo sexual, sino la buena salud», recalca la Sra. Ngatchou. «Esa y solo esa es la prioridad».

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Lecciones aprendidas del VIH para la COVID-19 en Senegal

03 Junio 2020

Los cuarenta años de respuesta a la epidemia del VIH nos han proporcionado una experiencia más que notable con relación a lo importante que es, ante cualquier epidemia, adoptar un enfoque basado en los derechos humanos.  ONUSIDA ha hablado con Abdoulaye Ka, responsable de cuestiones relacionadas con los derechos humanos en el Centro nacional para el control del sida en Senegal (conocido en el país como CNLS), sobre las lecciones que el CNLS ha aprendido de la respuesta al VIH y se pueden aplicar a la lucha contra la COVID-19.

¿Cómo está gestionando Senegal el estigma y la discriminación durante la pandemia de la COVID-19?

Gracias a la enorme experiencia que tenemos luchando contra el estigma y la discriminación relacionados con los servicios para el VIH, el CNLS ha logrado centrar la atención del comité para la gestión nacional de la COVID-19 y de la opinión pública en la importancia de desarrollar materiales de comunicación adaptados a las distintas comunidades. El implicar a las comunidades afectadas en la definición, puesta en marcha y seguimiento de los programas para la COVID-19 nos ha ayudado sobremanera a reducir el estigma en torno a la enfermedad.

El secretario ejecutivo del CNLS ha comparecido en infinidad de ocasiones para explicar lo importantísimo que es simplificar los mensajes dirigidos a las comunidades, con el fin de ayudarlas a desarrollar sus propias respuestas comunitarias.

La unidad de atención psicológica en Dakar recibe también el apoyo del CNLS para incorporar las lecciones aprendidas de la experiencia con el VIH y el estigma y la discriminación a su trabajo contra la COVID-19.

¿Qué medidas se están tomando en Senegal para hacer frente a las consecuencias socioeconómicas de la COVID-19?

Para responder al impacto socioeconómico de la COVID-19 sobre las personas y los hogares, Senegal ha desplegado un programa de resiliencia social y económica y ha destinado un presupuesto de 1 billón de francos de África occidental (alrededor de 1600 millones de dólares estadounidenses) para apoyar a los sectores económicos más afectados por la crisis, y facilitar una ayuda alimentaria a los más vulnerables. En total, se han asignado 59 000 millones de francos de África occidental (en torno a 100 millones de dólares estadounidenses) para la compra de alimentos para el millón de hogares que los necesitan.

En concreto, el CNLS ha aunado fuerzas con ONU-Mujeres para incrementar la resiliencia de las mujeres que viven con el VIH mediante el suministro de comida y productos de higiene.

¿Cómo es la respuesta a la COVID-19 en Senegal a la hora de responder a las necesidades concretas de las personas que viven con el VIH?

Con el fin de responder a las necesidades identificadas por la red nacional de personas que viven con el VIH, el país está facilitando la dispensación multimensual de medicamentos antirretrovirales, de acuerdo con las pautas de la Organización Mundial de la Salud. Estamos colaborando con proveedores de servicios y comunidades para evaluar las necesidades y evitar roturas de stock.  

El CNLS también ha habilitado para las personas que viven con el VIH un teléfono gratuito en el Centro de Dakar especializado en la terapia antirretrovírica. De la misma forma, ha creado un grupo de WhatsApp para todos los directores de los centros que suministran tratamientos antirretrovíricos y a través de él les proporciona recomendaciones sobre cómo adaptar la prestación de asistencia a las personas que viven con el VIH, incluyéndose aquí los procedimientos relacionados con el reparto de medicación para, al menos, tres meses.

¿Qué misión tienen a día de hoy las organizaciones basadas en la comunidad?

Las organizaciones y las redes de la comunidad llevan tiempo siendo esenciales para la respuesta al sida, debido al papel central que desempeñan, ya que incrementan la concienciación social, proporcionan información, destierran mitos y desmienten la información falsa, y se encargan de acercar los servicios a los grupos de población marginados y vulnerables.

Ahora más que nunca, los actores de la comunidad han de ser apoyados para que puedan innovar y garantizar los servicios necesarios. Deben ser reconocidos como proveedores de servicios esenciales para la respuesta al VIH y a la COVID-19.

En Senegal, los proveedores de servicios han innovado rápidamente en el contexto de la COVID-19. Por ejemplo, han recurrido a sistemas de cita previa para evitar la coincidencia de muchas personas a la misma hora y en la misma institución, y también han desarrollado sesiones formativas virtuales.

Asimismo, actualmente el CNLS está ofreciendo apoyo logístico a las personas que viven con el VIH, al hacerse cargo de la distribución por parte de la comunidad de los medicamentos antirretrovíricos.

El derecho a la información está recogido en la Constitución de Senegal. ¿Qué papel desempeña la información a la hora de prevenir y proteger frente a las epidemias?

El CNLS muy rápidamente elaboró mensajes, notas de prensa y carteles que se difundieron por las redes sociales para que las personas tuvieran claras las medidas de prevención que se debían adoptar contra la COVID-19, sobre todo en el caso de las personas que viven con el VIH. También informamos en tiempo real a las personas que viven con el VIH de los datos que se iban conociendo con relación al VIH y a la COVID-19.

Para toda la información se utilizó un lenguaje sencillo, y se intentó por todos los medios evitar todos los bulos y las noticias falsas que socavaran la utilización de los recursos sanitarios, incluyéndose aquí los servicios de vacunación, esenciales para velar por la salud de las personas, sobre todo de los niños que viven con el VIH.

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«Si a la gente se le pide que se aísle, hemos de tener la certeza de que cuentan con alimentos y medicación»

26 Mayo 2020

Cuando las tiendas y los mercados de productos no esenciales cerraron en Senegal en respuesta al brote de la COVID-19 en el país, y se prohibieron, además, los movimientos entre regiones, muchas personas que trabajaban en el sector informal, entre ellas mucha gente que vive con el VIH, perdieron todos sus ingresos. El hambre comenzó a acercarse a muchos de forma tremendamente peligrosa.

En tan solo unos días, la Red nacional de asociaciones de personas que viven con el VIH en Senegal (RNP+, por sus siglas en inglés) se movilizó y dio a conocer a todos sus miembros las opciones de ayudas para alimentos que el Gobierno había puesto a disposición de un millón de hogares. Al mismo tiempo, empezó a asesorar a las personas, con el fin de evitar los contagios de la enfermedad del coronavirus.

«Si a la gente se le pide que se aísle, hemos de tener la certeza de que cuentan con alimentos y medicación». Las comunidades de personas que viven con el VIH se ayudan unas a otras a cuidarse, a aislarse, a acceder a la medicación cuando se necesita y a cuidar de las familias de los otros», explica Soukèye Ndiaye, presidenta de RNP+.

Los líderes de las comunidades y las organizaciones no gubernamentales están desempeñando un papel muy activo en Senegal, donde se encargan de proporcionar información clara y precisa para evitar el pánico, y se enfrentan al estigma y la discriminación, tanto contra el VIH como contra la COVID-19. RNP+ se ocupa de monitorizar la respuesta a la COVID-19 a medida que esta se desarrolla, se fija en cómo esta está afectando a los más vulnerables y llama la atención del Gobierno y los proveedores de servicios con relación a los problemas urgentes.

Su actuación conjunta con la Alianza nacional de comunidades para la salud y ENDA Santé permitió a RNP+ distribuir más de 200 lotes de alimentos y productos de higiene a las familias más pobres que viven con el VIH. La Oficina regional de ONUSIDA en el país ha dado también un paso al frente para proporcionar una cantidad económica capaz de garantizar que el programa Una familia-Un kit siga prestando ayuda a las personas que más lo necesitan.

RNP+ está defendiendo asimismo la posibilidad de financiar a las personas que viven con el VIH con el fin de facilitarles el viajar a los centros sanitarios, ya que se han incrementado los gastos relacionados con los transportes. Asimismo, trata incansablemente de conseguir un apoyo económico para aumentar el alcance del trabajo de los sanitarios de la comunidad, quienes están contribuyendo sobremanera al suministro de la terapia antirretroviral.

Durante la pandemia de la COVID-19, resulta vital garantizar la continuidad del tratamiento del VIH distribuyendo suministros multimensuales de terapia antirretroviral. Aunque RNP+ ha instado al Gobierno para que todas las personas que viven con el VIH dispongan de reposiciones multimensuales, la debilidad de la cadena de suministro, incluyéndose aquí la valoración inadecuada por parte de algunas clínicas de las necesidades de suministros de terapia antirretroviral y la irregularidad de los suministros a nivel central, han hecho que no todas las personas estén recibiendo los medicamentos que necesitan. ONUSIDA le está prestando su apoyo al Gobierno para seguir los pedidos de medicinas antirretrovirales y reforzar la cadena de suministro.

El papel de las comunidades, principalmente de las comunidades de los más vulnerables, es vital en esta era de la COVID-19 que estamos viviendo. «La historia de la epidemia del VIH nos ha dejado claro que la respuesta a una epidemia solo es efectiva si las comunidades afectadas están plenamente integradas en la respuesta, desde su planificación hasta su puesta en marcha y supervisión. Solo así será una respuesta basada en las realidades y las necesidades de todos», apunta Demba Kona, directora regional de ONUSIDA para Senegal.

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Homenaje a Charles Domingo Noubissi

01 Mayo 2020

«El baobab ha caído», fue el post sobre un fondo negro que Francine Nganhale publicó en Facebook el 30 de abril de 2020.

Su marido, Charles Domingo Noubissi, había fallecido.

Para muchos parecía imposible, porque el Sr. Noubissi tenía un espíritu tremendamente luchador. A pesar de sus problemas de salud, rara vez faltaba a una reunión para defender la respuesta al sida.

Como presidente de la junta de directores de la Red de asociaciones de personas que viven con el VIH en Camerún, se convirtió en un pilar de la respuesta al sida no solo en su país, sino en toda la región.  

Lo echaremos enormemente de menos. Desde aquí le agradecemos su liderazgo y compromiso a lo largo de todos estos años. No hay palabras para agradecerle su papel como referente en la respuesta al sida liderada por la comunidad.

ONUSIDA tuvo el gran placer de entrevistar a Charles Noubissi y a su mujer en el año 2019, y ambos demostraron ser dos personas muy orgullosas de vivir con el VIH. Esta es su historia:

El derecho a revelar tu propio estado serológico

El derecho a revelar tu propio estado serológico

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Los grupos de las comunidades reparten medicamentos en la aislada República Centroafricana

21 Noviembre 2019

Zemio es una ciudad apartada del mundo. En esta remota área suroriental de la República Centroafricana son pocos los convoyes que logran pasar y resulta complejo hacer llegar suministros. Apenas hay infraestructuras y los controles ilegales en manos de hombres armados copan las carreteras.

Debido al conflicto, hay más de 40 000 personas desplazadas en la zona y al menos 30 000 se han visto obligadas a huir a las regiones vecinas de Sudán del Sur y la República Democrática del Congo.

Según el Gobierno, la región de Haut-Mbomou, donde se ubica Zemio, concentra la mayor prevalencia del VIH de la República Centroafricana: un 12 % (más del triple que el resto del país). 

Sin embargo, los grupos de terapia antirretrovírica de la comunidad, creados en 2016 por Médicos Sin Fronteras, están ayudando a las personas que viven con el VIH a apoyarse y ayudarse las unas a las otras.

En Zemio, los grupos de terapia antirretrovírica de la comunidad son un halo de esperanza en medio de un conflicto olvidado.

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Invertir en las comunidades para lograr un cambio en África occidental y central

09 Octubre 2019

África occidental y central, hogar de 5 millones de personas que viven con el VIH, no está en el buen camino para poner fin al sida en 2030. Cada día más de 760 personas se infectan por el VIH en la región y solo 2,6 millones de personas que viven con el VIH de los 5 millones que hay están en tratamiento.

La insuficiente voluntad política, los precarios sistemas sanitarios y el frágil apoyo que reciben las organizaciones de la comunidad, así como barreras tales como la criminalización relacionada con el VIH, son los obstáculos más significativos que nos encontramos para el progreso. Con el plan de aceleración regional lo que se persigue es ayudar a la región a alcanzar el objetivo de triplicar el número de personas que reciban una terapia antirretrovírica para 2020 y lograr el control de la epidemia. Si bien se está progresando, lo cierto es que no se está haciendo al ritmo necesario. Los niños suponen una principal preocupación, pues solo el 28 % de los menores de 15 años que viven con el VIH en la región tienen acceso al tratamiento antirretrovírico.

«Necesitamos políticas y programas que se centren en las personas y no en las enfermedades, para asegurarnos de que las comunidades estén plenamente comprometidas desde el principio en el diseño, la planificación y la puesta en marcha de estrategias en materia de salud», señaló Gunilla Carlsson, Directora Ejecutiva en funciones de ONUSIDA en la sexta conferencia de reposición del Fondo mundial de lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria que se celebró en Lyon, Francia, los días 9 y 10 de octubre.

Tenemos muchos ejemplos de cómo, al invertir en las comunidades, podemos cambiar la situación. «La respuesta es más rápida y más eficiente cuando es llevada a cabo por los más interesados», confesó Jeanne Gapiya, quien lleva años viviendo con el VIH y preside ANSS, la asociación nacional y no gubernamental de Burundi que brinda apoyo a seropositivos y pacientes con sida en el país.

La prevención y las pruebas del VIH dirigidas por la comunidad son muy efectivas, particularmente en el caso de los grupos marginados. «A la mayoría de las personas a las que las comunidades realizaron las pruebas no se había podido llegar antes, lo que demuestra plenamente cómo las organizaciones de la comunidad son únicas y esenciales», insistió Aliou Sylla, director de Coalition Plus Afrique.

El reducir el número de las nuevas infecciones por el VIH entre niños y el garantizar que las mujeres tengan acceso a los servicios que precisen sigue siendo uno de los mayores desafíos de la región. Las redes de madres que viven con el VIH y se apoyan unas a otras para estar sanas y ayudar a que sus hijos nazcan libres del virus han resultado ser una fórmula efectiva para mejorar tanto la salud de las madres como la de sus hijos.

«Nuestro enfoque basado en la comunidad funciona, está funcionando. En los sitios en los que estamos trabajando hemos logrado el objetivo de cero nuevas infecciones entre niños y todos los niños que acuden a nosotros están en tratamiento», explicó Rejae Zio, de Sidaction.

La financiación continúa siendo un problema y, aunque los recursos totales para la respuesta al sida han aumentado y el VIH sigue siendo la mayor área prioritaria para la asistencia al desarrollo para la salud, las inversiones nacionales representan solo un 38 % de los recursos totales disponibles para el VIH en África occidental y central, mientras que en el resto del mundo el porcentaje es de un 57 %. Para lograr la acción acelerada en la respuesta nacional, se necesitan mayores inversiones nacionales reforzadas por un apoyo más fuerte por parte de donantes internacionales. Bintou Dembele, directora ejecutiva de ARCAD-Sida, en Mali, expresó: «Contamos con la experiencia de la comunidad, pero carecemos de los fondos para satisfacer la necesidad existente».

Los enfoques basados en la comunidad reciben cada vez un mayor apoyo en la región. Conscientes de la importancia del trabajo llevado a cabo por la comunidad, Expertise France y el Instituto de la sociedad civil para la salud y el VIH en África occidental y central anunciaron una nueva forma de colaboración y trabajo conjunto el pasado 9 de octubre. «El instituto reúne a 81 organizaciones de 19 países que quieren asegurar mejor la influencia política mundial y nacionalmente, e impulsar la pericia de la sociedad civil en lo concerniente a la ejecución de los programas. Esta nueva colaboración supone un reconocimiento a nuestra importantísima contribución», destacó Daouda Diouf, director de Enda Santé y presidente del comité directivo del instituto. «La situación en África occidental y central continúa siendo una prioridad. Está claro que los enfoques basados en la comunidad son ágiles y adecuados para responder a las pandemias», corroboró Jeremie Pellet, de Expertise France.

El cambio a un enfoque basado en las personas ha estado en la base de las reformas en la región. Una solución general creciente para acelerar la respuesta y fortalecer los enfoques dirigidos por la comunidad que han resultado funcionar que transmite esperanza para el futuro de la epidemia del VIH en África occidental y central.

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